La trola
Siendo los norteamericanos como son, tan peliculeros, es probable que convengan en que esta guerra la han perdido ya. De hecho, la guerra se encuentra de por s¨ª perdida, extraviada, errando de aqu¨ª para all¨¢ una vez que se ha desprendido de su momento y ahora es s¨®lo un artefacto sin domicilio cronol¨®gico. No importa que Bush trate de reiniciar el inter¨¦s de la secuencia b¨¦lica a trav¨¦s de una nueva resoluci¨®n que recupere el suspense a plazo fijo. En la actualidad, tal y como est¨¢n las cosas, ni la guerra podr¨¢ calificarse de guerra cuando llegue -si llega- ni ser¨¢ tampoco relevante como reality show. Los norteamericanos han perdido la guerra a la vez que han perdido el gui¨®n. Ning¨²n suceso contempor¨¢neo adquiere entidad si no estalla como noticia-bomba, pero aqu¨ª la noticia ha llegado antes que las bombas y cuando las bombas tengan lugar carecer¨¢n de verdadera potencia noticiosa. La fuerza, en fin, del directo se ha desintegrado en el m¨ªsero diferido y la guerra se ha vuelto ficticia por una doble raz¨®n. Es ficticia porque no se ha "realizado" en su momento, ahora en continuo trance de falsificaci¨®n; y es ficticia porque nunca acreditar¨¢ su rango de autenticidad con la "gran noticia". Los norteamericanos saben de sobra que han perdido los papeles: los papeles correspondientes a un gui¨®n escrito tras el 11-S sin que se haya podido representar y que ahora trata de escenificarse mediante un tosco remedo, una copia pirata, una falsificaci¨®n. No ser¨¢ s¨®lo la Administraci¨®n de Bush la que termine altamente desacreditada ante el p¨²blico mundial con este caso; el relato entero de la contemporaneidad capitalista sufrir¨¢ un da?o integral. Hasta este momento, el sistema pretend¨ªa mostrarse como organizaci¨®n natural, tan inexorable como la naturaleza, pero ahora, revelado el salaz artificio, destapado el nauseabundo montaje de la guerra, todo huele a manipulaci¨®n. Todo hiede a mentira en vez de realidad, a falso en lugar de fatal. En adelante, el truco de las guerras preventivas producir¨¢ m¨¢s guerras a discreci¨®n pero precisamente de esta manera nunca alcanzar¨¢n el refrendo de la noticia. Para entonces, el delirio habr¨¢ suplantado a la raz¨®n y cualquier trola ocupar¨¢ el n¨²cleo mismo de la informaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.