Un f¨ªsico en el diccionario
Buena noticia. S¨¢nchez Ron es un buen f¨ªsico, un buen pensador y un buen escritor. No se trata de una feliz coincidencia porque todo eso se necesita, justamente, para ser lo que en esencia es el nuevo ocupante del sill¨®n G: un magn¨ªfico historiador de la ciencia. Basta un vistazo a su obra para hacerse una idea panor¨¢mica de su cultura cient¨ªfica y de su ambici¨®n intelectual.
Tengo la sensaci¨®n de que muchas palabras se van a beneficiar de esta noticia. Ocurre lo siguiente. El conocimiento cient¨ªfico necesita fabricar esquemas conceptuales. Los conceptos necesitan ser nombrados y eso implica la necesidad de inventar palabras nuevas o de inventar sentidos nuevos para palabras de cierta solera. De modo que la ciencia tiene en general dos alternativas. La primera consiste en acu?ar un neologismo echando mano de una etimolog¨ªa m¨¢s o menos ilustrada u ocurrente. La otra consiste en tomar prestada una palabra del lenguaje com¨²n y cargarla con nuevo significado. En ambos casos el trasiego forma y deforma sin cesar el significado y el uso de las palabras.
Por ejemplo, la palabra "fuerza" es muy anterior a Newton. En la f¨ªsica de Newton esta palabra adquiere un rigor que acaba siendo de gran utilidad cuando, al final, se refleja de nuevo en el uso com¨²n. Otras palabras, como entalp¨ªa o entrop¨ªa, se inventan en la f¨ªsica por rescate culto de la Grecia antigua. La primera a¨²n no lo ha conseguido, pero la segunda ya provoca alg¨²n que otro sobresalto en el lenguaje com¨²n.
Otras palabras representan fort¨ªsimas intuiciones y tienen grandes esperanzas de alcanzar rango cient¨ªfico. Por ejemplo, la palabra "informaci¨®n". Ha costado mucho, pero finalmente la informaci¨®n se mide hoy en bits como el peso en kilogramos. Un caso distinto es el de la palabra progreso. Es una palabra usada (en lo positivo o en lo negativo) por humanistas y defenestrada sin contemplaciones por cient¨ªficos como Stephen J. Gould. Los bi¨®logos rechazan el t¨¦rmino "progreso" como concepto de la evoluci¨®n por su fuerte antropocentrismo. Sin embargo, redefinido a fondo dentro de la ciencia, quiz¨¢ dar¨ªa, al rebotar hacia el diccionario de la lengua, alg¨²n matiz refrescante e innovador.
Est¨¢ claro: alguien debe existir con un ojo en la comunidad cient¨ªfica y otro en el diccionario. La palabra "falsar" tiene en castellano, gracias a la filosof¨ªa de Popper, un interesante sentido que se desmarca del de la palabra falsear. Falsar una presunta verdad es algo as¨ª como imaginar una situaci¨®n real con capacidad para entrar en contradicci¨®n con tal verdad. Resulta muy ¨²til para desmontar ret¨®ricas excesivas. Me alarmo porque en la 21? edici¨®n del Diccionario de la RAE (1992) leo "falsar": "falsear en el juego del tresillo"; pero respiro aliviado porque en la 22? edici¨®n de 2001 ya leo: "1. falsar: falsear en el juego del tresillo. 2. Rebatir una proposici¨®n o teor¨ªa mediante un contraejemplo o una observaci¨®n emp¨ªrica". ?Entr¨®! Pero queda mucho por hacer. Siempre queda mucho por hacer, porque hay unas 85.000 palabras y muchas m¨¢s cosas y fen¨®menos que palabras... ?Buena suerte con las palabras al nuevo acad¨¦mico!
Jorge Wagensberg es doctor en F¨ªsica.
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