La ¨²ltima guerra
Antiguamente, cuando el hombre primitivo apenas intu¨ªa su propia inteligencia, harto de esperar justicia invocando un castigo divino, prob¨® a declarar la guerra como ¨²ltimo recurso para solucionar sus problemas de convivencia. Ignorante de su capacidad intelectual y del valor de la palabra como medio de entendimiento, este desconfiado ind¨ªgena liquidaba sus cuestiones instintivamente, cuerpo a cuerpo, arma en ristre y con una violencia casi animal.
La guerra primitiva tuvo tanto ¨¦xito que, desde entonces, los hechos m¨¢s relevantes de la historia de la humanidad se han ido resolviendo gracias a esta sanguinaria ecuaci¨®n. La guerra moderna ha ganado en popularidad y poder de seducci¨®n, y actualmente no hay enfrentamiento armado que se resista a su explosivo desenlace final.
Es de imaginar que en un delirante futuro, cuando la guerra alcance su m¨¢xima expresi¨®n asesina, la comunidad pondr¨¢ fin a tan peregrina costumbre. A partir de entonces, si a¨²n no se ha extinguido la especie, el hombre inteligente aprender¨¢ a respetar a sus iguales, abandonar¨¢ la idea de una intervenci¨®n divina y resolver¨¢ sus diferencias a trav¨¦s de la palabra.
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