No a las semillas del odio
Euskadi no podr¨¢ sobrevivir durante mucho mas tiempo a esta sucesi¨®n de horrores, convulsiones, desencuentros y estrategias encaminadas a forzar la divisi¨®n de los vascos. El riesgo de fractura social entre nosotros es cada d¨ªa mayor, hasta el punto que hay situaciones en las que parece que todos los resortes de una sociedad democr¨¢tica van a saltar por los aires. Es como si el pa¨ªs estuviera cayendo en el abismo y las instituciones -aqu¨ª y en Madrid- se hubiesen convertido en marionetas de intereses poco confesables.
Contrasto estas impresiones con otras personas y confirmo la sensaci¨®n de alarma que se est¨¢ extendiendo como una met¨¢stasis por el cuerpo social vasco. Un pa¨ªs que tiene que manifestarse casi todos los fines de semana, est¨¢ dejando escapar sus mejores potencialidades y su mayor energ¨ªa en vez de dedicarlas a la construcci¨®n de un porvenir m¨¢s esperanzador.
Por eso creo que la elocuencia con la que hablan los ciudadanos sobre el hast¨ªo y la desesperanza que sienten en torno a lo que nos est¨¢ ocurriendo, deber¨ªa servir para que las instituciones escuchen y busquen soluciones en las que todos est¨¦n dispuestos a ceder algo. No en sus principios pero s¨ª en sus estrategias partidistas y de modelo de pa¨ªs, de manera que nos ofrezcan a los vascos compartir un proyecto democr¨¢tico de convivencia en libertad.
Hay que utilizar la pol¨ªtica para solucionar los problemas y no dejarlos pudrir en la espera permanente. Deben afrontarlos con coraje democr¨¢tico e inteligencia, especialmente quienes nos gobiernan que, no lo olvidemos, son el PNV y el PP.
La pol¨ªtica tendr¨ªa que servir para frenar esta din¨¢mica frentista que se est¨¢ instalando. De aquella manera y con un an¨¢lisis absolutamente maniqueo, nos quieren colocar en posiciones pol¨ªticas r¨ªgidas, casi militares, sin matices. De lo contrario te puedes encontrar con descalificaciones de pusil¨¢nime, espa?olista o filonacionalista.
Reivindico el papel de la pol¨ªtica para reforzar las posiciones de las miles de personas que no queremos participar en el juego de las trincheras. Nuestro af¨¢n debe ser el de buscar c¨®mo superarlas para continuar en la b¨²squeda de salidas. Esas trincheras se cavan en nombre del terrorismo, las torturas, el autogobierno o el euskera.
En pura l¨®gica democr¨¢tica no me parece contradictorio ni imposible adem¨¢s de condenar los asesinatos de ETA de manera activa, rechazar cualquier amenaza o tortura en coherencia con la defensa plena de los derechos humanos, pedir la inmediata reapertura de Egunkaria a la vez que proteger e impulsar el euskera, asumir con todas sus consecuencias esa realidad sociol¨®gica que es el pluralismo de los vascos y, tambi¨¦n, trabajar con lealtad al marco jur¨ªdico para ensanchar el autogobierno desde el gradualismo y la negociaci¨®n bilateral. Ahora bien, resulta imprescindible saber determinar cual es la prioridad.
As¨ª, el "no a la guerra" de USA contra Irak que coreamos desde la lejan¨ªa la gran mayor¨ªa de los ciudadanos vascos, debiera servir tambi¨¦n para desterrar definitivamente aqu¨ª cualquier uso de la violencia, aplic¨¢ndonos todos en la tarea de educar en valores y convencer a los m¨¢s fan¨¢ticos de la perversidad e inutilidad de su guerra particular. Me rebelo ante los discursos de los Arzalluz, Juaristi o Egibar porque percibo claramente un tono y contenido excluyentes hacia personas que no pensamos como ellos. Porque no quieren desarmar la palabra y cada d¨ªa echan m¨¢s le?a a la hoguera del odio, porque fomentan la confrontaci¨®n y crean incertidumbres.
Me rebelo contra el caudillismo de Aznar, la ceguera total de su Gobierno y del PP, que alienta desde el pensamiento ¨²nico sobre lo vasco la radicalizaci¨®n de buena parte del cuerpo social del nacionalismo vasco. Su nacionalismo espa?ol me resulta impropio de una Espa?a que deber¨ªa funcionar como un Estado plurinacional y multicultural. Su discurso es rancio y trasnochado.
Observo, con impotencia, los gestos del socialismo oficial, tan prudentes que podr¨ªan no entenderse. Posiblemente estamos jugando tan a fondo la baza de la moderaci¨®n para desplazar al PP del Gobierno y hacer avanzar la paz en Euskadi, que podemos perder credibilidad pol¨ªtica e hipotecarnos de cara al futuro.
Pienso que ese futuro no pasa por esgrimir y comparar la profundidad de las heridas y el nivel de sufrimiento de cada cual. No podemos aspirar a patrimonializar pol¨ªticamente "nuestros asesinados" porque pertenecen a todos los dem¨®cratas, del mismo modo que la ingente tarea de desterrar el miedo y el odio tambi¨¦n es una obligaci¨®n cotidiana de todos los ciudadanos apoyados por el buen funcionamiento del Estado de Derecho.
Me preocupa que el nacionalismo vasco est¨¦ enfrascado en dise?ar un nuevo modelo de relaci¨®n de los vascos con el resto del mundo, ante la crispaci¨®n del PP, cuando realmente lo prioritario ser¨ªa buscar la f¨®rmula para llevarnos mejor entre nosotros. Tenemos la imperiosa necesidad de reconocernos mutuamente, de aprender a convivir interiorizando nuestra pluralidad de sentimientos y pertenencias. De dialogar sin demora porque estamos degradando conceptos como el di¨¢logo o la democracia de tanto emplearlos como eslogan, sin reparar en la profundidad de sus significados y sin aplicarnos el cuento a la hora de la verdad.
En un pa¨ªs de cocineros y de cultura gastron¨®mica, necesitamos recetas nuevas y mucha cocina previa para recuperar las relaciones personales entre los diferentes. Tenemos que aspirar a reinventar un pa¨ªs que sirva de encuentro para la gran mayor¨ªa de los vascos, un espacio en el que podamos compartir principios ¨¦ticos y buscar su cohesi¨®n.
Que el euskera y todo el universo cultural que lo rodea no se convierta en monopolio de unos ni en el objeto de ataque de otros; que el terrorismo, all¨¢ donde tenga lugar, encuentre la m¨¢s rotunda condena como premisa moral y como eje de las conductas pol¨ªticas; que en nuestro compromiso por la paz no dejemos olvidada a ninguna v¨ªctima del fanatismo y la intolerancia y que seamos conscientes del valor esencial de la vida de cada persona. Porque recuperaremos Egunkaria, profundizaremos nuestro autogobierno, sin duda, pero nadie nos devolver¨¢ a los seres queridos.
Od¨®n Elorza es alcalde de Donostia-San Sebasti¨¢n.
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