Amigos
Los Bush no s¨®lo poseen la facultad de crear las llagas. A veces, incluso, son capaces de poner el dedo ejecutor en ellas. Porque el otro d¨ªa, cuando el hermano (cat¨®lico, pero no mejor) de George, el llamado Jeb (iniciales de John Ellis Bush, su nombre completo), ignor¨® nuestra condici¨®n de monarqu¨ªa institucional, lo peor de su parlamento no fue eso. Ni tampoco el hecho de que la simple menci¨®n de la palabra "rep¨²blica" revistiera, en su bocaza, un car¨¢cter tan irremediablemente obsceno. Ni siquiera importaba gran cosa que utilizara el idioma castellano sin gracia y con espuelas, como una lengua rufiana, propia de porqueros pol¨ªticos o de ni?os inflados por su adicci¨®n a las barbacoas grasientas y sangrientas.
No. Lo que a muchos nos puso los vellos de moler caf¨¦ torrefacto fue su referencia a Aznar, calific¨¢ndole como "presidente de la rep¨²blica espa?ola". Por un momento me qued¨¦ sin respiraci¨®n. ?Puede alguien m¨ªnimamente razonable soportar la mera insinuaci¨®n, aunque sea por error l¨¢bil, de posibilidad tan perturbadora?
Sin embargo, hablando de obscenidades, infinitamente m¨¢s lamentables que su indocto patinazo fueron las groseras promesas de beneficios, prosperidad y enriquecimiento a cambio del ataque a Irak que lanz¨® en su discurso. All¨ª estaba el gobernador del Estado en donde fue oscuramente decidida la proclamaci¨®n de su hermano como presidente, en donde fueron adiestrados los pilotos asesinos del 11-S sin que nadie pusiera remedio. All¨ª estaba, un tipo antiabortista y protenencia de armas, contrario a los derechos de los gay, partidario del desmantelamiento del sistema sanitario, de las ense?anzas morales en la escuela (una escuela que debe ser de pago) y de los hispanos humildes y obedientes, un aut¨¦ntico palad¨ªn de la pena de muerte gratuita. All¨ª estaba el individuo que, en su ¨²ltima campa?a electoral, sostuvo, e hizo gala de ello, que carec¨ªa de opini¨®n sobre asuntos internacionales.
All¨ª estaba, cont¨¢ndoles a las hienas de ac¨¢, y otros carro?eros afines, que la amistad con el actual Gobierno de Estados Unidos va a procurarnos inimaginables beneficios.
En el fondo, hay que ser un desgraciado en la vida para ir presumiendo de tener amistad con gente as¨ª.
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