Todo el mundo a la espera: Gobierno, Congreso y ciudadan¨ªa
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar intent¨® ayer modificar la t¨¢ctica que ha venido desarrollando en las ¨²ltimas semanas respecto a la crisis de Irak y que tan malos resultados le ha dado cara a la opini¨®n p¨²blica.
El presidente del Gobierno acept¨® acudir otra vez al Congreso, aprob¨® que hubiera r¨¦plicas, y, sobre todo, se agarr¨® con todas sus fuerzas a la resoluci¨®n aprobada el pasado lunes por la Uni¨®n Europea para intentar romper el aislamiento que rodea a su partido y a su Gobierno. La nueva t¨¢ctica parece clara: romper formal, o virtualmente, esa soledad pol¨ªtica; negar que haya asumido ya un compromiso con George W. Bush y acusar reiteradamente al l¨ªder de la oposici¨®n, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de oportunismo electoral y falta de responsabilidad. En el fondo, el debate sobre Sadam Hussein qued¨® ayer algo disminuido: la principal acusaci¨®n esgrimida por Aznar fue que el r¨¦gimen iraqu¨ª no cumple las resoluciones de la ONU, algo con lo que todo el mundo est¨¢ de acuerdo pero sobre lo que existe divergencia de valoraci¨®n.
Al o¨ªr al presidente Aznar parec¨ªa como si no hubiera existido la ¨²ltima reuni¨®n del Consejo de Seguridad
El debate no fue muy brillante. Los diputados del PP, todav¨ªa angustiados por el enorme alcance de las manifestaciones del fin de semana, agradecieron a Aznar el esfuerzo por recomponer algunos platos rotos. "Ha sido una buena idea venir al Congreso antes de ir a Tejas", reconoc¨ªa un parlamentario popular con mucha experiencia y muy preocupado por el efecto que puede tener ahora otra foto "familiar" de Aznar y George Bush. El Gobierno en pleno, salvo Rodrigo Rato que lleg¨® tarde, se lanz¨® tambi¨¦n en los pasillos en una amplia operaci¨®n de relaciones p¨²blicas con los medios de comunicaci¨®n.
Pero ayer Aznar dio sobre todo la impresi¨®n de que necesita ganar tiempo, unos pocos d¨ªas, sin que se rompan m¨¢s platos, a la espera de que Colin Powell encuentre una salida m¨¢gica que permita el consenso, o de que Francia acepte la so?ada segunda resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que legalice el ataque militar norteamericano. Algo que le permita al presidente del Gobierno recomponer la cacharrer¨ªa que, seg¨²n todas las encuestas, est¨¢ destrozada. "Lo preocupante", admit¨ªa un parlamentario popular, "es que ese pegamento s¨®lo puede llegar de fuera. Ya no depende de nosotros".
Lo m¨¢s sorprendente ayer en la intervenci¨®n de Aznar fue que no nombr¨® ni una sola vez la reuni¨®n del Consejo de Seguridad del pasado d¨ªa 14. Habl¨® del acuerdo de ¨²ltima hora de la OTAN; se felicit¨® del consenso de m¨ªnimos de la UE, pero ni una palabra de la reuni¨®n de Nueva York. Escuch¨¢ndole parec¨ªa como si la ministra Ana Palacio hubiera mantenido en la ONU la misma posici¨®n que sus colegas franc¨¦s o alem¨¢n y que jam¨¢s hubiera defendido una postura radicalmente distinta.
Pero los diputados estaban mejor de memoria. Fue Zapatero quien se lo record¨®: "Me sent¨ª mejor representado por el ministro franc¨¦s que por la ministra espa?ola". Zapatero, como jefe de la oposici¨®n, fue uno de los protagonistas del debate, pero no el ¨²nico. Dado que el principal objetivo del PP era escenificar la ruptura de su aislamiento, importaba mucho escuchar al portavoz de CiU. Xavier Trias se movi¨® con soltura entre arenas movedizas: los miles de manifestantes de Barcelona y su deseo de no hacer nada que beneficie a los socialistas, en general, y a Pasqual Maragall, en particular.
Pero en general, con mayor o menor solidez, todos los grupos fueron planteando el mismo problema: apoyar la resoluci¨®n de la UE est¨¢ bien, pero no significa gran cosa, porque es un texto ambiguo respecto al problema central de la crisis: ?est¨¢ legitimado Estados Unidos para desencadenar un ataque militar sobre Irak?
Eso lo tiene que decidir el Consejo de Seguridad, pero resulta que Espa?a forma parte de ese poderoso organismo y ayer, en el Parlamento, todos los grupos le pidieron al presidente que cambiara de postura, que diera un giro a la posici¨®n manifestada ya por la ministra Palacio. Pero Aznar se neg¨® a adelantar o explicar cu¨¢l ser¨¢ el comportamiento de Espa?a en las pr¨®ximas reuniones del m¨¢ximo ¨®rgano de la ONU. Tal vez porque espera ese impulso exterior que aclare el oscuro panorama actual y mejore su dif¨ªcil situaci¨®n o porque cree que no tiene porque exponerse antes de tiempo. Lo que sea, ya llegar¨¢.
Y as¨ª, a la espera, sin tener constancia de lo que har¨¢ el Gobierno Aznar, contando los d¨ªas hasta que se pronuncie el Consejo de Seguridad de la ONU, quedaron todos los grupos, partidos pol¨ªticos y ciudadanos espa?oles.
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