LUCA y yo
Estamos de enhorabuena. Y no es para menos, ya que un grupo de evolucionistas moleculares acaba de encontrar el origen de la vida en una bacteria primitiva que apareci¨® en la Tierra hace unos 3.500 millones de a?os. El organismo en cuesti¨®n se llama LUCA, as¨ª, en singular, gracias a las siglas inglesas last universal common ancestor, y tiene forma de lombriz. Nadie lo ha visto, lo s¨¦, pero los maestros de la gen¨®mica han repartido por ah¨ª un retrato robot bastante aproximado que nos permite hacernos una idea de su rematada simpleza. A m¨ª me cae bien el tal LUCA, quiz¨¢ por ser lo que es, sin m¨¢s bodoques de los que hay, y quiz¨¢ porque es el resultado del m¨ªnimo com¨²n m¨²ltiplo de todos los seres vivientes del planeta, es decir, de ese poto que se desmelena desde la mesa de mi despacho, al perro salchicha de mi vecina, desde los infusorios que bucean en mi taza de caf¨¦ hasta esa panda de golfos que nos destrozan la paz en nombre de dios es Cristo, Al¨¢ o aquel misil de largo alcance. Me explico. LUCA contiene los 572 genes que yo mismo comparto con el microbio de la levadura de esa media tostada que desayuno al levantarme -as¨ª de sencillo-, los mismos 572 genes que tienen en com¨²n el camello de Sadam y los gladiolos de la Casa Blanca. Lo que no entiendo es c¨®mo LUCA ha podido consentir, con tantas similitudes como hay, que el resto de genes marquen la diferencia de un modo tan brutal y andemos ahora con la porquer¨ªa hasta el cuello. Dicho con otras palabras: gracias a la ciencia de la gen¨®mica sabemos ya de d¨®nde venimos -de LUCA, est¨¢ claro-; tambi¨¦n es f¨¢cil adivinar (por pura deducci¨®n) lo que somos; pero nos falta tener una idea m¨¢s clara de hacia d¨®nde vamos. La respuesta a esta ¨²ltima y peliaguda cuesti¨®n depende de algunos factores que nada tienen que ver con especies bacterianas o algoritmos gen¨¦ticos.
Mucho me temo que el futuro de los seres vivos (usted incluido) est¨¢ a expensas de una guerra ?necesaria? ?obligatoria? ?preventiva? ?in¨²til? Elijan el adjetivo, pero elijan bien, no vaya a ser que, despu¨¦s del genial descubrimiento gen¨®mico, tengamos que decir, sencillamente, "hasta luego, LUCA"; as¨ª, en singular.
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