Malitos
El otro d¨ªa vi un cartel¨®n publicitario de un gabinete psicol¨®gico. Estr¨¦s, mobbing, insomnio, adicciones, depresi¨®n y obesidad, pon¨ªa en grandes letras. C¨¢spita, me dije, pero qu¨¦ modernos son estos psic¨®logos, y qu¨¦ atentos est¨¢n a los vaivenes del malestar social. Nada de hablar de neurosis, por ejemplo, o de crisis de angustia, que son sufrimientos ps¨ªquicos tradicionales. No, se?or: ellos se centran en el ¨²ltimo grito de los desastres an¨ªmicos.
De hecho, esta lista de problemas es una especie de retrato patol¨®gico de nuestra realidad. Porque las sociedades tambi¨¦n pueden ser explicadas a trav¨¦s del examen de sus enfermedades. Por ejemplo, la obesidad; en el mundo hay m¨¢s de mil millones de personas con sobrepeso, y 300 millones son obesas; ni que decir tiene, en fin, que una vasta mayor¨ªa de ese gent¨ªo rollizo se acumula en los pa¨ªses ricos. Pero en el planeta tambi¨¦n hay 840 millones de personas cr¨ªticamente desnutridas; y treinta millones mueren de hambre cada a?o. En cuanto al mobbing, que es el maltrato en el trabajo, lo sufre entre el 11% y el 16% de la poblaci¨®n activa espa?ola (lo cual no me extra?a: yo misma lo padec¨ª en una ocasi¨®n y es angustioso). Pero tambi¨¦n es verdad que, para ser v¨ªctima del mobbing, tienes que tener un empleo, un derecho b¨¢sico del que no gozan millones de parias de la Tierra.
El 10% de los espa?oles padece insomnio; otra tortura, desde luego, pero tambi¨¦n un malestar de relativo lujo; no creo que la muchacha africana que se recorre cuarenta kil¨®metros a pie para traer un c¨¢ntaro de agua tenga problemas para dormir, pero probablemente morir¨¢ de sida, como la mitad de los j¨®venes de quince a?os de Zimbabue (ya digo que cada pa¨ªs tiene sus enfermedades). En cuanto al estr¨¦s, en realidad es un eufemismo con el que se enmascara la vieja angustia de siempre, adorn¨¢ndola con un barniz ejecutivo. Como si uno s¨®lo se angustiara por lo muy atareado que est¨¢, y no por la ansiedad misma de vivir, por la muerte negra que nos espera, por todo lo oscuro y lo desesperado que alberga la existencia. Aqu¨ª estamos, en fin, comiendo hasta enfermarnos, atorment¨¢ndonos en los insomnios y hablando del estr¨¦s para no hablar del miedo. Estamos sin duda muy malitos.
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