El genio ha vuelto
Yago Lamela regresa a su mejor condici¨®n y obtiene la plusmarca mundial del a?o en longitud
Hace tiempo que la gente del atletismo asumi¨® a Yago Lamela como un genio. Lo dice Ram¨®n Cid, responsable de saltos de la federaci¨®n; lo sospecha Ra¨²l Fern¨¢ndez, su rival desde que eran juveniles, y lo admite Rafael Blanquer, su actual entrenador en Valencia. No es sencillo definir a un genio. Hay mucho de intangible en la diferencia que separa a los brillantes de los elegidos. "Quiz¨¢ un genio sea aqu¨¦l capaz de liarla cuando atraviesa un mal momento. Es lo que pasa con Yago. Tiene un registro superior a los dem¨¢s", comenta Cid. Pues bien, el genio ha vuelto.
El s¨¢bado salt¨® 8,43 metros en Sevilla, marca que le devuelve al famoso territorio de 1999, el a?o m¨¢gico de un atleta que se convirti¨® inopinadamente en el gran referente del deporte espa?ol. En 1999 Lamela fue m¨¢s que nadie. M¨¢s que Ra¨²l, m¨¢s que Olaz¨¢bal -ganador del Masters de Augusta aquel a?o-, m¨¢s que Ferrero, m¨¢s que el gran Abel Ant¨®n. Salt¨® dos veces 8,56 metros y provoc¨® la fascinaci¨®n de lo singular y quiz¨¢ irrepetible. En un momento de imparable recesi¨®n de los velocistas y los saltadores de raza blanca, un p¨¢lido asturiano alcanz¨® distancias reservadas a gente como Carl Lewis, Mike Powell o Iv¨¢n Pedroso. La locura que sigui¨® a sus proezas lleg¨® al c¨¦nit en los Mundiales de Sevilla, donde la celebridad de Lamela tuvo el punto delirante que se reserva al famoseo social. D¨ªas despu¨¦s comenz¨® un calvario de rasgos tan excesivos como su apogeo anterior. Una lesi¨®n que se prolong¨® m¨¢s de lo debido, un tard¨ªo regreso a las pistas, la decepci¨®n de los Juegos de Sydney 2000, la ca¨ªda libre que signific¨® la ruptura con Juanjo Azpeitia -el entrenador que hab¨ªa conducido su carrera desde ni?o-, su llegada a Madrid, su controvertido a?o a las ¨®rdenes de Juan Carlos ?lvarez, las marcas irrelevantes, el nuevo destino, esta vez en Valencia...
Es posible que Lamela tenga una extra?a capacidad para sobreponerse a momentos extremadamente cr¨ªticos. Ya le ocurri¨® despu¨¦s de su penosa aventura en Estados Unidos y ha vuelto a suceder ahora. Quienes vieron con enorme preocupaci¨®n su quiebra sab¨ªan que en Lamela habitaba un genio. No estaban seguros, sin embargo, de que volvieran los buenos tiempos. El talento, por muy descomunal que sea, necesita beneficiarse de la confianza, la determinaci¨®n, la plenitud para afrontar los grandes desaf¨ªos. Yago Lamela no disfrutaba de esa plenitud. "Me preocup¨® un d¨ªa que vino a competir a Valencia. Ven¨ªa con el pelo rapado, como abatido, nada que ver con el atleta de antes, el de la melena al viento y el gesto decicido", dice Blanquer.
Era el momento m¨¢s bajo de un atleta que estaba destinado a la grandeza. Se habl¨® de depresiones, del temor irrefrenable a la competici¨®n, del desorden de su vida. Se habl¨®, se rumore¨®, se pens¨® que Yago no retornar¨ªa a su viejo nivel. Pero los destellos aparec¨ªan de vez en cuando. En los Europeos de pista cubierta de 2002 salt¨® 8,17 metros y consigui¨® la medalla de plata. En los Campeonatos de Europa, en M¨²nich, obtuve el bronce. No era el saltador apabullante de sus mejores d¨ªas, pero al menos emit¨ªa se?ales de vida. Lamela casi no hablaba. Con gesto adusto, aseguraba que estaba en el camino correcto. "Me siento mejor que nunca. Tengo una serenidad en la competici¨®n que nunca tuve antes", afirm¨® en M¨²nich. Yago dec¨ªa que se sent¨ªa feliz en Valencia, con Blanquer y el equipo que se ha formado en torno al antiguo saltador, el hombre que maneja los destinos de Glorie Alozie, Niurka Montalvo, David Canal y Concha Montaner.
Blanquer no pod¨ªa ocultar ayer su satisfacci¨®n. Durante un a?o ha preparado a un purasangre, fuera cual fuera el estado de Lamela. Sab¨ªa que su trabajo requer¨ªa paciencia. Blanquer, que gasta fama de hombre meticuloso, sospechaba que Lamela mejorar¨ªa en la f¨¦rrea estructura del Valencia Terra i Mar. "Comenzamos un r¨¦gimen de entrenamientos de dos sesiones por d¨ªa, seis d¨ªas por semana, excepto el s¨¢bado, donde tiene una sesi¨®n matinal y por la tarde recibe un masaje profundo", se?ala Blanquer. Cada sesi¨®n dura aproximadamente dos horas y media. La de de la ma?ana lo utiliza para, entre otras cosas, trabajar la fuerza. "Por la tarde, tras el descanso, es m¨¢s f¨¢cil hacer la transferencia de la fuerza a la velocidad", a?ade el entrenador. El resto es un compendio de obligaciones que Lamela cumple de forma irreprochable, incluida la dieta.
"Est¨¢ incre¨ªble", asegura Blanquer. "Lo tiene todo como saltador y, adem¨¢s, es un atleta disciplinado, con un poder brutal de concentraci¨®n. Es muy fuerte [Lamela levanta 180 kilos en squat completo] y es muy r¨¢pido [podr¨ªa correr los 100 metros en 10,30 segundos]. Tiene todas las condiciones". Blanquer se extiende en elogios, pero no olvida alg¨²n defecto. Ahora trabaja en la reacci¨®n de la pierna derecha, la que queda libre, en la batida. "Tiende a hacer un movimiento demasiado brusco. Estamos en camino de corregirlo". Ha pasado el momento de recuperar a Lamela. Es la hora de afinarlo. Eso significa que est¨¢ como un tiro. Significa, en definitiva, que el genio est¨¢ en condiciones de asombrar de nuevo.
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