De la hegemon¨ªa a la dominaci¨®n
Hace unos meses denunci¨¢bamos (v¨¦ase EL PA?S, 18 de noviembre de 2002) el veto a un art¨ªculo de ?lvaro Marchesi, en la Revista de Educaci¨®n, publicaci¨®n dependiente del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte. Que una revista acad¨¦mica financiada con fondos p¨²blicos decida retirar un art¨ªculo cient¨ªfico porque el mismo es cr¨ªtico con la futura Ley de Calidad de la Educaci¨®n es un hecho inaceptable en una sociedad democr¨¢tica y empobrece, adem¨¢s, el progreso cient¨ªfico, intr¨ªnsecamente asociado a la diversidad de opiniones expuestas con el debido rigor metodol¨®gico y anal¨ªtico. No creemos, sin embargo, que sea ¨¦ste un hecho aislado, sino una muestra m¨¢s del estilo pol¨ªtico que parece caracterizar en los ¨²ltimos tiempos al Gobierno espa?ol, y, especialmente, al Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte: el recurso al autoritarismo para resolver las situaciones pol¨ªticamente comprometidas para sus intereses. Ante tal situaci¨®n, cabe preguntarse por qu¨¦ un Gobierno que ha gozado durante algunos a?os de una notable aceptaci¨®n social recurre a unas formas de dominaci¨®n tan arcaicas. Quiz¨¢ la respuesta pueda encontrarse en Gramsci.
Antonio Gramsci hizo uso del concepto de hegemon¨ªa para referirse al modo en que el poder gobernante se gana el consentimiento de las clases subalternas. La hegemon¨ªa se distingue de la ideolog¨ªa en el hecho de que esta ¨²ltima puede ser impuesta por medio de la coerci¨®n. A diferencia de la ideolog¨ªa, la hegemon¨ªa no necesita recurrir a formas autoritarias para asegurarse la adhesi¨®n de los ciudadanos, ya que ¨¦stos construyen sus lecturas de la realidad desde un ¨²nico universo de significado posible. Cuando se debilita esa adhesi¨®n, sin embargo, reaparecen formas de dominaci¨®n basadas en la fuerza y la coerci¨®n. Es en esta fase en la que parece estar el actual Gobierno, al menos en lo que respecta a la pol¨ªtica educativa. El retorno de la dominaci¨®n es sin duda el indicio m¨¢s claro de una derecha en crisis, incapaz de seguir produciendo discursos hegem¨®nicos que generen adhesi¨®n espont¨¢nea. Apuntaremos aqu¨ª algunos s¨ªntomas del retorno a la dominaci¨®n en el terreno de la pol¨ªtica educativa:
a) Un estilo pol¨ªtico que, cuando lo necesita, se apropia indebidamente de lo p¨²blico. Espacios e instituciones p¨²blicas, a priori independientes, son apropiadas para la defensa de intereses particulares. Un claro ejemplo de esta apropiaci¨®n de lo p¨²blico se produce en una reciente pol¨ªtica de concertaci¨®n de la ense?anza privada que no distingue entre centros de inter¨¦s p¨²blico y centros de ¨¦lite.
b) Negaci¨®n de la evidencia. Desde el ministerio se niegan no s¨®lo opiniones sino hechos contrastados, cuando los mismos son disfuncionales a su l¨ªnea pol¨ªtica e ideol¨®gica. Es llamativo, por ejemplo, que se niegue la evidencia de que la implantaci¨®n del bachillerato LOGSE haya permitido reducir sustancialmente el fracaso escolar en los ¨²ltimos a?os. O lo es tambi¨¦n afirmar que la calidad de la ense?anza no depende del gasto p¨²blico por estudiante, cuando los informes de la OCDE (tan recurridos para legitimar la Ley de Calidad) evidencian tal dependencia. Cuanto m¨¢s cient¨ªficamente sustentada es la discrepancia, m¨¢s parecen activarse los mecanismos para anularla.
c) Es tambi¨¦n sintom¨¢tica la aceleraci¨®n de las reformas educativas que ha caracterizado la presente legislatura. En s¨®lo dos a?os van a completarse reformas que tendr¨¢n efectos en todos los niveles de la ense?anza reglada (LOU, LOCE y LFP). Independientemente del contenido de dichas leyes, resulta preocupante que se aprueben en tan poco tiempo tres leyes que van a tener un profundo impacto en el sistema de ense?anza. La ventaja pol¨ªtica en este caso pasa por delante del necesario consenso que debe orientar aquellos cambios que afectan a toda la sociedad. De nada han servido las peticiones de di¨¢logo, las protestas y las movilizaciones de la ciudadan¨ªa. El ministerio ha hecho o¨ªdos sordos a todo ello, prescindiendo incluso del posible coste pol¨ªtico que pueda comportar el aprobar medidas tan contestadas por los propios profesionales afectados y por la sociedad en general.
d) La informaci¨®n es manipulada con objeto de servir adecuadamente a los intereses del Gobierno. La alteraci¨®n de definiciones de variables educativas b¨¢sicas y de agregados de gasto educativo ha provocado recientemente la ruptura de diferentes series estad¨ªsticas en las publicaciones oficiales, restando transparencia a la intervenci¨®n p¨²blica. Un ejemplo notable de este proceder lo constituye la modificaci¨®n reciente de la definici¨®n de becario: los estudiantes miembros de familia numerosa han pasado a engrosar las menguantes filas de los becarios.
e) El proceso de construcci¨®n de ideolog¨ªa cuenta con sus propios intelectuales org¨¢nicos, cuya labor es retribuida adecuadamente. As¨ª lo demuestran las becas (¨¦stas s¨ª generosas) o subvenciones concedidas por el ministerio a los actores m¨¢s activos en la apolog¨ªa de la LOU o de la LOCE.
Incapaz de seguir generando adhesi¨®n social, la pol¨ªtica educativa actual ilustra las peores formas de gobierno. Unas formas que prescinden de legitimarse pol¨ªtica y socialmente. Un estilo pol¨ªtico, en definitiva, que es el que caracteriz¨® hist¨®ricamente a la derecha: el que antepone los intereses particulares a los intereses de Estado.
Xavier Bonal es profesor titular de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y Jorge Calero es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Barcelona.
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