Guerreras
Marzo nos trae, como preludio primaveral, la semana de la mujer trabajadora. Y me parece bien. Aunque debo matizar que el 8 de marzo deber¨ªa de ser, sin excepci¨®n alguna, el d¨ªa de todas las mujeres. Lo digo pensando de manera especial en esos 5 millones de "amas de casa" que, sin salir de nuestras fronteras y mal que le pese a tanto machito autosuficiente y engolado, son las jornaleras sin papeles de este pa¨ªs nuestro.
Sin ning¨²n m¨¢ster que las avale, ellas tienen que desarrollar principios de econom¨ªa y administraci¨®n, educar a sus v¨¢stagos, alimentarlos con los nutrientes precisos, acometer las tareas de intendencia, higiene y sanidad, transformar la materia prima en consumibles elaborados, atender las relaciones externas asumiendo incluso los gastos de representaci¨®n. Y todo sin exigir reducci¨®n de horario y sin un m¨ªsero contrato eventual o indefinido, una m¨ªnima cotizaci¨®n a la seguridad social que les garantice y reconozca la antig¨¹edad por los servicios prestados. Su condici¨®n de asalariadas sin salario no entra siquiera en los estudios de poblaci¨®n activa, pasando a ser, por pura exclusi¨®n, trabajadoras que ni producen ni existen.
En los ¨²ltimos 30 a?os, muchas mujeres han cambiado la exclusividad de esas tareas dom¨¦sticas por un salto cuantitativo al mercado laboral. Ya no requieren de un permiso escrito de sus c¨®nyuges para acceder a un puesto de trabajo. Han adquirido una valiosa independencia econ¨®mica, lo s¨¦. Pero jam¨¢s podremos hablar de integraci¨®n mientras en las cifras del INEM sigan ocupando las dos terceras partes de parados sin recursos o en los hogares tengan que seguir asumiendo en solitario, tras 8 horas de intensa jornada, el papel de trabajadoras legalmente ilegales. La soluci¨®n, como apuntaba estos d¨ªas M? Jos¨¦ Frau, vicerrectora de la Universidad de Alicante, quiz¨¢ consista en lograr que, tras ese salto femenino de lo privado a lo p¨²blico, el var¨®n se decida a hacer lo propio desde lo p¨²blico a lo privado. Puede que alguna vez el hogar sea tambi¨¦n el reposo de la guerrera. S¨®lo entonces los encuentros ¨ªntimos con el apuesto esposo volver¨¢n a tener el sabor perdido de las grandes haza?as.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.