Amargo cent¨ªmetro
Yago Lamela se queda al borde del oro al ser superado en el ¨²ltimo salto por el estadounidense Dwight Phillips
Yago Lamela habl¨® m¨¢s con el apesadumbrado gesto de su rostro que con las palabras. Segundo en la final de longitud, a un cent¨ªmetro del estadounidense Dwight Phillips, hizo un doloroso esfuerzo por enviar mensajes positivos en una tarde de frustraci¨®n. Estaba destinado a ganar y nadie parec¨ªa en condiciones de detenerle, aunque todo es posible cuando aparecen los americanos en sus pruebas preferidas, las que privilegian la naturaleza explosiva de sus velocistas.
Los estadounidenses Dwight Phillips y Miguel Pate no son otra cosa que velocistas destinados al salto de longitud por la abundancia de sprinters en su pa¨ªs. No se trata de saltadores puros, pero son temibles porque son capaces de aprovechar su extrema rapidez para volar lejos.
El campe¨®n gan¨® el oro con el mejor salto de su vida en pista cubierta: 8,29 metros
El saltador asturiano se vio afectado por un tir¨®n en la zona isquiotibial desde el segundo intento
Es lo que hicieron ayer en Birmingham, donde Yago Lamela perdi¨® el oro por dos razones: no pis¨® la tabla en sus dos primeros saltos -7,99 y 8,13 metros- y sufri¨® hasta el final del concurso las consecuencias de un tir¨®n en la zona isquiotibial, producido en el segundo intento. "Not¨¦ el dolor en el aire y no me recuper¨¦", dijo. "Si no hubiera sido en los Mundiales, me habr¨ªa retirado, porque corr¨ªa el riesgo de romperme, pero decid¨ª asumir el peligro. Adem¨¢s, ya tengo experiencia para saber hasta d¨®nde puedo forzar sin romperme".
Mermado de energ¨ªa, bastante menos r¨¢pido de lo habitual, Yago Lamela se jug¨® una lesi¨®n grave en el ¨²ltimo intento. Salt¨® 8,28 metros por pura calidad y se coloc¨® en la primera posici¨®n por delante de Dwight Phillips, que hab¨ªa dominado la prueba desde el arranque, con 8,23.
El saltador estadounidense respondi¨® al desaf¨ªo con toda su determinaci¨®n y con un salto que le volvi¨® loco: 8,29 metros, un cent¨ªmetro m¨¢s que Lamela, condenado a otra derrota en el ¨²ltimo momento, como hace cuatro a?os en los campeonatos del mundo de Maebashi (Jap¨®n), donde el cubano Iv¨¢n Pedroso fue capaz de superar los c¨¦lebres 8,56 del saltador asturiano.
Lamela hab¨ªa dispuesto la maquinaria para vencer. Lleg¨® a la final con la mejor marca mundial de la temporada y ofreci¨® magn¨ªficas se?ales en la clasificaci¨®n. Rafael Blanquer, su entrenador, consider¨® que hab¨ªa llegado el momento de los grandes saltos y de no jugar a la defensiva.
Habitualmente la carrera de Yago Lamela es de 37 metros, distancia que le permite manejarse con seguridad porque controla bien la llegada a la tabla y se mueve con cierta comodidad en el salto. Pero era la final y Rafael Blanquer quer¨ªa soltar bridas. Le concedi¨® un metro y medio m¨¢s de carrera, lo que aumentaba la posibilidad de mejorar el salto a cambio de controlar menos la aproximaci¨®n a la tabla.
Es lo que ocurri¨® en los dos primeros saltos, muy largos, pero inh¨¢biles -7,99 y 8,13 metros, con m¨¢rgenes de unos 20 cent¨ªmetros en cada uno- para llevarle al primer puesto porque Lamela despeg¨® sin tocar la tabla. "S¨®lo quiero media tablita, nada m¨¢s", murmuraba Rafael Blanquer. Si Yago agarraba la tabla, estaba seguro de que ganar¨ªa. Entonces comenzaron las malas noticias y un atisbo de preocupaci¨®n.
Tras el segundo salto, el saltador asturiano se llev¨® la mano al muslo de su pierna izquierda. Luego no pudo evitar una leve cojera mientras caminaba. Como no es un hombre proclive a las quejas, el gesto provoc¨® la preocupaci¨®n en Blanquer.
Todav¨ªa tuvo tiempo para un salto espectacular en el tercer intento, anulado por el medio cent¨ªmetro que dej¨® de huella en la plastilina. Desde ese momento la tarde de Yago Lamela estar¨ªa presidida por el sufrimiento. Se le ve¨ªa molesto, preocupado por el dolor. La victoria se le escapaba por la lesi¨®n y por el buen salto en el primer intento (8,23 metros) de quien despu¨¦s le arrebatar¨ªa el triunfo.
Las limitaciones se hicieron evidentes en el cuarto salto. No era el Yago Lamela explosivo de siempre, pero logr¨® ara?ar todo lo que pudo a su indiscutible calidad natural: 8,20 metros y el segundo puesto que apenas le dur¨® porque el estadounidense Miguel Pate le adelant¨® por un cent¨ªmetro.
Nada le resultaba sencillo al saltador espa?ol, que tir¨® con todo en el ¨²ltimo intento, extraordinario por lo que signific¨® de superaci¨®n de las dificultades. M¨¢s lento y m¨¢s cascado, con un gran riesgo de agravar la lesi¨®n, Lamela salt¨® 8,28 metros.
Ten¨ªa la victoria casi asegurada. S¨®lo quedaba Dwight Phillips, que hab¨ªa estado lejos de su marca en el primer salto. Pero jam¨¢s conviene descartar a un norteamericano en este tipo de pruebas. Gan¨® el oro con el mejor salto de su vida en pista cubierta. Gan¨® por un cent¨ªmetro. Gan¨® a Lamela.
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