Encontrados bajo una casa del Albaic¨ªn los restos del foro romano de Il¨ªberis

Antes de que los musulmanes colonizaran al barrio granadino del Albaic¨ªn y le confirieran buena parte de su aspecto actual estuvieron los romanos, como atestiguan numerosos restos arqueol¨®gicos. Pero hasta hoy, salvo un oscuro cl¨¦rigo del siglo XVIII, nadie conoc¨ªa el emplazamiento del foro de Il¨ªberis, la ciudad romana que antecedi¨® a la Granada actual. Han sido durante una obras de remodelaci¨®n en una vivienda de la calle Mar¨ªa de la Miel cuando los t¨¦cnicos de la Consejer¨ªa de Cultura han encontrados los restos arquitect¨®nicos de la principal plaza urbana.

En la intervenci¨®n han aparecido un conjunto de sillares, elementos moldurados, trozos de fustes de columnas y pilares que fueron incorporados a los muros y cimientos de la vivienda moderna. Las piezas son de piedra caliza de buena calidad, posiblemente provenientes de Sierra Elvira. La Junta divulg¨® ayer una informaci¨®n en la que reconoce que, dada la envergadura de los restos, ahora ser¨¢ necesaria una serie de investigaciones complementarias ya que, adem¨¢s del inter¨¦s que tiene por s¨ª mismo, puede esclarecer un peregrino suceso ocurrido en el siglo XVIII protagonizado por Juan de Flores, un cl¨¦rigo aficionado a la arqueolog¨ªa cuyos trabajos han sido puestos en duda a causa de su afici¨®n a las falsificaciones.

De Flores fue el primero en dar noticia de los restos de la Granada romana. En pleno Albaic¨ªn inici¨® unas excavaciones cuya autenticidad fue puesta en duda por sus contempor¨¢neos que, aunque no les falt¨® raz¨®n en lo tocante a ciertos episodios relacionados con los Libros Pl¨²mbeos del Sacromonte, en cambio no supieron separar los verdadero de los espurio.

Juan de Flores asegur¨® haber encontrado pavimentos, inscripciones, pedestales y restos de columnas romanas. Pero adem¨¢s tuvo la osad¨ªa de agregar una serie de elementos falsos para justificar fantas¨ªas hist¨®ricas. Esto le cost¨® un largo proceso judicial que termin¨® con la destrucci¨®n de las falsificaciones y la orden de sepultar los restantes restos arqueol¨®gicos. Ahora, el hallazgo convalida curiosamente muchos de los documentos gr¨¢ficos y escritos del siglo XVIII.