Setenta Gobiernos se comprometen a aplicar el C¨®digo Mundial Antidopaje
Se abre un dif¨ªcil camino hasta la unificaci¨®n definitiva de listas, sanciones y conceptos
Ya existe un C¨®digo Mundial Antidopaje, piedra angular de la futura lucha contra el dopaje. Lo aprob¨® ayer en Copenhague el comit¨¦ fundador de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el organismo emanado del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) para dirigir el combate contra uno de los mayores males del deporte. Adem¨¢s, los cerca de mil delegados de la Conferencia Mundial sobre el Dopaje, aprobaron por aclamaci¨®n una resoluci¨®n por la que el COI, los comit¨¦s nacionales y las federaciones internacionales se comprometen a aceptar el C¨®digo y aplicarlo antes de los Juegos de 2004.
Los delegados aceptaron poner en pr¨¢ctica ese c¨®digo antes del 13 de agosto de 2004, d¨ªa de la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas. Fueron un total de setenta gobiernos, entre ellos el espa?ol, los que firmaron la Declaraci¨®n de Copenhague, un compromiso moral, que no jur¨ªdico, para adaptar sus legislaciones nacionales antidopaje al C¨®digo Mundial antes de enero de 2006 y de los Juegos de Invierno de Tur¨ªn.
"Algo huele a podrido en el reino de los daneses", dijo, literario, recordando al Shakespeare de Hamlet, y optimista, como aparenta, Jacques Rogge, presidente del COI. "Esa es una frase de antes. Ahora, a partir de hoy, podemos, sin embargo, decir que gracias a los daneses huele menos podrido en el reino de los deportes", a?adi¨®. Quiz¨¢s exager¨®. Lo m¨¢s duro y problem¨¢tico, su adopci¨®n por las autoridades deportivas y los gobiernos de todo el mundo, por un lado, y la elaboraci¨®n de una lista ¨²nica de sustancias prohibidas, queda por llegar.
Richard Pound, el en¨¦rgico presidente de la AMA, sac¨® adelante su c¨®digo, como se hab¨ªa propuesto, pero los tres d¨ªas de la conferencia de Copenhague no han servido, m¨¢s bien todo lo contrario, para eliminar descontentos y solucionar problemas. Las federaciones m¨¢s cr¨ªticas, las de f¨²tbol y ciclismo, se van de Copenhague con el compromiso de revisi¨®n de uno de los puntos m¨¢s controvertidos del C¨®digo, el automatismo de las sanciones. Seg¨²n la redacci¨®n aprobada, todo positivo, cometido en las circunstancias que sean, salvo las consideradas excepcionales, acarrea una suspensi¨®n de dos a?os, que se convertir¨ªa en sanci¨®n a perpetuidad si el deportista fuera reincidente. Para los revoltosos, y para algunos pa¨ªses, ese concepto choca con la tradici¨®n y el propio ordenamiento penal, que concede a los jueces la potestad de aplicar distintas penas para un mismo delito dependiendo de atenuantes, agravantes y condiciones varias. De Copenhague, entonces, la mayor¨ªa de las federaciones internacionales se marchan con la convicci¨®n de que el c¨®digo aprobado m¨¢s que un texto ¨²ltimo, marca unas l¨ªneas generales de comportamiento que deber¨¢n ser m¨¢s precisadas en el periodo transitorio hasta Atenas.
Igualmente irresuelto queda el problema de las Ligas profesionales americanas, a las que se invita "firmemente" a unirse al c¨®digo, apelando a su buena voluntad m¨¢s que a la ley, aunque el COI y las federaciones mantienen, al menos de fachada, su firmeza a la hora de recordar que, si no lo hacen, los Juegos de 2012 no podr¨¢n ir a Nueva York, una de las posibles candidatas, ni ninguna gran competici¨®n internacional a Estados Unidos.
Si para que las federaciones adopten el c¨®digo se prev¨¦ un futuro de transacciones, m¨¢s complicado a¨²n se presenta el lado gubernamental del asunto. Para que un pa¨ªs, por ejemplo Espa?a, pueda empezar a adaptar su legislaci¨®n antidopaje al c¨®digo ser¨¢ preciso primero que una entidad supranacional, que Espa?a intenta que sea la Uni¨®n Europea, y para ello ha incluido en el tratado de la uni¨®n el campo del deporte, o, en su defecto, el Consejo de Europa, organice una convenci¨®n internacional que tenga poder jur¨ªdico para imponer el c¨®digo. La AMA no tiene ese poder ya que es, por el momento, una fundaci¨®n de car¨¢cter privado, aunque financiada al 50% con dinero p¨²blico. Pero ah¨ª no se acaba el proceso. M¨¢s complicada a¨²n puede ser su puesta en marcha en un pa¨ªs como Espa?a, en el que no existe, m¨¢s que nominalmente, una organizaci¨®n nacional antidopaje. El Comit¨¦ Nacional Antidopaje, dependiente del Consejo Superior de Deportes, no se ha convocado en los ¨²ltimos a?os, ni siquiera cuando la crisis Muehlegg. Y, si se convocara, coinciden los expertos, tampoco tendr¨ªa mucha funcionalidad. Habr¨ªa que crear, as¨ªmismo, un comit¨¦ cient¨ªfico, y, lo que parece m¨¢s peliagudo, determinar su dependencia administrativa, ya que para muchos ser¨ªa contradictorio que del mismo organismo del que dependen los resultados deportivos de los internacionales espa?oles dependa tambi¨¦n la lucha contra el dopaje.
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