Nueva l¨ªrica contra la guerra
Alfredo Conde (Allar¨ªz, Ourense, 1945), un escritor gallego y en gallego (en esta ocasi¨®n se ha traducido ¨¦l mismo), que posee numerosos premios (Nadal, Blanco Amor, Nacional de Literatura, de la Cr¨ªtica) y que es autor de una decena de novelas, ha escrito una f¨¢bula sobre el absurdo de las guerras civiles. Y la espa?ola le sirve de referente real para la met¨¢fora sobre los desmanes fratricidas en Memoria de soldado.
Conde inventa una geograf¨ªa no identificable para crear una atm¨®sfera irrespirable donde las conductas de los hombres, sus hero¨ªsmos y vilezas, aparecen envueltos en una neblina que resulta el marco adecuado para trazar esta par¨¢bola pacifista sobre el absurdo de las guerras civiles. Una par¨¢bola literaria que remite, desde luego al mundo absurdo de Kafka (por las venas de ese soldado que va y viene por una guerra de dos bandos en una misma tierra, con un mismo idioma y costumbres, y separados por dos banderas, las dos tricolor, la una vertical y la otra horizontal corre la misma sangre del agrimensor K.); pero tambi¨¦n hace referencia a esa excelente novela de Dino Buzzati, El desierto de los t¨¢rtaros. Tambi¨¦n hay ciertos parecidos entre la perplejidad de este soldado y la de Pac¨ªfico P¨¦rez, aquel inolvidable personaje de Las guerras de nuestros antepasados, de Miguel Delibes.
MEMORIA DE SOLDADO
Alfredo Conde
Edhasa. Barcelona, 2002
279 p¨¢ginas. 17 euros
Insistir en estas proximidades no es rebajarle las calidades literarias de esta notable novela de Alfredo Conde, sino en subrayar unos parentescos literarios, una parecida aproximaci¨®n (cada uno con su resultado) a los miedos y desorientaciones del hombre contempor¨¢neo, agudizados ¨¦stos por el absurdo de las guerras (civiles). Insisto en lo de absurdo pues Conde no ha querido resaltar la crueldad de las guerras (civiles): se da por sabida.
Hay en el relato escenas violentas, pero no son determinantes ni aparecen en primer plano. Es una novela cuidadosamente escrita, moderadamente l¨ªrica: la falta de libertad del hombre en armas, del soldado forzoso, est¨¦ en este bando o en el de m¨¢s all¨¢, sea captor o prisionero, contrasta con ese empe?o del protagonista en seguir el vuelo en libertad de cualquier insecto con el que se topa; el contraste es previsible, pero ayuda a esbozar esta par¨¢bola pacifista, este alegato contra la violencia.
Quiz¨¢ esa posible escasez de acci¨®n, ese refugiarse en la morosidad de la mirada del soldado para lograr esta f¨¢bula, impaciente a ciertos lectores, pero Alfredo Conde ha preferido escribir una novela l¨ªrica, antes que b¨¦lica, en la que la violencia est¨¢ sugerida por cosa sabida y en la que el absurdo de las guerras (civiles) sea el hilo conductor.
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