Un fen¨®meno sociol¨®gico
EL PA?S ofrece en DVD "No desear¨¢s al vecino del quinto", de Tito Fern¨¢ndez
En una ciudad de provincias cercana a Madrid, un joven y apuesto ginec¨®logo "que est¨¢ como un jam¨®n", seg¨²n opinan las mujeres del lugar, no encuentra clientela debido a los celos de maridos, novios y padres, que no autorizan a sus chicas a desnudarse ante ¨¦l. Sin embargo, a su vecino Ant¨®n, mariquit¨ªsima, le sobran las clientas en su tienda de modas, ya que ante "su caso" ning¨²n hombre siente celos: es, dicen, inofensivo. Esta aguda idea inspir¨® a Alonso Mill¨¢n a escribir el gui¨®n (en colaboraci¨®n con el italiano Sandro Continenza) de la que se trasformar¨ªa en la pel¨ªcula m¨¢s comercial del cine espa?ol, antes de que llegara el Torrente de Santiago Segura.
Fue la confirmaci¨®n del g¨¦nero peyorativamente calificado como landismo, debido a la fuerte personalidad de su actor principal. Alfredo Landa, efectivamente, caracteriz¨® durante los ¨²ltimos a?os sesenta y durante toda la d¨¦cada siguiente al llamado espa?olito medio, reprimido sexualmente y, consecuentemente, perseguidor de suecas. El actor explic¨® que ese g¨¦nero "era una forma de mantener un poquito la ilusi¨®n: el hombre que se toma su ca?a y su boquer¨®n pod¨ªa pensar que si yo lograba lig¨¢rmelas, ¨¦l tambi¨¦n podr¨ªa".
"Desde el primero al ¨²ltimo fotograma, puede verse la comedia de corral medieval"
No desear¨¢s al vecino del quinto (1970) fue, dentro de ese cine, un caso especial. Seg¨²n su director, Ram¨®n Fern¨¢ndez, la pel¨ªcula fue vista nada menos que por el 30% de los espa?oles: "Ning¨²n ¨¦xito tan apote¨®sico es inocente. Siempre hay alguna raz¨®n para un hecho sociol¨®gico de este tipo". Y a¨²n m¨¢s lejos: "En esta pel¨ªcula, Alfredo Landa le dio al pueblo un sistema de actuar que estaba en el inconsciente colectivo". Y es que, como ya es sabido, el mariquita Ant¨®n de la pel¨ªcula no es tal, sino muy al contrario, un obseso seductor de azafatas extranjeras, a las que engatusa mostr¨¢ndoles aut¨¦nticas naranjas espa?olas, mujeres f¨¢ciles por extranjeras y por azafatas; lo que le ocurre es que en el pueblo debe hacerse pasar por lo que no es para que prospere su negocio...
"No desear¨¢s al vecino del quinto es una pel¨ªcula que no se ha estudiado a fondo", defendi¨® el director en declaraciones a Jos¨¦ Manuel Recio: "Desde el primer al ¨²ltimo fotograma puede verse la comedia de corral de los c¨®micos medievales, que se enriqueci¨® luego con la Comedia de Arte italiana, emparentada m¨¢s tarde con la literatura de Corte, el romance de ciego.... todo viene de la misma fuente, est¨¢ ya en el Arcipreste de Hita, en El libro del Buen Amor".
Este an¨¢lisis de Ram¨®n Fern¨¢ndez no fue secundado por gran parte de la cr¨ªtica del momento. En el cat¨®lico diario Ya, Pascual Cebollada escribi¨® que "es una sucesi¨®n de chistes de sal m¨¢s que gruesa, de equ¨ªvocos y situaciones que har¨ªan sonrojarse, por su torpeza, al m¨¢s mediocre de los autores de vodevil", mientras que Cartelera Turia opinaba: "Es una pel¨ªcula muy picante, y el hecho de que haya pasado libremente por la misma censura que proh¨ªbe la distribuci¨®n de otras aclara por s¨ª mismo el funcionamiento de la mentalidad oficial respecto al tema del sexo. No es una pel¨ªcula aberrante. Es, por desgracia, una pel¨ªcula testimonial. Aberrantes son las causas que la convierten en testimonial y en el mayor ¨¦xito del cine espa?ol de todos los tiempos".
Quienes la rodaron tambi¨¦n temieron a las tijeras del censor. Alfredo Landa ha contado que, por si acaso, la doblaron dos veces, "una con el deje de homosexual y otra con el deje normal", aunque finalmente se aprob¨® la versi¨®n "buena", y eso que ¨¦l hubiera preferido interpretar el personaje del ginec¨®logo (encarnado por el franc¨¦s Jean Sorel, que pocos a?os atr¨¢s hab¨ªa sido dirigido por Visconti y Bu?uel), pero Landa, finalmente convencido por el productor Jos¨¦ Frade, se avino a hacer el papel de modista, y con tal ¨¦xito "que me ofrecieron seguidas cinco pel¨ªculas m¨¢s de maric¨®n... pero yo no quise encasillarme".
Cuenta Tito Fern¨¢ndez que la pel¨ªcula pas¨® desapercibida en su primer estreno en Madrid, y que fue en Sevilla y Barcelona donde el p¨²blico se entusiasm¨®, y de tal modo, que se reestren¨® en las plazas donde antes no hab¨ªa llamado la atenci¨®n. "Nunca el cine espa?ol hab¨ªa llegado a extremos tan atrevidos", escribi¨® entonces Amilibia en Pueblo, siendo reconsiderada en algunos medios, como en el peri¨®dico Tele Express: "Ram¨®n Fern¨¢ndez ha realizado el filme con un buen ritmo, y Alfredo Landa consigue un espl¨¦ndido trabajo en su caracterizaci¨®n de homosexual que no lo es", y otro catal¨¢n, Jos¨¦ Luis Guarner, al cabo de los a?os, escribi¨® en La Vanguardia que "la pel¨ªcula m¨¢s taquillera del cine espa?ol de entonces desencaden¨® una verdadera avalancha de comedietas similares, protagonizadas por Landa, erigido en emblema del ib¨¦rico reprimido, todo un subg¨¦nero del cine espa?ol, caracter¨ªstico de una ¨¦poca, que ha pasado a la posteridad con la denominaci¨®n de landismo".
No desear¨¢s al vecino del quinto result¨®, pues, algo m¨¢s que otra comedia del franquismo. Espejo de una ¨¦poca (Franco morir¨ªa cuatro a?os despu¨¦s de su estreno), o espejo al menos de cierto cine espa?ol y del p¨²blico que la aup¨®, es curiosa materia para soci¨®logos, y para gente capaz de (volver a) divertirse con ella.
Babelia
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