Regres¨® el toro

El toro, en esta feria, hab¨ªa desaparecido. Se buscaba afanosamente y no se encontraba. ?D¨®nde estaba el toro?, se preguntaba la gente. Y ayer, por fin, apareci¨®. Sali¨® el toro y la tarde se visti¨® de inter¨¦s, del primero al ¨²ltimo. No es que la corrida de Torrestrella fuera lo nunca visto, ni aparecieron toros descomunales. No hac¨ªa falta. Bastaba con lo que sali¨®. Tres primeros justos de trap¨ªo y otros tres de irreprochable estampa, muy serios.

?Ven los taurinos que no hace falta salirse de madre para encontrar el equilibrio? Y adem¨¢s de un comportamiento que nunca perdi¨® el inter¨¦s. Del excelente tercero, un gran toro para la muleta, hasta el correoso y complicado cuarto. Pasando por la boyant¨ªa de primero, segundo y quinto, hasta llegar al encastado y exigente que cerr¨® plaza. Variedad, adem¨¢s. Se agradeci¨®, de veras, que regresara el toro.

Un gran toro para la muleta fue el tercero, que no destac¨® en varas, aunque a la segunda se fue de largo. En banderillas, muy pronto, apunt¨® lo que llevaba en la sangre. Y en la muleta se descubri¨®. Alegre, noble, embistiendo al toque, fue muy bien entendido por Barrera en primera instancia, cuando se lo llev¨® con la derecha. Esa parte de faena tuvo dos virtudes: la distancia y el temple. Dej¨® Barrera lucir toda la pujanza del toro, cosa que se agradeci¨®. Un torero cambi¨® de mano y, luego, con la muleta en la izquierda, se desequilibr¨® algo esa labor. Los circulares finales le pusieron colorido final a una faena bien medida en su caudal.

Encastado y exigente fue el sexto, de arrancada seca, que obligaba a esperarle mucho en la muleta. Barrera, poco a poco, fue entendiendo la complicada asignatura a medida que equilibraba sus pulsaciones. Aguant¨® con la izquierda, adivin¨® el interior del toro, y la faena, trabajada, tom¨® forma.

Otra faena con argumento, tampoco rematada con la izquierda pero bien generada, fue la de Caballero al quinto. Ese toro, que se hab¨ªa arrancado de largo en segunda instancia, fue pujante hasta quedarse con la gasolina muy justa. Con su primero, muy noble pero carente de chispa, Caballero anot¨® una faena de formas m¨¢s mec¨¢nicas.

El toro que abri¨® plaza fue tan noble como soso. Finito tom¨® ventajas sobre la derecha, siempre con la pierna contraria retrasada, y se alivi¨® sin confianza en un conato de serie por el pit¨®n izquierdo. Al cuarto no lo quiso ni ver. Ech¨® las cartas muy pronto y no se atrevi¨® a jugar la partida que le propon¨ªa el toro -partida de lidiador- y se vieron los bajos fondos de una carrera en declive.