Una cent¨¦sima de coraje
Mayte Mart¨ªnez arranca el bronce a la eslovena Ceplak en unos complicad¨ªsimos 800 metros
Mayte Mart¨ªnez tuvo mucho de Arantxa S¨¢nchez Vicario, de Marta Dom¨ªnguez, de todas las grandes mujeres del deporte espa?ol, caracterizadas por su inmensa resistencia a la derrota. O visto desde la otra perspectiva, por su voluntad de vencer en las situaciones m¨¢s extremas, las que exigen el m¨¢ximo grado de sufrimiento. En Mayte Mart¨ªnez se adivina esta cualidad. No se podr¨ªa entender su espl¨¦ndido tercer puesto en la final de 800 metros sin este gen combativo, pues la carrera fue un campo de minas desde el primer momento.
La primera condici¨®n de la prueba ven¨ªa determinada por la n¨®mina de estrellas. Quiz¨¢ era la carrera m¨¢s completa del campeonato, con atletas como Mar¨ªa Mutola, Yolanda Ceplak y Stephanie Graf. Ellas representan mejor que nadie los ¨²ltimos diez a?os de la especialidad, hasta el punto de que bien podr¨ªan ser las medallistas de los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos. Mayte Mart¨ªnez viene a ese mundillo como aspirante, no sin dificultades. Durante cuatro a?os ha sufrido los efectos del hipertirodismo, enfermedad que estuvo a punto de acabar con su carrera. No qued¨® rastro de la extraordinaria juvenil que ten¨ªa madera de estrella del mediofondo. Pero Mayte se recuper¨® y consigui¨® regresar a las pistas. Los efectos de la enfermedad no la permiten entrenar la parte aer¨®bica, el volumen, al m¨¢ximo rendimiento, pero su calidad no se discute. Es una atleta veloz que se mueve cada mejor en el espectro que va de 1,58 a dos minutos. "Si la cosa va por debajo de 1,57, es muy dif¨ªcil que pueda seguirlas, al menos por ahora".
A la categor¨ªa de sus rivales, Mayte a?adi¨® una segunda dificultad: la aspereza de una carrera que le exigi¨® recuperarse de momentos muy complicados. La pista cubierta ofrece poco margen de maniobra ante el error o los descuidos t¨¢cticos. Hay menos espacio, las rectas son muy cortas y el arco de las curvas es muy cerrado. Es la guerra y conviene estar preparado. Mayte lo est¨¢. Se encontr¨® con dificultades de todo tipo desde la salida. La brit¨¢nica Jo Fenn lanz¨® la carrera sin mirar atr¨¢s, escoltada por la mozambique?a Mutola y la austriaca Graf, que tienen en com¨²n un f¨ªsico esculpido en m¨¢rmol. Son dos atletas que impresionan por su poder¨ªo. Se colocaron tras la brit¨¢nica y actuaron de front¨®n ante las dem¨¢s. Eran las favoritas. No quer¨ªan interferencias.
Mayte viajaba con la eslovena Ceplak, otra ilustre de la especialidad. Como no es impresionable, super¨® a Ceplak al paso por los 600 metros, movimiento que pretendi¨® continuar despu¨¦s, pero en ese momento reaccionaron Mutola y Graf. Fue como un se¨ªsmo. Volaron los codos, se agit¨® el grupo y Mayte se encontr¨® en medio de un gran fregado. Primero Mutola -vencedora de la prueba- y despu¨¦s la austriaca cerraron el paso de la atleta espa?ol, que perdi¨® el paso y se vio en apuros considerables. En pista cubierta, el metro que se pierde se convierte en dos metros porque no hay manera de recuperarlo en el tambor de lavadora.
Sali¨® despedida del combate por la victoria y pareci¨® que no hab¨ªa nada para ella. Ten¨ªa por delante a cinco atletas. Pero le funcion¨® su tremendo gen competitivo. Y de qu¨¦ manera. Sus ¨²ltimos metros fueron memorables porque desafi¨® todos los pron¨®sticos. Primero super¨® a Jo Fenn, agotada por el esfuerzo. Limpiarse a Ceplak parec¨ªa casi imposible, primero porque la eslovena es una autoridad en la materia del 800 y segundo por Mayte Mart¨ªnez ven¨ªa de protagonizar un sobreesfuerzo para recuperar posiciones en la carrera. Por lo dem¨¢s, tampoco hab¨ªa espacio para la recuperaci¨®n. Quedaban diez metros.
En estos Mundiales donde los espa?oles han sabido el valor del cent¨ªmetro para ganar o para perder, Mayte disfrut¨® del valor de una cent¨¦sima. Se coloc¨® a la altura de Yolanda Ceplak y ninguna cedi¨®. No hab¨ªa manera de separarlas. Eran dos atletas en una. A Mayte le pareci¨® que quedaba una oportunidad m¨¢s, un ¨²ltimo gesto, la clase de recurso que demuestra el car¨¢cter de una atleta. En la misma l¨ªnea encontr¨® la manera de estirar su cuello como un l¨¢tigo. Su cabeza se movi¨® hacia delante como un resorte, sin encontrar respuesta en Ceplak, que no estaba preparada para el truco final. En esa acci¨®n qued¨® retratada Mayte Mart¨ªnez. No pod¨ªa ganar la carrera, pero siempre hay algo en juego, un tercer puesto en los Mundiales, por ejemplo. Y ante eso hay que tirar con todo, hay que seguir el camino que han marcado Arantxa o Marta Dom¨ªnguez. Es un estilo, un formidable estilo de hacer las cosas.
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