"Lleg¨® la hora del cambio"
En la tensi¨®n de las horas previas al ataque, los iraqu¨ªes empezaban a decir lo que llevan muchos a?os callando
El ataque lleg¨® esta ma?ana, cuando ya casi amanece¨ªa. Poco antes de que el cielo quedara fulminado por las bombas, los iraqu¨ªes empezaban a hacer ya las primeras cr¨ªticas a Sadam Husein. Fuera del restaurante se hab¨ªa desatado una tormenta de arena de las que empa?an las gafas dentro de las casas. El viento ululaba como si quisiera tronchar las palmeras. Era m¨¢s de la una en la madrugada. La amenaza de los bombardeos hab¨ªa transformado las calles. Hac¨ªa horas que no se ve¨ªa un alma en Bagdad. Ese local era uno de los pocos abiertos, tal vez el ¨²nico. All¨ª, una vez m¨¢s, se hab¨ªan dado cita, juntos pero no revueltos, periodistas de todas partes del mundo, estrellas de los medios de comunicaci¨®n y la ¨¦lite de los servicios de espionaje de Irak.
Un cami¨®n de militares pasaba por la calle. Pero la gente ni les aclamaba ni les sonre¨ªa
El ambiente cosmopolita, una noche m¨¢s, recordaba al Rick's que regentaba Humphrey Bogart en Casablanca. Es uno de los pocos sitios en Bagdad donde no resulta infrecuente ver a iraqu¨ªes hablando por tel¨¦fonos m¨®viles; un sitio neutral donde hay que respetar ciertas pautas, como no beber alcohol. Se hab¨ªan marchado todos los clientes excepto los cuatro periodistas de una mesa. En otra mesa, un tipo solitario fumaba en silencio.
De repente, aquel hombre se dirigi¨® a los periodistas y les dijo:
-Perd¨®nenme, se?ores, pero a partir de ma?ana ya no abrir¨¦. Si por m¨ª fuera, abrir¨ªa todos los d¨ªas, no tengo miedo. Pero me voy quedando sin existencias. Me faltan los bistecs, la fruta, algunas verduras, y apenas si me quedan refrescos.
Y as¨ª fue como empez¨® una conversaci¨®n que muy pronto se desliz¨® por terrenos inimaginables hace s¨®lo unos d¨ªas atr¨¢s.
-Aqu¨ª vienen oficiales del Ej¨¦rcito -continu¨® el due?o del Rick's-. Y yo los escucho hablar. Ayer comentaban que la mitad de las balas que est¨¢n repartiendo para los fusiles son defectuosas, no sirven. Mi impresi¨®n es que esta guerra no va a durar m¨¢s de una semana. El Tipo no se ir¨¢. Habr¨¢ que echarlo. Es una verg¨¹enza para el pa¨ªs y para el mundo ¨¢rabe. Y nadie del Ej¨¦rcito lo va a defender. S¨®lo 10.000 o 15.000 soldados de la Guardia Republicana. Pero con eso no se defiende una ciudad.
Alguien le coment¨® que tal vez tendr¨ªa que ser cauteloso con lo que dec¨ªa.
-S¨¦ con qui¨¦n hablo. Pero adem¨¢s, ya va siendo hora de que esto cambie, de que la gente pueda viajar tranquilamente, tener dinero en el bolsillo, hablar sin miedo a la polic¨ªa.
Son d¨ªas en los que los m¨¢s prudentes, los que han vivido durante a?os gracias a una aparente neutralidad, hoy sueltan lo que han ido guardando durante a?os.
-Y a medida que avancen los americanos -contin¨²a el due?o del local- os ir¨¦is encontrando m¨¢s y m¨¢s gente como yo. Hay miedo, pero se ir¨¢ venciendo.
-?Y despu¨¦s, qu¨¦? ?Qu¨¦ pasar¨¢ en el caso de que Estados Unidos derroque a Husein?
-Ya se ver¨¢. Pero el primer paso que hay que dar es echar al tirano. Aqu¨ª jam¨¢s habr¨¢ una guerra civil. Y lo importante ser¨¢ que Estados Unidos y el Reino Unido nos dejen margen de maniobra para reconstruir la naci¨®n.
-?Qu¨¦ medida va a tomar para protegerse de los bombardeos?
-Me he comprado 40 botellas de whisky. ?sa es una buena medida. Por lo dem¨¢s, yo creo que las bombas ser¨¢n muy precisas. Habr¨¢ bombas de sonido, que s¨®lo pretendan asustar al Ej¨¦rcito. Creo que va a haber muy pocas muertes civiles.Ayer, un cami¨®n de militares pasaba por una de las calles m¨¢s populosas de la ciudad. Eran unos 20 soldados con aspecto casi adolescente. Iban cantando como si de una excursi¨®n se tratara, levantando las manos y d¨¢ndose palmadas en la rodillas, c¨¢nticos de victoria, de ensalzamiento del l¨ªder Sadam. Pero la gente ni los aclamaba, ni les infund¨ªan ¨¢nimos, ni les sonre¨ªa, ni los miraba. Tan s¨®lo hab¨ªa indiferencia.
Huida a ninguna parte
En la calle de Salheeih de Bagdad aparcan los autobuses que salen hacia Siria. Ayer, m¨¢s de cinco familias ten¨ªan todas sus pertenencias en las aceras. Y all¨ª llevaban horas de pie con sus hijos. Hab¨ªan salido el d¨ªa antes a las cuatro de la madrugada en direcci¨®n a la frontera de Siria. Hab¨ªa pagado m¨¢s de 50 d¨®lares por familia. Y cuando llegaron a la frontera se encontraron con que llevaba cerrada varias horas.
"Ahora estamos intentando que nos devuelvan el dinero", explicaba la mujer. "Cuando salimos de Bagdad, ellos ya sab¨ªan que la frontera estaba cerrada. Y yo ahora me veo sin nada. Hace una semana me encontraba en Siria. Y vine s¨®lo para sacar a mis hijos de aqu¨ª. Y ya ve, ahora en Bagdad, con los ni?os y sin dinero".
Otra madre de familia se negaba a hablar cuando se enter¨® de la nacionalidad del periodista. "Tu Gobierno est¨¢ con el de Estados Unidos".
Otra familia era la de un profesor con sus cuatro hijos y su esposa. "Yo en realidad no quer¨ªa irme, porque no tengo miedo. Pero mi mujer insist¨ªa y los ni?os tambi¨¦n, y al final decidimos montarnos en el autob¨²s; con tan mala suerte que ya hab¨ªan cerrado la frontera para los iraqu¨ªes. S¨®lo pueden salir los extranjeros".
En otra parte de la ciudad, en la calle Hafilth Alkath, unos 50 taxis, en su mayor¨ªa todoterreno, reposaban despu¨¦s de haber hecho estos d¨ªas atr¨¢s los mejores negocios desde hac¨ªa mucho tiempo. "Han sido muchas familias ricas las que han salido de Irak. Y nosotros al final ped¨ªamos entre 700 y 1.000 d¨®lares por llevarlos", comentaba un taxista. Pero ayer, con las fronteras cerradas, s¨®lo aguardaban la llegada de alg¨²n hombre de negocios que tuviese un visado especial para salir.
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