Calor interrumpido
Sigur R¨®s vienen de Islandia, una isla rara con volcanes y glaciares, pocos habitantes, muchas ballenas... y Bj?rk. Su cantante, Jonsi, emite sonidos parecidos a los de estos cet¨¢ceos, toca la guitarra con un arco de chelo y transita junto a sus tres compa?eros por largos temas de estructura simple y letras en un idioma imaginario, movi¨¦ndose desde el ensimismamiento que podr¨ªa producir el horizonte de las llanuras de lava y hielo de su escondite ¨¢rtico hacia luminosas erupciones de magma rockero. Son unos raros, pero casi llenaron la sala.
En ella hac¨ªa fr¨ªo. Algo que obligaba a los m¨¢s de 2.000 seguidores, veintea?eros en su mayor¨ªa, a lucir sus mejores prendas invernales en un impremeditado acercamiento est¨¦tico al clima y al look de los islandeses.
Sigur R¨®s
J¨®n Thor Birgisson, Jonsi, guitarra y voz; Kjartan Sveinsson, piano, teclados, guitarra y flauta; Georg Holm, bajo, y Orri P¨¢ll D?rason, bater¨ªa. Cuarteto de cuerda Amina. Sala La Riviera. Madrid, 27 de febrero.
Con una puntualidad septentrional atacaron el primer tema, un tema sin nombre de un disco s¨®lo conocido por dos par¨¦ntesis vac¨ªos. Desde este puerto comenz¨® la navegaci¨®n: digamos que empezaron con marea baja y fueron, con la ayuda del magn¨¦tico falsete de Jonsi, subi¨¦ndose a olas cada vez m¨¢s alta y m¨¢s largas y con un rompiente final cargado de espuma furiosa. Fueron alternando temas in¨¦ditos (cuatro) con versiones m¨¢s energ¨¦ticas de las letan¨ªas que tanto han seducido a Thom Yorke (Radiohead) y a otros m¨²sicos de paladar exquisito y han irritado (y aburrido) a cr¨ªticos de medio mundo.
La noche, una noche de sonido impecable, velas y proyecciones arty, fue un sube y baja de intensidades, de momentos fr¨ªos y embebidos. Y tambi¨¦n de relecturas m¨¢s r¨ªtmicas de su repertorio. Y toda la noche, Jonsi fue el jefe. El larguirucho y t¨ªmido cantante se tir¨® al suelo, cant¨® de perfil, se ilumin¨® de una diab¨®lica luz roja y acab¨® pulverizando el arco del chelo durante uno de esos estallidos de energ¨ªa, en Hafsol.
Chorros de lava
Pas¨® una hora y cuarto. Para Sigur R¨®s, nueve canciones. Se fueron cuando el p¨²blico pod¨ªa empezar a quitarse el jersey, real y figuradamente. As¨ª que los islandeses volvieron y se encargaron de enchufar el g¨¦iser y disparar a discreci¨®n chorros de lava con los dos temas de los bises, Star¨¢lfur y Popplagit. Cuando lleg¨® la apoteosis, el p¨²blico estaba listo para una raci¨®n adicional de rock energ¨¦tico. Y se tir¨® aplaudiendo cuatro minutos, buscando m¨¢s calor tra¨ªdo de la isla del hielo.
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