Menstruaci¨®n
Un cocinero vasco declar¨® hace poco a los medios de comunicaci¨®n que cuando una mujer tiene la regla no puede hacer morcillas. Superado el primer acceso de risa que me caus¨® leer esta afirmaci¨®n, decid¨ª investigar m¨¢s sobre el tema de la menstruaci¨®n, obteniendo curiosos resultados. En Espa?a y Francia, por ejemplo, una mujer con la regla no debe hacer mayonesa, porque, naturalmente, se le corta. En las zonas rurales de Pap¨²a Nueva Guinea, en cambio, la mujer con la menstruaci¨®n debe abstenerse de preparar la comida o acostarse con su marido, porque ¨¦ste podr¨ªa morir de una enfermedad degenerativa. Adem¨¢s, la mujer suele ser aislada en una caba?a del resto de la tribu durante el periodo. Por su parte, los manch¨²es de China consideran que una mujer es impura y peligrosa cuando est¨¢ menstruando. Ella debe quemar incienso a su paso para purificar el veneno que por lo visto suelta. Y en Tanzania, cuando una mujer menstr¨²a, el marido se mantiene a una considerable distancia, temeroso de que se le hinchen las piernas y el cuerpo se le enrojezca.
Pero la cosa no acaba ah¨ª. Las parejas jud¨ªas ortodoxas no pueden contraer matrimonio, copular, o simplemente acostarse en la misma cama durante los d¨ªas de la menstruaci¨®n. Y la sangre menstrual es funesta para la tribu de los yanomami, de la selva brasile?a y venezolana. Cuando una ni?a tiene su primera menstruaci¨®n, los miembros de la tribu la encierran en una jaula de bamb¨² y la alimentan s¨®lo con pl¨¢tanos. Por otra parte, el 70% de las entrevistadas en una encuesta en la Universidad de Surrey confesaba que les produc¨ªa angustia que los dem¨¢s descubrieran que estaba menstruando. Y los anuncios para compresas sanitarias recurren a la tinta azul para representar la sangre. La mercadotecnia se centra en la ocultaci¨®n y promete la liberaci¨®n, que dir¨ªa aqu¨¦l, puesto que ninguna mujer pierde sangre menstrual azul.
En Ir¨¢n, en cambio no tiene esos problemas, puesto que no se fabrican tampones. Y dicen que la raz¨®n de ello estriba en c¨®mo las mujeres iran¨ªes perciben este producto de higiene femenina. Seg¨²n parece, los consideran una vulgaridad, y se sirven de compresas higi¨¦nicas de otro tipo. Siguiendo con este recorrido tur¨ªstico, la regla es algo que no hay ni siquiera que nombrar en la India, por ejemplo, donde las ni?as no saben gran cosa de ella hasta que les llega, para bien o para mal.
Uno acaba por preguntarse si algunos anuncios de compresas y tampones, que no todos, son tan gilipollas porque resulta dif¨ªcil vender la regla. Ante esto, es mejor recurrir al estilo na?f -o al puro dada¨ªsmo- para vender tampones. La menstruaci¨®n, ese "estigma" que se?al¨® durante siglos a la mujer como una criatura maldita por los dioses, eso que puede convertirla en madre o en proscrita, se anuncia ahora mediante varones encuestados que luchan para no caer en las garras de la inteligencia intentando describir un fen¨®meno fisiol¨®gico que les es ajeno. S¨®lo falta que digan que la regla es eso que sirve para tirar l¨ªneas, pero ya se sabe que a veces la imbecilidad vende mucho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.