Las jornadas
Para un profesor de literatura espa?ola siempre es ingrato resumir en un mon¨®logo de clase el riqu¨ªsimo ambiente teatral del Siglo de Oro. ?C¨®mo transmitir la fuerza de un acontecimiento que estaba m¨¢s cerca de la fiesta social que de la lectura individual?
Hace veinte a?os Antonio Serrano intent¨® hacerlo del ¨²nico modo posible: rompiendo la monoton¨ªa de las clases, organizando alguna representaci¨®n en el instituto e invitando a especialistas y actores de teatro cl¨¢sico para que contaran a los chavales c¨®mo era aquel mundo y qu¨¦ problemas planteaba hoy la reconstrucci¨®n de aquella fiesta. El experimento fue tan exitoso que se ha repetido diecinueve veces m¨¢s: son las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almer¨ªa, que el pasado viernes inauguraron en Adra su vig¨¦sima edici¨®n.
Aquella actividad extraescolar se ha convertido hoy en una cita tan esperada por los aficionados al teatro cl¨¢sico como el festival de Almagro, que multiplica por mucho el presupuesto de las Jornadas. Todos los a?os por estas fechas llegan a Adra y a la ciudad de Almer¨ªa los mejores montajes del a?o, una selecci¨®n de espect¨¢culos que culmina con un ciclo de conferencias, por el que han pasado especialistas de todo el mundo, actores, directores y t¨¦cnicos, que han explicado sus experiencias profesionales.
Particip¨¦ un a?o en la organizaci¨®n de las Jornadas. Conoc¨ª a Antonio Serrano, a Carmen L¨¢zaro y a todos los que colaboraban de una forma u otra para levantarlas cada primavera. Las diferentes administraciones (especialmente la Junta, todo hay que decirlo) daban dinero, s¨ª, pero eran los cuatro profesores de la comisi¨®n organizadora y un pu?ado de antiguos alumnos quienes hac¨ªan de secretaria, gestor cultural, relaciones p¨²blicas, gu¨ªa tur¨ªstico y deshacedor general de entuertos. Este a?o el m¨¢s curioso se ha producido con Iberia y el Ballet Nacional de Espa?a, cuyo convenio laboral exige que los viajes se realicen en avi¨®n, un requisito imposible de cumplir para los organizadores de las Jornadas: los aviones que Iberia destina a Almer¨ªa son tan peque?os que no hab¨ªa plazas suficientes para todos los bailarines y t¨¦cnicos. No s¨¦ c¨®mo, pero el asunto se ha resuelto, y dentro de doce d¨ªas Fuenteovejuna estar¨¢ en Almer¨ªa.
Lo que m¨¢s me sorprendi¨® el a?o que particip¨¦ en la organizaci¨®n de las Jornadas fue la reticencia de ciertas personas e instituciones a colaborar. A m¨ª me parec¨ªa que Almer¨ªa ten¨ªa mucha suerte de contar con un grupo de personas dispuestas a montar todos los a?os aquel acontecimiento, y que era una mezquindad no convertirlo en la estrella de la programaci¨®n cultural s¨®lo porque la idea no se le hubiese ocurrido a un pol¨ªtico. Afortunadamente, la situaci¨®n ha ido cambiando en los ¨²ltimos a?os, y ya existe un patronato cuya funci¨®n es garantizar su pervivencia cuando Antonio Serrano y compa?¨ªa dejen los trastos.
Ojal¨¢ que las Jornadas sean alg¨²n d¨ªa una criatura independiente, una s¨®lida instituci¨®n, y no una flor delicada que se marchite cuando deje de ser regada por el entusiasmo que la ha mantenido viva estos veinte a?os.
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