Preservar la pluralidad
MIQUEL SIGUAN
La Uni¨®n Europea fue fundada con objetivos exclusivamente econ¨®micos, pero desde el primer momento se ha declarado decidida a mantener la riqueza y la diversidad cultural europea, lo que implica mantener su diversidad ling¨¹¨ªstica. Desde este punto de vista, Europa es un aut¨¦ntico mosaico. Del Atl¨¢ntico a los Urales, para usar la expresi¨®n consagrada, se cuentan m¨¢s de cincuenta lenguas distintas, unas habladas por centenares de millones de personas; otra, s¨®lo por algunos miles; algunas con los privilegios que supone ser lenguas oficiales de Estados, mientras otras s¨®lo protegidas, y otras simplemente marginadas. Lenguas que a su vez no existen aisladas, sino en contacto entre s¨ª y a veces coexistiendo en un mismo territorio y todas ellas sometidas a los embates de una globalizaci¨®n creciente. Mantener la pluralidad ling¨¹¨ªstica de Europa exige una aut¨¦ntica pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica Y ser¨ªa deseable que la Uni¨®n formulase p¨²blicamente los objetivos que se propone en este campo.
Espa?a podr¨ªa, y deber¨ªa, asumir el liderazgo en la defensa del pluriling¨¹ismo europeo
En cuanto se habla de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Uni¨®n Europea las discusiones se centran inmediatamente en el papel de las lenguas oficiales en la Uni¨®n. Es evidente que todos los diputados en el Parlamento Europeo han de poder expresarse en su propia lengua y es evidente que todas las resoluciones de los ¨®rganos de la Uni¨®n que han de tener alguna trascendencia jur¨ªdica han de hacerse p¨²blicas en todas las lenguas de los Estados miembros. Pero una vez asegurado esto es igualmente evidente que queda un amplio margen para el funcionamiento cotidiano para el que basta un m¨ªnimo de lenguas comunes. Como es bien sabido todas las organizaciones internacionales, empezando por la ONU, distinguen entre lenguas oficiales y lenguas de trabajo. De manera que por mucha que sea la carga emocional que acompa?a a este tema, a mi juicio es un tema secundario y la autentica pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica europea es algo mucho m¨¢s amplio, de mayor calado.
En forma casi telegr¨¢fica, las cuestiones a las que hay que prestar atenci¨®n pueden resumirse as¨ª:
La abundancia cada vez mayor de comunicaciones y de contactos de todo tipo obliga a acudir a segundas lenguas conocidas por los interlocutores. Como es sabido, en nuestros d¨ªas el ingl¨¦s se ha convertido en la lengua principal en muchos ¨®rdenes de actividades y tambi¨¦n en las comunicaciones. En consecuencia, hay quien considera que es mejor rendirse a la evidencia y hacer del ingl¨¦s la lengua franca universal y tambi¨¦n europea y olvidarse de las dem¨¢s. As¨ª, todos los europeos conocer¨ªamos nuestra primera lengua y adem¨¢s el ingl¨¦s, con la sola excepci¨®n de los que ya tienen el ingl¨¦s como primera lengua, que no necesitar¨ªan conocer otra. Es una opci¨®n que tiene muchos partidarios, pero que despierta tambi¨¦n muchos recelos.
Por otra parte, la globalizaci¨®n no s¨®lo multiplica los contactos de todo tipo y con ello la necesidad de comunicaci¨®n, sino que provoca desplazamientos de personas que se establecen en lugares donde se hablan otras lenguas. La propia Uni¨®n Europea es el mejor ejemplo de ello; no s¨®lo garantiza la libre circulaci¨®n de personas en su interior, sino tambi¨¦n el establecimiento y el ejercicio profesional de los ciudadanos de un pa¨ªs de la Uni¨®n en cualquier otro. No s¨®lo hombres de negocios que se establecen en las ciudades. El clima moderado de la costa mediterr¨¢nea o de los archipi¨¦lagos est¨¢ atrayendo a numerosos ciudadanos del norte. O, con un ejemplo s¨®lo aparentemente anecd¨®tico, el programa Erasmus, iniciado para favorecer la movilidad de los estudiantes universitarios y su conocimiento de otras lenguas, est¨¢ multiplicando los matrimonios internacionales y biling¨¹es. Y a estos desplazamientos intraeuropeos hay que a?adir unos flujos migratorios extraeuropeos mucho m¨¢s voluminosos, que est¨¢n en continuo aumento y que est¨¢n multiplicando los ambientes y las situaciones pluriling¨¹es. Hay m¨¢s hablantes de ¨¢rabe y de turco en Europa que de muchas lenguas peque?as, incluso de lenguas oficiales de pa¨ªses miembros. En todas estas situaciones pluriling¨¹es las lenguas menores quedan en situaci¨®n desventajosa y marginal e incluso en algunos casos pueden tender a desaparecer.
A partir de este panorama, el primer eje de una pol¨ªtica europea dirigida a preservar su variedad ling¨¹¨ªstica es obviamente una educaci¨®n que incluya la ense?anza de lenguas. El objetivo de que los europeos conozcan dos lenguas extranjeras adem¨¢s de la propia est¨¢ lejos de cumplirse y requerir¨¢ muchos esfuerzos. No se trata s¨®lo de a?adir lenguas al curr¨ªculum, sino de dise?ar una ense?anza europea que se proponga una convivencia pac¨ªfica por encima de las diferencias ling¨¹¨ªsticas.
A trav¨¦s de su presencia en los planes de ense?anza se puede conseguir que el repertorio de las lenguas segundas conocidas no se limite al ingl¨¦s, sino que incluya a otras lenguas m¨¢s que actualmente. Pero aun as¨ª, el abanico no se extender¨¢ m¨¢s all¨¢ de media docena de lenguas, y as¨ª, muchas lenguas menores, incluidas lenguas oficiales de pa¨ªses peque?os, seguir¨¢n igualmente marginadas y en peligro. Habr¨¢ que pensar en otros medios para asegurar su supervivencia, y entre ellos, uno de los m¨¢s ¨²tiles puede ser el potenciar sus posibilidades de acceso a los medios informativos electr¨®nicos, desde la traducci¨®n autom¨¢tica a la presencia en Internet. Y aqu¨ª la ayuda de la Uni¨®n puede ser fundamental.
En resumen y simplificando, podr¨ªamos decir que los objetivos de una pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica europea se reducen a dos: evitar que el ingl¨¦s se convierta en la lengua segunda ¨²nica de los europeos y evitar que la globalizaci¨®n creciente ponga en peligro la existencia de las lenguas menores. Y en este sentido me permito una observaci¨®n final. En la actualidad, la mayor resistencia frente a la omnipresencia del ingl¨¦s est¨¢ representada por Francia, que se ha convertido con ello en la abogada del plurilingu¨ªsmo en los foros internacionales. Un papel que, dada su historia, le resulta algo forzado y un papel que, a mi juicio, el espa?ol podr¨ªa asumir con mucha mayor coherencia. La Constituci¨®n espa?ola, que no s¨®lo reconoce una pluralidad de lenguas, sino de pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas, y el hecho de que en los pa¨ªses de la Am¨¦rica Hispana, a pesar de todo las lenguas ind¨ªgenas se han mantenido mientras en Am¨¦rica del Norte pr¨¢cticamente han desaparecido, son argumentos en este sentido. Y hay que tener en cuenta que el espa?ol no s¨®lo lleva camino de convertirse en la segunda lengua del Brasil, sino que ya lo es en los Estados Unidos, donde los hispanohablantes apuestan claramente por un futuro colectivo biling¨¹e. De manera que Espa?a podr¨ªa, y a mi juicio deber¨ªa, asumir el liderazgo en la defensa del pluriling¨¹¨ªsmo europeo.
Miquel Siguan es autor de Espa?a pluriling¨¹e, La Europa de las lenguas y Biling¨¹ismo y lenguas en contacto.
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