Un desertor de la Guardia Republicana de Sadam asegura que manejan armas qu¨ªmicas
El militar afirma que la "moral de las tropas iraqu¨ªes depende de las unidades de ejecuci¨®n"
"No puedo decir nombre ni graduaci¨®n; tengo que proteger a quienes he dejado atr¨¢s". Iba encapuchado, la cabeza cubierta por un kefiye (pa?uelo) kurdo que contribu¨ªa a distorsionar su voz. El militar iraqu¨ª, presuntamente un oficial, compareci¨® ayer ante la prensa internacional en Suleimaniya tras abandonar la Guardia Republicana, el cuerpo de ¨¦lite que protege a Sadam Husein, y entregarse a las milicias kurdas que controlan la zona aut¨®noma del norte de Irak. "En la Guardia Republicana hay unidades que manejan armas qu¨ªmicas", afirm¨® el desertor.
Los servicios de seguridad de la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n (UPK), la milicia que administra el sur de la regi¨®n bajo autogobierno kurdo, organizaron la rueda de prensa del miembro de la Guardia Republicana, quien la v¨ªspera ya hab¨ªa hecho declaraciones p¨²blicas sobre su rendici¨®n a un canal de televisi¨®n del Kurdist¨¢n aut¨®nomo. Aunque no parece factible contrastar la veracidad de sus afirmaciones, el militar iraqu¨ª tampoco cay¨® en contradicciones, a pesar del implacable interrogatorio al que fue sometido por decenas de periodistas norteamericanos y europeos.
"Tengo 26 a?os. Estoy casado y tengo un hijo. Era jefe de Movimientos en la unidad de Mosul , del Comando Centro de Administraci¨®n de la Guardia Republicana", fueron algunos de los escasos datos personales que facilit¨®. Su peripecia comenz¨®, seg¨²n su relato, al ser alistado hace unos 10 meses en el cuerpo de ¨¦lite del Ej¨¦rcito iraqu¨ª, que cuenta con unos 100.000 soldados. "Mi nombre es ¨¢rabe, pero mi apellido es kurdo. Sin embargo, se modific¨® fortuitamente por un fallo inform¨¢tico, y en Bagdad me enviaron a la Guardia Republicana", asegura el desertor. En su primer destino, Tikrit (ciudad natal y feudo de Sadam Husein, situada a unos 150 kil¨®metros al norte de Bagdad), no sab¨ªan que era kurdo. Pero al ser enviado cinco meses despu¨¦s a Mosul volvieron a investigar su expediente y comprobaron que era kurdo. "A partir de ese instante perd¨ª la libertad de movimientos, y se me prohibi¨® ir a los puntos m¨¢s sensibles de las instalaciones militares. Me trataban como a un criminal", recordaba ayer. El pasado 18 de febrero cruz¨® la frontera del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, que escapa al poder de Bagdad por la protecci¨®n que le ofrecen desde 1991 los cazas de combate estadounidenses y brit¨¢nicos, y se entreg¨® a los agentes de seguridad en Suleimaniya.
"Al principio, las fuerzas de la Guardia Republicana no se retirar¨¢n si entran en combate", advirti¨® el desertor, "pero su moral depende m¨¢s de las unidades de ejecuci¨®n , que acaban con quienes retroceden. Es mejor morir luchando contra los norteamericanos que en sus manos. Pero cuando se derrumbe el r¨¦gimen, todos desertar¨¢n". Por el momento, asegura que en su unidad sigue siendo obligatorio, so pena de castigo, participar en un entrenamiento semanal de siete horas sobre el uso de m¨¢scaras antig¨¢s y trajes de protecci¨®n contra la guerra qu¨ªmica. "Nosotros s¨®lo nos prepar¨¢bamos para protegernos, pero entre las fuerzas de la Guardia Republicana destacada en Mosul hay unidades especializadas en el manejo de armas qu¨ªmicas", afirm¨® m¨¢s tarde.
Defensa de Mosul
Para el miembro del cuerpo de ¨¦lite iraqu¨ª huido a las filas kurdas, Sadam ha concentrado sus l¨ªneas de defensa en el norte de Irak en Mosul, mientras parece haber descartado la lucha para mantener el control de Kirkuk. "Ambas guarniciones cuentan con 10.000 hombres, pero sus refuerzos, otros 25.000 soldados, est¨¢n agrupados alrededor de Mosul", asegur¨®. Los l¨ªderes del Kurdist¨¢n han expresado su temor a que las fuerzas iraqu¨ªes hagan estallar explosivos colocados en los yacimientos de petr¨®leo de la llanura de Kirkuk antes de que puedan caer en manos de las milicias kurdas.
El militar iraqu¨ª respondi¨® de forma abierta a casi todas las preguntas, y s¨®lo mostr¨® vacilaci¨®n cuando los informadores insistieron en conocer si hab¨ªa facilitado informaciones a EE UU. "Me interrogaron los servicios de seguridad de Suleimaniya... Bueno, s¨ª; tambi¨¦n me han interrogado unos extranjeros hace unos pocos d¨ªas... ?En qu¨¦ idioma hablaban? En ingl¨¦s... No, no s¨¦ su nacionalidad", vacilaba, acosado a preguntas.
"?Hablaban como yo?", inquiri¨® finalmente un periodista con un exagerado acento norteamericano.
"No sabr¨ªa qu¨¦ decirle. Pero me hicieron tantas preguntas como ustedes", le replic¨® el desertor.
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