A contrapelo del 'consenso' habitual

El lunes pasado, la OPA de Gas Natural (GN) sobre Iberdrola rompi¨® varias convenciones arraigadas en el establishment de los directivos de las grandes empresas espa?olas. El lanzamiento de la oferta se decide por votaci¨®n del Consejo de GN y no hay mayor¨ªa; en favor de la operaci¨®n vota el Consejero Delegado de la empresa que ha sido nombrado por una parte de la propiedad (el 24% de Repsol) que se opone a la OPA; y, por fin, se sugiere que la oferta no se ha consultado con el Gobierno.

Si se empieza por la ¨²ltima cuesti¨®n, resulta que hay indicios de que el ministerio de Econom¨ªa fue consultado en diciembre de 2002 sobre un nuevo intento de unir Gas Natural e Iberdrola. La respuesta de Rodrigo Rato fue la de ocasiones anteriores: no es el momento. Al ministro de Econom¨ªa le incomodan los grandes cambios empresariales en el sector energ¨¦tico porque, hasta el momento, todos los que se han promovido desde 1996 han fracasado. Por ejemplo, la fusi¨®n Endesa-Iberdrola o el amago de OPA de Repsol (con GN) sobre Iberdrola que frustr¨® Rato casi en la l¨ªnea de llegada, cuando ya estaba redacto el folleto de la oferta que se iba a presentar en la CNMV.

El ministerio de Econom¨ªa fue consultado en diciembre sobre la OPA; respondi¨® que "no era el momento"

La pregunta es si una OPA favorece a los accionistas. Si es as¨ª, la opini¨®n de los directivos (es decir, del consejo, que, en este caso, posee un porcentaje muy bajo de la propiedad) no debe ser decisiva. Pero la posici¨®n del consejero delegado de GN, Jos¨¦ Luis L¨®pez de Silanes, nombrado a instancias de Repsol y defensor, en contra de los intereses de su patrocinador, de la OPA, es uno de los acontecimientos m¨¢s extraordinarios de esta operaci¨®n.

?A quien se debe un consejero delegado? ?Debe defender los intereses de toda la empresa o tan s¨®lo es responsable ante el grupo de propiedad que aval¨® su nombramiento? La cuesti¨®n no est¨¢ resuelta; es m¨¢s, los campanudos informes Olivencia y los nuevos c¨®digos de [buena] conducta empresarial nada dicen de este dilema que, por cierto, no s¨®lo se plantea en GN. En funci¨®n de la respuesta a esas preguntas y si se considera que la OPA, tal como est¨¢ concebida, es beneficiosa para los accionistas de su empresa, podr¨¢ cada cual decidir si L¨®pez de Silanes ha traicionado o no la deontolog¨ªa empresarial, por otra parte tan mal definida en los manuales espa?oles de buen gobierno. Bien entendido que, por otra parte, Repsol obrar¨ªa con toda l¨®gica si no mantiene a L¨®pez de Silanes o pide su destituci¨®n.

Tal como se est¨¢n desarrollando los acontecimientos, la OPA parece m¨¢s una maniobra para dinamitar el acuerdo entre Repsol y la Caixa en GN que una operaci¨®n para conformar una empresa energ¨¦tica m¨¢s compleja que sea capaz de abaratar los costes de producci¨®n el¨¦ctrica y dar mejor servicio a los consumidores de gas y electricidad.