Siniestro(a)
Seg¨²n los cronistas evang¨¦licos, cuando Cristo expir¨® en la cruz ten¨ªa al buen ladr¨®n a su derecha y al mal ladr¨®n a la siniestra. Desde entonces, el latinajo sinister fue adquiriendo tantas acepciones peyorativas que no s¨®lo se convirti¨® en sin¨®nimo de malintencionado, funesto o desgracia inesperada, sino que, adem¨¢s, sembr¨® en la conciencia de los cat¨®licos una aversi¨®n natural hacia el lado opuesto a la derecha del Padre. El Cardenal Cisneros, que a comienzos del XVI encomend¨® a los gram¨¢ticos de Alcal¨¢ de Henares la elaboraci¨®n de la Biblia Pol¨ªglota, fue testigo de c¨®mo los ling¨¹istas se empecinaban en la etimolog¨ªa latina, mientras que el pueblo, harto del malhadado t¨¦rmino, lo sustitu¨ªa por otro menos aciago. Lo que hizo el vulgo fue tomar del vasco la palabra ezquerra, con lo que el asunto quedaba m¨¢s o menos resuelto. Sin embargo y pese a todo, la cultura occidental y cat¨®lica siempre ha mantenido esa antipat¨ªa cong¨¦nita a todo cuanto no sea derecha derecha (directus latino), y ha condenado hasta el aburrimiento a su contrario, ya se llame siniestra, izquierda o zurdilandia. Nuestra propia vida es consecuencia de esa vieja ojeriza. Si circulamos por la derecha no es por un acuerdo meramente arbitrario. Los ni?os de nuestra posguerra sufrieron verdaderas torturas en la escuela por emplear la mano contraria a la que se hab¨ªa tipificado en el manual del nacionalcatolicismo, llegando a ser encerrados en un cuarto oscuro o a ver c¨®mo les ataban a la espalda la extremidad err¨®nea. Pero la cosa va mucho m¨¢s lejos. Hace unos d¨ªas, el doctor Onur G¨¹nt¨¹k¨¹n, biopsic¨®logo de la universidad alemana de Ruhr, lleg¨® al convencimiento, tras treinta meses de intensa investigaci¨®n, de que el 66% de los humanos gira la cabeza hacia la derecha para besar los labios del ser al que ama. El cient¨ªfico, que se explaya con detalle en la revista Nature, afirma incluso que el feto, en el mismo ¨²tero, ya expresa esa inclinaci¨®n.
Me pregunto qu¨¦ hubiera pasado si al mal ladr¨®n lo hubieran clavado a la derecha del Nazareno. Probablemente la izquierda no lo tendr¨ªa ahora tan mal ni se ver¨ªa obligada a luchar contra los elementos para recuperar el respeto de las mayor¨ªas.
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