Aznar-Zapatero: un duelo de convicciones
Los dos l¨ªderes han decidido las posiciones ante la guerra, incluso contra el consejo de otros dirigentes
En la tarde del domingo 2 de febrero, agradable para una fecha tan invernal, en el palacio de La Moncloa quedaron cristalizadas las posiciones antit¨¦ticas y tenaces del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y del secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Aznar hab¨ªa convocado al pol¨ªtico socialista para exhortarle a un pacto sobre la crisis con Irak. El no fue rotundo. Pero de lo que cada cual dijo se desprende que ni uno ni otro han cambiado de opini¨®n pese a las dudas que hayan podido despertar en sus respectivos partidos. Aznar y Zapatero no han cambiado de opini¨®n desde que comenz¨® esta crisis. Desde septiembre han dicho lo mismo. A pi?¨®n fijo.
Aznar le pidi¨® al l¨ªder de la oposici¨®n apoyo a su alineamiento con Bush contra el r¨¦gimen de Sadam Husein para erradicar el terrorismo. Pero tambi¨¦n trat¨® de convencerle de que ese alineamiento conllevaba un nuevo papel de Espa?a en las relaciones internacionales, con el refuerzo del eje transatl¨¢ntico, y un tercer argumento que pod¨ªa afectar directamente a Zapatero: terminar la labor para acabar con el r¨¦gimen de Husein, que los aliados internacionales iniciaron con la guerra del Golfo, en 1991, y en la que el Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez se implic¨®.
Zapatero constat¨® desde el principio que su grupo era forofo del 'no' al ataque a Irak
Aznar intent¨® persuadir a Zapatero de que ¨¦sta ofensiva es continuaci¨®n de la de 1991
Zapatero entendi¨® perfectamente que, de manera subliminal, Aznar le dec¨ªa lo siguiente: "Tienes que apoyar esta guerra porque es la que empez¨® Felipe". As¨ª resumi¨® el l¨ªder socialista a sus colaboradores esta parte de los argumentos de Aznar. Zapatero defendi¨® su convicci¨®n de que no hay pruebas de una amenaza inminente del terrorismo ni de que Irak tenga conexi¨®n con Al Qaeda. Asimismo, a?adi¨® que no hay proporcionalidad entre las pruebas que presenta Estados Unidos y los destrozos humanos de una guerra. Es m¨¢s, le dijo a Aznar que si ¨¦l estuviera en su lugar nunca apoyar¨ªa esta guerra.
Al d¨ªa siguiente, 3 de febrero, la ejecutiva del PSOE conoci¨® el contenido de esta reuni¨®n y la posici¨®n, por primera vez, de Zapatero sobre cu¨¢l ser¨ªa su opini¨®n hasta el final. Y caus¨® alg¨²n v¨¦rtigo. "No habr¨¢ apoyo a un ataque, cualquiera que sea la posici¨®n del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ?sta es una cuesti¨®n de principios, no valen c¨¢lculos electorales y no utilizaremos este asunto en las elecciones". Jes¨²s Caldera, portavoz parlamentario, remach¨®: "No a la guerra, con o sin resoluci¨®n de Naciones Unidas; nunca". El presidente del PSOE, Manuel Chaves, y el responsable de Econom¨ªa, Jordi Sevilla, sugirieron algo de calma y no hacer p¨²blico un pronunciamiento tan tajante. Chaves record¨® que el PSOE "es un partido de gobierno". "No hay razones para esta guerra", insisti¨® Rodr¨ªguez Zapatero.
Eso ocurri¨® el 3 de febrero, y la ejecutiva socialista no volvi¨® a reunirse hasta el 17, dos d¨ªas despu¨¦s de las manifestaciones en Espa?a y en medio mundo contra la guerra. Ah¨ª ya no hab¨ªa dudas. Todos los temores expresados por algunos veteranos del partido respecto a que, quiz¨¢s, en esas manifestaciones en Espa?a podr¨ªa haber situaciones violentas e, incluso, quema de banderas de Estados Unidos, se hab¨ªan disipado muchos d¨ªas antes. Y para que no hubiera dudas en esa ejecutiva, Zapatero reiter¨®: "El dilema no es resoluci¨®n s¨ª o no, sino un no a la guerra. Y hemos acertado apoyando e impulsando esas movilizaciones. Pero nos tenemos que preparar porque, a partir de ahora, el Gobierno nos llamar¨¢ oportunistas". En efecto, as¨ª les llama Aznar desde entonces.
"No ha habido discrepancias en el partido, ni mucho menos, sino an¨¢lisis, hip¨®tesis y elaboraci¨®n de distintos escenarios por personas que saben mucho". ?sta es la apreciaci¨®n de Zapatero ante las dudas que han tenido en algunos momentos concretos de todo este largo proceso dirigentes de su partido.
Manuel Mar¨ªn, muy elogiado por Zapatero; el portavoz socialista en la Comisi¨®n Constitucional, Diego L¨®pez Garrido; el responsable de Econom¨ªa, Jordi Sevilla, y en alg¨²n momento Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, presente en todas las decisiones, mostraron alguna cautela respecto a qu¨¦ hacer si el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decid¨ªa por unanimidad un ataque. Zapatero considera que esas posiciones sirvieron para enriquecer la panoplia de posibilidades. Zapatero constat¨® desde el primer momento que en el grupo parlamentario todos eran "forofos del no a la guerra, sin ambages". Ese rechazo a la guerra se lo ha ido encontrando cada fin de semana en sus actos con militantes en diferentes regiones de Espa?a. "Dentro de los mensajes que he ido recibiendo para que no cambiara de posici¨®n, los que primero llegaron fueron de Jos¨¦ Bono [presidente de Castilla-La Mancha] y Paco V¨¢zquez [alcalde de A Coru?a]", ha recordado Zapatero ante sus colaboradores.
Cuando el PP le llam¨® "l¨ªder de pancarta", sonri¨®. "Los ciudadanos ya no quieren pol¨ªticos oportunistas, que no se mojan, que tienen doble discurso; nos equivoquemos o no, tenemos que pronunciarnos por convicciones y principios". ?sta fue otra de las reflexiones de Zapatero ante un reducido grupo de colaboradores. "Algunos sonre¨ªamos cuando le¨ªamos que Zapatero pod¨ªa dejarse influir por Felipe Gonz¨¢lez, Javier Solana o algunos de nosotros", se?ala uno de sus colaboradores. Las conversaciones de Zapatero con esos y otros relevantes socialistas han sido numerosas, pero tambi¨¦n ha consultado a muchos diplom¨¢ticos, analistas y profesores. Los m¨¢s veteranos le dijeron en enero casi lo mismo que le transmiti¨® Aznar el 2 de febrero: Estados Unidos se saldr¨ªa con la suya y todo el Consejo de Seguridad ir¨ªa detr¨¢s; no hab¨ªa nada que hacer. Pero ese an¨¢lisis no le vali¨® a Zapatero; lo consider¨® de otros tiempos. Y, sobre todo, por mucho cinismo y por muchos intereses que haya en juego, no pod¨ªa creer que altos mandatarios dieran la espalda a sus respectivas opiniones p¨²blicas, seg¨²n colaboradores del l¨ªder socialista. En la ejecutiva del PSOE se reconoce que "Zapatero se arriesg¨® y acert¨®". As¨ª lo dicen en p¨²blico Jordi Sevilla y Manuel Mar¨ªn.
Otro momento delicado se produjo el 18 de febrero, cuando el Gobierno sorprendi¨® a toda la oposici¨®n sometiendo a votaci¨®n nada menos que una resoluci¨®n del Consejo Europeo. El PSOE ten¨ªa dos horas para decidir y a punto estuvo de votar que s¨ª. Los m¨¢s veteranos apostaron en un primer momento por no salirse del consenso europeo. Zapatero no dec¨ªa nada. "Me convenci¨® definitivamente Jos¨¦ Blanco [secretario de Organizaci¨®n]", relat¨® despu¨¦s Zapatero. ?Y qu¨¦ alivio sintieron todos! "Llegamos a la conclusi¨®n de que era un truco del Gobierno para salir de su aislamiento unas horas; despu¨¦s vimos la verdad, cuando tres d¨ªas despu¨¦s Aznar se fue al rancho de Bush y vino con una resoluci¨®n distinta al acuerdo europeo", recuerda Mar¨ªn.
Desde La Moncloa se esgrimen estos d¨ªas tres razones para explicar la fuerte apuesta de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar por el presidente norteamericano en la crisis con Irak: la posici¨®n internacional de Espa?a, el mantenimiento del v¨ªnculo atl¨¢ntico y la cooperaci¨®n en la lucha antiterrorista con la vista puesta en el futuro. Pero la apuesta de Aznar por Estados Unidos viene de lejos.
Ya en tiempos de la Administraci¨®n de Bill Clinton, Aznar pidi¨® a su ministro de Exteriores una atenci¨®n superior a la relaci¨®n transatl¨¢ntica. La llegada a la c¨²pula norteamericana de Bush y los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 culminaron la decidida apuesta de Aznar por un nuevo modelo de relaciones, basado en afrontar conjuntamente la nueva amenaza mundial: el terrorismo.
Precisamente, la v¨ªspera del primer aniversario de los atentados del 11 de septiembre, Aznar manten¨ªa un encuentro privado con algunos medios de comunicaci¨®n espa?oles en el que, por vez primera, manifestaba su alineamiento con Bush en la crisis de Irak con base en la lucha contra el terrorismo. Ese mismo d¨ªa por la tarde, habl¨® por tel¨¦fono con Bush y le comunic¨® que si Sadam Husein hac¨ªa caso omiso a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, el Gobierno espa?ol estar¨ªa decididamente a su lado. Es m¨¢s, le anunciaba que ser¨ªa deseable, pero no imprescindible, una resoluci¨®n de la ONU para atacar Irak. Aznar pon¨ªa el acento en aquellos d¨ªas de septiembre en que Espa?a nunca hab¨ªa contado con tanto apoyo de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo y que la coherencia le obligaba a apoyar incondicionalmente a Bush.
Posteriormente, Aznar ha esgrimido otros argumentos favorables a ese alineamiento en funci¨®n de las circunstancias. As¨ª, cuando se ha cuestionado la relaci¨®n de Sadam Husein con la red terrorista Al Qaeda, Aznar ha invocado nuevas motivaciones. Por ejemplo, cuando se entrevist¨® con Zapatero a¨²n esperaba un cambio de actitud de Alemania y Francia que les aproximara a Estados Unidos.
Esa expectativa era absoluta en septiembre. Entonces, vaticinaba un cambio r¨¢pido de actitud en Alemania, tras la celebraci¨®n de sus elecciones a finales de ese mes. Tambi¨¦n contaba con que Francia rectificar¨ªa. Pero no ha sido as¨ª. Como tampoco se ha cumplido su vaticinio sobre la conducta de los pa¨ªses ¨¢rabes. Aznar calculaba que el odio de esos pa¨ªses a Sadam les enfrentar¨ªa al r¨¦gimen iraqu¨ª.
Pero estos c¨¢lculos de previsi¨®n fallidos y las grandes manifestaciones no han animado a Aznar a cambiar de actitud. "Irak cae lejos a la gente. Pero no hay que olvidar que Sadam tiene armas de destrucci¨®n masiva. El Gobierno de Bush est¨¢ implicado en la lucha contra el terrorismo. Ha estado en Afganist¨¢n. No se le puede abandonar", se afirma desde La Moncloa.
Adem¨¢s, seg¨²n el Gobierno, el ¨¦xito del proceso de desarme de Sadam Husein afectar¨¢ a la estabilidad de la regi¨®n. La Moncloa recuerda que tras la guerra del Golfo se abri¨® el proceso que culmin¨® en la Conferencia de Paz de Madrid. Tambi¨¦n da gran peso a la relaci¨®n transatl¨¢ntica y con los pa¨ªses del Este por sus relaciones empresariales.
Pero el gran argumento que maneja Aznar tiene que ver con la filosof¨ªa con que encara el terrorismo de ETA: no ceder nunca ante el enemigo. "El reto que se plantea en Irak no es el del final del terrorismo; se dirime que quien est¨¢ sometido a un proceso de desarme debe saber que se tiene que desarmar".
En La Moncloa son conscientes del riesgo de la apuesta. A corto plazo, para las elecciones municipales, estiman que el riesgo es alto. Pero insisten en que "los resultados se ver¨¢n al final". Si triunfa el proceso de desarme, se libera Irak, se avanza en la estabilidad de Oriente Pr¨®ximo y los tiranos entienden que las instituciones internacionales no les van a tolerar, la operaci¨®n ser¨¢ un ¨¦xito, acabar¨¢ siendo reconocida por muchos de los que hoy la ponen en duda y los socialistas lo pagar¨¢n pol¨ªticamente.
Zapatero asume que las cosas podr¨ªan no acabar mal para el Gobierno si Husein se retira y no hay guerra. As¨ª, habr¨ªa "una guerra y un dictador menos", ha comentado Aznar a su entorno.
Pero Zapatero subraya que, pase lo que pase, Aznar est¨¢ "perjudicando" a su pa¨ªs con su alineamiento con Estados Unidos y alej¨¢ndose del n¨²cleo europeo. La frase efectista que Zapatero le dedic¨® al presidente en la sesi¨®n parlamentaria del mi¨¦rcoles fue as¨ª: "Usted ha anunciado que se va pronto. Si es as¨ª, ?d¨¦jenos como est¨¢bamos, d¨¦jenos en paz, se?or Aznar!". Pero iba a ser de otra manera. "Quo vadis, se?or Aznar?". En la misma tribuna se arrepinti¨® y utiliz¨® su propia cosecha en vez del ad¨®nde vas que el ap¨®stol Pedro dirigi¨® a Jes¨²s de Nazaret.
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