Reliquias o f¨®siles, dilema de un gran paleont¨®logo
Emiliano Aguirre rememora cuando descubri¨® en un convento vestigios del Pleistoceno mezclados con huesos de santos
Cinco de los mejores investigadores paleontol¨®gicos de Espa?a, reunidos en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, acaban de tributar un homenaje a su maestro, Emiliano Aguirre, de 75 a?os. ?l fue autor del primer proyecto de investigaci¨®n en Atapuerca (Burgos), descubierto en 1976, uno de los yacimientos paleontol¨®gicos m¨¢s importantes del planeta. Todos consideran a Aguirre Enr¨ªquez (Ferrol, 5 de octubre de 1928) entre los pioneros en Espa?a y uno de los principales paladines en Madrid de la Paleontolog¨ªa: es la disciplina cient¨ªfica que se basa en el estudio de los restos de seres vivientes depositados en formaciones rocosas, que ha permitido comprender buena parte del origen y desarrollo de la vida humana sobre la Tierra.
El prehistoriador Enrique Baquedano; el ge¨®logo Alfredo P¨¦rez Gonz¨¢lez; el catedr¨¢tico de Paleontolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma, Jos¨¦ Luis Sanz; Jorge Morales, director de las excavaciones madrile?as de Cerro Batallones y Antonio Rosas, paleoantrop¨®logo vinculado a Atapuerca; todos ellos eminencias que participan en el homenaje avalado por la Comunidad de Madrid, arroparon de afecto a su maestro en una viva tertulia. El acto formaba parte de una distinci¨®n m¨¢s amplia, que comprender¨¢ la edici¨®n de sus principales obras y art¨ªculos -Emiliano Aguirre fue uno de los primeros cient¨ªficos espa?oles en publicar en la revista Science-; un encuentro del maestro con los 28 doctorandos de la Universidad de Madrid a los cuales dirigi¨® sus respectivas tesis; m¨¢s otro evento al cual han anunciado su presencia eminentes paleont¨®logos internacionales como los profesores Phillip Tob¨ªas, surafricano y codescubridor del Homo habilis, y el estadounidense Clark Howell. Los disc¨ªpulos madrile?os ya han cursado la solicitud formal de la Medalla de Oro de Madrid para Emiliano Aguirre, que prosigue hoy su magisterio desde el madrile?o Museo de Ciencias.
En la tertulia, Aguirre hizo una confesi¨®n a los disc¨ªpulos reunidos en torno suyo: "Una de las frustraciones cient¨ªficas de mi vida ha sido la de no haber podido yo -ni haber hallado ning¨²n alumno que quisiera- investigar un hecho singular que descubr¨ª en un convento de la provincia de Toledo", les dijo. Y les relat¨® su hallazgo: "En una visita realizada dos d¨¦cadas atr¨¢s me fueron mostrados restos venerados desde hac¨ªa siglos por ser considerados reliquias ¨®seas de santos. Pero, casi a simple vista, junto con restos humanos pude observar mezclado con ellos un hueso de las extremidades de un gran animal del Pleistoceno ( desde 1,8 millones de a?os hasta 10.000 a?os). Se trataba de una falange de unos seis cent¨ªmetros de longitud casi con con certeza perteneciente a un gran b¨®vido, tal vez al animal precursor del toro actual". Su perplejidad no acab¨® all¨ª. Entre aquellos restos hall¨® tambi¨¦n un hueso, llamado f¨®rcula, del estern¨®n de un ave presumiblemente de una epoca similar. El hallazgo conmovi¨® la conciencia de Emiliano Aguirre quien, entre numerosos otros episodios de su intensa vida, perteneci¨® a la Compa?¨ªa de Jes¨²s hasta la d¨¦cada de los a?os 70 en que la abandon¨®.
Por otra parte, Espa?a es uno de los pa¨ªses donde se conserva mayor n¨²mero de reliquias atribuidas a santos por la devoci¨®n popular y, en menor medida, por la Iglesia cat¨®lica. S¨®lo en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial se guardan hasta 7.500 piezas ¨®seas asignadas a casi otros tantos miembros del santoral. Felipe II, coleccionista impenitente, mand¨® acopiarlas por toda Europa. Las reliquias se guardan en 507 cajas o relicarios escult¨®ricos dise?ados por el arquitecto del monasterio, Juan de Herrera a petici¨®n del rey. En buena parte fueron construidos con magnificencia por el orfebre Juan de Arfe Villafa?e. Algunas presentan formas de cabezas, brazos o piernas. Los restos se distribuyen por diferentes estancias conventuales pero en buena parte se concentran en la Bas¨ªlica. Las de santas y mujeres m¨¢rtires se encuentran en el lado del Evangelio. En el lado opuesto del altar se hallan las de santos y varones m¨¢rtires. El cronista Sig¨¹enza dijo que, salvo las de San Jos¨¦, Santiago el Mayor y San Juan Evangelista el monasterio madrile?o albergaba reliquias de todos los santos.
Los relicarios espa?oles contienen enorme variedad de restos. En una ermita de Cuenca se venera una llamada Pezu?a de Satan¨¢s que, seg¨²n algunos testimonios, bien pudiera tratarse de uno de esos f¨®siles del Pleistoceno confundidos, por la superstici¨®n de siglos, con la extremidad del aut¨¦ntico diablo. Miles de capillas, cenobios y lugares de oraci¨®n conservan objetos extra?os, como exvotos de diferentes materiales moldeables que, por su aspecto, no parecen parangonables con los huesos humanos que persiguen representar. Muy posiblemente, otros residuos de animales prehist¨®ricos fosilizados se han visto mezclados con reliquias cuya veneraci¨®n p¨²blica, en ocasiones desmesurada por el fanatismo, indujo un comercio de falsificaciones documentado y denunciado como sacr¨ªlego por numerosos cl¨¦rigos.
La explicaci¨®n que el paleont¨®logo Emiliano Aguirre propone es ¨¦sta: "La confusi¨®n entre f¨®siles y reliquias puede derivar de los procesos de evaporaci¨®n de carbonatos c¨¢lcicos, que crean sedimentos en los que los f¨®siles quedan encapsulados", apunta. "Quiz¨¢ las catacumbas, de f¨¢cil excavaci¨®n, de donde procede la mayor parte de las reliquias, son escenarios de las mismas aunque posteriores sedimentaciones". Aguirre sonr¨ªe y formula un desaf¨ªo: "?Hay alg¨²n un joven paleont¨®logo dispuesto a probar esta hip¨®tesis o bien a descubrir una explicaci¨®n mejor?".
Prehistoria y devoci¨®n
Madrid ha sido considerada una superpotencia paleontol¨®gica, sobre todo por sus yacimientos de animales prehist¨®ricos en la ribera del Manzanares y en Torrej¨®n de Velasco. Sus condiciones clim¨¢ticas y geol¨®gicas hicieron posible la conservaci¨®n, en muy buen estado
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de restos ¨®seos de grandes animales. Por ello, la confusi¨®n de vestigios f¨®siles mezclados con reliquias no resultar¨ªa extra?a entre las veneradas en Madrid. Sin duda, la m¨¢s conocida de Madrid es el cuerpo de san Isidro, que se conserva en el templo de su nombre. La m¨¢s visitada es un recipiente del que la tradici¨®n asegura que contiene sangre de san Pantale¨®n, que se licua cada 26 de julio en el monasterio de la Encarnaci¨®n.
La devoci¨®n por las reliquias de personas de vida santa es una tradici¨®n precristiana. Su integraci¨®n en las pr¨¢cticas rituales fue regulada en el siglo X. Cada templo ten¨ªa a gala exhibir piezas anat¨®micas de santos que les confer¨ªan el carisma de la gracia de sus titulares. Los altares donde se misa las contiene en un compartimento del centro del ara. Las reliquias m¨¢s apreciadas eran las procedentes de personas sometidas a martirio por raz¨®n de su fe cristiana. Sol¨ªa atribu¨ªrseles facultades milagrosas que generaban peregrinaciones y m¨¢s devoci¨®n.
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