Mar¨ªa quiere ser alguien
Mar¨ªa quiere ser alguien; tiene mucha ilusi¨®n y mucho recorrido; tiene 21 a?os, siendo alguien all¨¢ en Ruman¨ªa, hasta que su familia no soport¨® m¨¢s no poder ser, no poder estar y decidi¨® buscar suerte en el lado de Europa donde se come bien todos los d¨ªas (al menos la mayor¨ªa). Sus padres tienen permiso para ser, para estar, para trabajar; pero ella tiene 21 a?os... no puede ser.
Mar¨ªa tiene tambi¨¦n una enfermedad grave; bueno, tiene dos, una f¨ªsica que le impide respirar, y otra ps¨ªquica, unas deficiencias que s¨®lo le permitir¨¢n ser, estar entre nosotros por poco tiempo. Pero Mar¨ªa quiere estar, al menos ese tiempo, con todas las de la ley; es su gran ilusi¨®n, y comienza el recorrido por los tecnificados e informatizados pasillos de la Administraci¨®n espa?ola y... no puede ser.
A Mar¨ªa le falta siempre una apostilla, un sello en no se sabe cu¨¢ntos certificados de nacimiento, de enfermedad, de minusval¨ªa... no se sabe cu¨¢ntos originales, copias, papeles para conseguir papeles. Los informatizados pasillos de la Administraci¨®n retroceden en el tiempo y nos recuerdan los angostos pasadizos de la rancia burocracia, de la estricta normativa administrativa que no conoce ning¨²n rostro, que no tiene en cuenta a la persona, s¨®lo a los papeles y as¨ª, un mes tras otro y... no puede ser, Mar¨ªa no puede ser.
Pero al final pudo ser, Mar¨ªa ha muerto; no consigui¨® su sue?o de estar legalmente en Espa?a; en esa punta de lanza de la civilizaci¨®n occidental, frontera de Europa tambi¨¦n hacia dentro, en la que se ha convertido nuestra vigilante Espa?a.
Mar¨ªa ha muerto sin permiso, no ha visto cumplida su ilusi¨®n; ya agonizando llegaron algunos de los preciados papeles que faltaban, pero ya no hac¨ªan falta, Mar¨ªa se ha saltado todas las normas, quiz¨¢ porque la muerte ser¨¢ aquella frontera que no podremos controlar con las impersonales normas, con nuestros impersonales y eficaces funcionarios, nuestros inhumanos y bien formulados reglamentos.
De nada sirvi¨® que una Asociaci¨®n como Almer¨ªa Acoge tratara de hacer entender que nos encontr¨¢bamos ante un caso muy especial. Mar¨ªa ES por fin, y nos estar¨¢ esperando, sin permiso, sin papeles, para recordarnos, cuando pasemos todos aquella frontera, lo peque?os que somos y lo in¨²tiles que pueden llegar a ser todas nuestras leyes.
Hasta la vista, Mar¨ªa, sirva tu historia como homenaje a todas las personas que luchan por tener un hueco en el mundo y no consiguen un papel que les diga que pueden vivir y morir en paz entre nosotros.
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