Los m¨®viles de Calder vuelan en el Guggenheim
70 obras realizadas por el artista entre los a?os 30 y los 60 plantean "un elogio a la ingravidez"
Alexander Calder (Lawton, Pensilvania, 1898-Nueva York, 1976) fue ilustrador, autor de performances, pintor, grabador y, sobre todo, el escultor que llev¨® el movimiento a la escultura. La exposici¨®n Calder: la gravedad y la gracia, que ayer inaugur¨® el Museo Guggenheim Bilbao, presenta un recorrido antol¨®gico por su obra centrada en los caminos que explor¨® el artista para empujar la escultura del siglo XX hacia la transparencia y la ingravidez. "Su m¨¢s maravillosa contribuci¨®n fue el vuelo sin motor de los cuerpos en el espacio", explic¨® Carmen Gim¨¦nez, comisaria de la muestra. "No es una exposici¨®n limitada a los m¨®viles, pero s¨ª es un elogio a la ingravidez". La exposici¨®n, patrocinada por el BBVA, podr¨¢ verse a partir de noviembre en el Reina Sof¨ªa.
Calder: la gravedad y la gracia empez¨® a gestarse hace 10 a?os, cuando se present¨® en el Museo Guggenheim de Nueva York la exposici¨®n Picasso y la edad del hierro, tambi¨¦n organizada por Carmen Gim¨¦nez. Calder fue uno de los maestros de la escultura del siglo XX incluidos en la muestra -capaz de "dibujar en el espacio" como Picasso, Giacometti, Julio Gonz¨¢lez y David Smith, dice la comisaria- y merecedor de un estudio m¨¢s detallado. Anunciado y pospuesto varias veces desde entonces, el proyecto llega ahora al Guggenheim con 70 obras, que abarcan desde los a?os treinta a finales de los sesenta.
A diferencia de la antol¨®gica que se present¨® en Estados Unidos para conmemorar el centenario del nacimiento del artista, un recorrido por todas las facetas de sus creaciones art¨ªsticas, Calder: la gravedad y la gracia presenta s¨®lo las obras abstractas que luchan contra la gravedad, las que "inauguraron una forma de concebir el espacio desde una perspectiva c¨®smica", defini¨® Gim¨¦nez.
El t¨ªtulo de la exposici¨®n, tomado del libro p¨®stumo de la pensadora francesa Simone Weil, resume su espir¨ªtu. Calder: la gravedad y la gracia quiere mostrar c¨®mo salva el artista las leyes naturales de la gravedad en su escultura. La muestra incluye los famosos m¨®viles, las constelaciones, torres y gongs, en los que Calder introdujo el uso del sonido. El sentido del equilibrio, el color reducido a los m¨¢s puros blanco, negro, rojo, amarillo y azul, la exquisitez de sus formas, la falsa fragilidad de las piezas y la sutileza est¨¢n presentes en todo el recorrido cronol¨®gico. "Toda su vida tuvo una gran unidad de planteamiento", a?adi¨® la comisaria.
Alegato contra la guerra
Calder fue un hombre muy simp¨¢tico, permeable a la opini¨®n de quienes le rodeaban, progresista y comprometido. El 2 de enero de 1966, el escultor public¨® en la ¨²ltima p¨¢gina del diario The New York Times un anuncio en contra de las atrocidades de la guerra de Vietnam. Ayer, la comisaria cerr¨® su intervenci¨®n en la rueda de prensa previa a la inauguraci¨®n leyendo en su integridad el mensaje escrito por Calder casi cuatro d¨¦cadas atr¨¢s. "A?o nuevo, mundo nuevo. Esperamos el fin de la hipocres¨ªa, farise¨ªsmo, ego¨ªsmo, oportunismo, tergiversaci¨®n y del temor donde quiera que existan. Con gran respeto hacia aquellos que con toda raz¨®n ponen en duda la brutalidad y defienden un mundo m¨¢s civilizado, nuestra ¨²nica esperanza son los hombres reflexivos. La raz¨®n no es una traici¨®n".
Gim¨¦nez no hab¨ªa consultado la opini¨®n de la familia Calder, pero se mostr¨® segura sobre la oportunidad de aprovechar la ocasi¨®n para recordar sus reflexiones en tiempos de guerra. "De haber vivido, a Calder le habr¨ªa gustado que se repitan unas palabras muy oportunas en el d¨ªa de hoy", se?al¨®.
La relaci¨®n de Calder con Espa?a fue m¨¢s all¨¢ de su amistad con Picasso, Julio Gonz¨¢lez y Joan Mir¨®. En 1933, expuso su obra en Madrid y Barcelona, y cuatro a?os m¨¢s tarde particip¨® en el pabell¨®n espa?ol de la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs con su c¨¦lebre Fuente de mercurio, un s¨ªmbolo de la resistencia republicana al fascismo. No fue su ¨²nica muestra de apoyo a los espa?oles. Gim¨¦nez record¨® que las puertas de su casa en Francia estuvieron abiertas a los refugiados que hu¨ªan de la guerra espa?ola.
Recortadas sobre el fondo blanco de las paredes del museo, las esculturas de Calder ganan en ligereza. La elegancia del reto de a la gravedad de los m¨®viles es a¨²n m¨¢s intensa por el efecto de la iluminaci¨®n: la silueta de las esculturas se proyecta sobre el suelo en un gui?o a la fascinaci¨®n que el artista sent¨ªa por las sombras chinas.
La exposici¨®n inicia su recorrido cronol¨®gico con esculturas de los a?os treinta que juegan con los alambres, las piezas de madera pintadas y las chapas met¨¢licas en verdaderos ejercicios de equilibrio, en los que aparecen referencias a las leyes de la f¨ªsica y la disposici¨®n planetaria. Son las primeras que realiz¨® despu¨¦s de conocer las pinturas geom¨¦tricas de Piet Mondrian en su estudio de Par¨ªs e imaginarlas en movimiento.
Si gracias a Mondrian empez¨® a reflexionar sobre el movimiento, fue Marcel Duchamp quien bautiz¨® las obras como m¨®viles. La gran innovaci¨®n de Calder lleg¨® poco despu¨¦s, cuando empez¨® a crear obras colgantes, que el aire mec¨ªa suavemente. En su est¨¦tica se revela tambi¨¦n "la deuda con el Extremo Oriente". El ¨¦xito de los m¨®viles no impidi¨® que creara esculturas fijas, los estables, que, en opini¨®n de Gim¨¦nez, con su potencial cin¨¦tico invitan al espectador a moverse a su alrededor.
En los a?os cuarenta llegaron las constelaciones, en las que la escasez de metal a causa de la guerra le llev¨® a utilizar otra vez la madera. La exposici¨®n muestra tambi¨¦n las combinaciones de m¨®viles y estables que Calder realiz¨® en su madurez, como las torres que se apoyan en la pared.
Los encargos para obra p¨²blica hicieron crecer el formato de las obras en los ¨²ltimos a?os de su carrera, cuando sigui¨® creando m¨®viles y piezas fijas de escala monumental, que cierran la exposici¨®n.
La experiencia del lugar
La comisaria de la exposici¨®n Calder: la gravedad y la gracia, Carmen Gim¨¦nez, alab¨® las virtudes de las salas del Museo Guggenheim Bilbao para albergar las obras del artista. "Las esculturas armonizan con los espacios y se ven de una manera excepcional", dijo Gim¨¦nez. La visi¨®n del m¨®vil que Calder realiz¨® por encargo para la ciudad de Pittsburgh, una pieza de m¨¢s de ocho metros de envergadura suspendida en el atrio del museo, de 55 metros de altura, es especialmente espectacular.
La exposici¨®n de Calder, cobijada en los vol¨²menes que dise?¨® el arquitecto Frank O. Gehry es, en palabras de Carmen Gim¨¦nez, "una experiencia dif¨ªcil de conseguir en otro lugar". Tras la presentaci¨®n en Bilbao, la exposici¨®n se trasladar¨¢ al Museo Reina Sof¨ªa, de Madrid, el pr¨®ximo mes de noviembre, donde permanecer¨¢ hasta febrero de 2004.
Gim¨¦nez no adelant¨® en qu¨¦ cambiar¨¢ la exposici¨®n al mostrarse en el austero edificio del Reina Sof¨ªa, un rehabilitado hospital del siglo XVIII, que ella conoce al detalle ya que fue responsable de sus exposiciones cuando fue inaugurado en 1986. No hubo comparaciones entre las dos ubicaciones: "El Reina Sof¨ªa es muy neutro", afirm¨®. "Ser¨¢ otra experiencia".
Babelia
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