"Mis personajes observan, pero no participan de la vida"
Gaditana de 1964, Mercedes Escolano se dio a conocer precozmente con el poemario Las Bacantes. Directora de la ef¨ªmera revista Octaviana, licenciada en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica fue becada en Lisboa en el curso 1989- 1990, lo que le ha permitido publicar diversas traducciones de portugueses. Su bibliograf¨ªa se completa con los t¨ªtulos Felina calma y oleaje, Estelas, Malos tiempos -premio Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa G¨®mez- y No amar¨¢s. Su obra, que comenz¨® siendo af¨ªn al culturalismo nov¨ªsimo, fue desliz¨¢ndose hacia terrenos pr¨®ximos a la poes¨ªa de la experiencia, para hallar finalmente una de las voces m¨¢s personales de la l¨ªrica andaluza. Incluida en la pol¨¦mica antolog¨ªa de Ram¨®n Buenaventura Las diosas blancas, el nombre de Mercedes Escolano es imprescindible en las selecciones de poes¨ªa espa?ola escrita por mujeres. Y con su ¨²ltimo poemario, Islas, result¨® finalista del premio de la Asociaci¨®n Andaluza de Cr¨ªticos Literarios.
Pregunta. Sus Islas, ?son v¨ªrgenes, desiertas, pensativas como las de Ben¨ªtez Ariza...?
Respuesta. Creo que mis islas son todos los viajes que no hago. Tengo una vida muy est¨¢tica, s¨®lo viajo a trav¨¦s de los libros y de algunos programas de La 2. El cine tambi¨¦n me sirve para viajar. No as¨ª los libros de viajes, que detesto.
P. ?En cu¨¢l de sus islas le gustar¨ªa naufragar?
R. En el poema Isla de papel, creo que es el sitio adecuado para m¨ª: una biblioteca donde viven los dioses, a la que ning¨²n humano ha tenido acceso; excepto yo, claro, porque lo cuento. Me gusta esconder esas peque?as trampas en mis poemas. Y en casa trato de tener mis propias islas de papel, los espacios donde guardo mis poemas, mis diarios, mis cartas.
P. Lisboa, donde residi¨® un a?o, ?fue otra isla para usted?
R. La memoria va matando muchos detalles de aquella experiencia que yo quer¨ªa mantener frescos. A veces he vuelto a Lisboa como un ejercicio doloroso, y he encontrado una ciudad cambiada, muy modernizada tras la Expo de 1998. Personalmente, pienso que cuando somos felices en una ciudad hacemos de ella un equilibrio perfecto, la idealizamos. Tambi¨¦n lo he pasado muy mal all¨ª, pero las an¨¦cdotas personales ya no tienen inter¨¦s para m¨ª. Lisboa fue una estaci¨®n de paso, no una isla.
P. ?Descubrir¨ªa sus cartas de navegaci¨®n como lectora?
R. Yo preferir¨ªa que aquellos que est¨¦n interesados en la respuesta traten de rastrearlo en mi poes¨ªa. S¨®lo puedo desvelar que, en este momento, tengo en la mesita de noche los diarios de Ribeyro, Las mil y una noches y a Sophia de Melo, quien tambi¨¦n tiene un libro titulado Islas, aunque sean muy distantes de las m¨ªas. La suya es una poes¨ªa fr¨ªa e intelectual.
P. Se ha dicho que su poes¨ªa es cada vez m¨¢s pasiva, en el sentido en que lo es un voyeur.
R. A m¨ª me encanta observar, es cierto. Cada vez concibo la vida menos como acci¨®n que como observaci¨®n de los hechos. En Las inquietudes de Santi And¨ªa hay un cap¨ªtulo en el que Baroja dice que el mar ha hecho indolente a su personaje. Cuando lo le¨ª, sent¨ª que a m¨ª me hab¨ªa ocurrido lo mismo. Mi vida est¨¢, de alguna manera, estancada en C¨¢diz, y del mismo modo mis personajes observan, pero no participan de la vida. En Malos tiempos a¨²n lo hac¨ªan; en No amar¨¢s, ya no. Cuando est¨¢s desilusionado s¨®lo te dedicas a mirar atr¨¢s.
P. Miremos atr¨¢s: usted fue una de Las diosas blancas que reivindicaron en Espa?a la poes¨ªa escrita por mujeres. ?Qu¨¦ queda de aquella antolog¨ªa?
R. Fue un montaje inteligente, que tuvo lugar en el momento adecuado, aunque
Buenaventura no fuera el ant¨®logo adecuado: no ten¨ªa la aceptaci¨®n de otros cr¨ªticos, epataba... Lo que m¨¢s me molest¨® fue su postura paternalista hacia nosotras. S¨ª le agradec¨ª, y se lo hice saber, la confianza que tuvo hacia las mujeres poetas, incluidas o no en el libro. La que m¨¢s me gustaba era Ana Rossetti, que ya ten¨ªa su puesto en el panorama espa?ol por aquel entonces -como Amparo Amor¨®s- aunque se ha ido alejando de la poes¨ªa. No estaba, en cambio, Aurora Luque, que es la autora que m¨¢s me interesa en este momento. Del resto, quedamos muy pocas en activo.
P. ?Cree que la poes¨ªa espa?ola adolece de machismo, de feminismo, o de ambos males?
R. Casi todos los poetas que conozco son hombres y no tienen un concepto muy optimista de la poes¨ªa escrita por mujeres. Sus comentarios suelen ser degradantes, despectivos. Si s¨®lo oyera ¨¦stos, pensar¨ªa que son muy machistas. Pero si entre nosotras tampoco hay ninguna generosidad, ?c¨®mo llamamos a eso? Prejuicios, deseo de eliminar a quien pueda hacerte la competencia... Por otra parte, las mujeres siguen teniendo un protagonismo peque?o en el panorama po¨¦tico espa?ol. No hay m¨¢s que ver cu¨¢ntas dirigen editoriales, colecciones, o congresos.
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