El Gobierno de Sharon
Con la agilidad de un paquidermo se afanan estos d¨ªas Sharon y Arafat en formar Gobierno. El presidente de la Autoridad Palestina ha designado a su mano derecha, Abu Mazen, para que forme un Ejecutivo todo lo aceptable que sea posible a los israel¨ªes, mientras que el primer ministro ha obtenido el apoyo del Partido Nacional Religioso, de Effie Eitam, para integrar un equipo, al que, sin embargo, no se le adivina gran inter¨¦s en hacer concesiones a los palestinos.
Lo que, aparentemente, demora la formaci¨®n del Gabinete palestino es que Abu Mazen pretende llegar con un pan bajo el brazo: una tregua unilateral de un a?o en los territorios ocupados, que ponga fin a 29 meses de Intifada. El problema, sin embargo, consiste en que Arafat, que no puede o no quiere imponer el alto el fuego por la fuerza, necesita que sean las organizaciones terroristas, especialmente Ham¨¢s, las que asuman ese compromiso. Hay negociaciones con ese fin en El Cairo, pero, aunque hubiera acuerdo, la tregua seguir¨ªa siendo de improbable cumplimiento, porque nada hace suponer que Israel vaya a cesar en sus incursiones militares, como ayer en Gaza, donde hubo seis muertos palestinos, haciendo que los terroristas se sientan de nuevo legitimados.
El acuerdo del Likud con el PNR (que propugna la intensificaci¨®n de la colonizaci¨®n de Cisjordania) descarta la formaci¨®n de Gobierno con el laborismo, partidario de la negociaci¨®n, y favorece al Shinui, partido laico, centrista, al que la perspectiva del poder le hace olvidar las declaraciones de su l¨ªder, Tommy Lapid, que excluy¨® durante la campa?a electoral cualquier cooperaci¨®n con los ultrarreligiosos.
Nos hallar¨ªamos, por tanto, ante un bloque de apenas uno m¨¢s de los 60 esca?os necesarios para gobernar (40 del Likud, 15 del Shinui y 6 del PNR), en el que los modest¨ªsimos intentos del primer ministro israel¨ª por negociar ser¨ªan desbaratados por los ultras, mientras que en el lado palestino, la continuaci¨®n de Arafat en la presidencia, por mucho jefe de Gobierno que nombre para despistar, bastar¨¢ para que Sharon se sienta justificado en su pol¨ªtica de sangre y fuego.
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