Terco y agradecido
Aunque despu¨¦s de 30 a?os de carretera ha sido en los dos o tres ¨²ltimos cuando Rosendo ha empezado a saborear realmente el ¨¦xito, no parece que nada vaya a cambiarle. Fiel a un estilo y a su gente, Rosendo ha hecho de la terquedad virtud. Con un formato m¨¢s que cl¨¢sico -guitarra, bajo y bater¨ªa- y aferrado a un pu?ado de canciones sobradamente conocidas, Rosendo volvi¨® a dar todo un recital de maestr¨ªa y sencillez.
Construye su rock desde lo m¨¢s b¨¢sico, tal y como lo so?¨® hace tres d¨¦cadas, cuando empezaba a darle a su guitarra en un destartalado local de Carabanchel, su barrio. Tan primitivo y simple, que ha creado toda una escuela, y tan eficaz y contundente, que el que se engancha a ¨¦l es dif¨ªcil que conciba la m¨²sica de otra forma.
Rosendo Mercado
Rosendo Mercado (voz y guitarra), Rafa Vegas (bajo), Mariano Montero (bater¨ªa). Divino Aqualung. Madrid, 7 de marzo.Lleno.
El cari?o y admiraci¨®n que su p¨²blico siente por ¨¦l es otro de los valores m¨¢s incontestables del rock espa?ol. Y llama la atenci¨®n las diferentes generaciones que logra convocar: cincuentones y quincea?eros parecen la misma cosa escuchando a Rosendo. Pocos artistas llegan a una comuni¨®n tan aut¨¦ntica con su gente como la que ¨¦l logra. Las camisetas con su nombre eran la prenda de vestir mayoritaria la otra noche, donde tambi¨¦n se dejaron ver muchas con el eslogan No a la guerra. Y no hay canci¨®n, por nueva que sea, que no se coree de principio a fin y hasta el desga?ite por cada uno de los presentes.
Eligi¨® el veterano rockero un estupendo repertorio para pasar una gran noche de rock and roll. Se trataba de poner en directo las canciones de Veo, veo... mamoneo, su reciente disco, y de ah¨ª sonaron Que te acompa?e la suerte, con la que abri¨® el concierto, mientras sus seguidores le gritaban repetidas veces: "?Rosendo, presidente!", Para nada, Sufrido, Ven y ve!, Entre dientes, ?Quincalla o no! y ese magn¨ªfico Masculino singular que ya parece del repertorio eterno del rockero carabanchelero. Apenas unos meses en el mercado, su gente ya las conoce de sobra. Y tambi¨¦n tir¨® de cl¨¢sicas: Majete, Hasta de perfil, Navegando, ?Y dale!, Flojos de pantal¨®n, Por meter entre mis cosas tu nariz, Borrachuzos y, por supuesto, esos dos himnos brutales de su repertorio, Agradecido y Loco por incordiar, con los que, entrados los ochenta, empez¨® a forjar su leyenda en solitario tras dejar al m¨ªtico grupo Le?o. Nada hace pensar que a estas alturas Rosendo vaya a cambiar: con su f¨®rmula de siempre, por fin le va bien. No hace concesiones a la demagogia, y en sus conciertos es tan sobrio en modales y frases como energ¨¦tico en actitud y m¨²sica. Y adem¨¢s, despu¨¦s de muchos a?os, nunca ha sonado tan bien. Mariano Montero y Rafa Vegas, sus fieles escuderos, ya conocen a Rosendo de sobra y resultan por fin contundentes y eficaces en su respaldo. Con ellos, Rosendo se siente seguro, y as¨ª deja que su car¨¢cter de rockero convencido fluya libre y natural por el escenario.
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