Glosas a una decisi¨®n
La designaci¨®n de un "Eje del mal" y el establecimiento de la guerra preventiva como esquema de actuaci¨®n para la acci¨®n exterior norteamericana est¨¢ desencadenando m¨²ltiples consecuencias pol¨ªticas y conceptuales, y entre ellas la de invertir los mecanismos de actuaci¨®n en el ¨¢mbito internacional. Hasta ahora, las razones que empujaban a una guerra preced¨ªan a la decisi¨®n de declararla; hoy, por el contrario, la declaraci¨®n de guerra es previa a las razones. As¨ª, nada tiene de extra?o que desde el 11 de septiembre, y m¨¢s en concreto, desde el momento en que Estados Unidos decide que la respuesta a los atentados no se agotar¨ªa en Afganist¨¢n, hayan proliferado los estudios intentando identificar los motivos que alimentan la pulsi¨®n belicista en la que se ha embarcado la ¨²nica superpotencia mundial y, arrastrados por su estela, el resto de los actores internacionales.
Dentro de esta b¨²squeda destacan los trabajos que, como Las guerras del petr¨®leo, de Eduardo Giordano, intentan establecer una vinculaci¨®n entre los conflictos que desgarran Oriente Pr¨®ximo desde hace un siglo y la dimensi¨®n de sus reservas de crudo. Giordano evita en sus razonamientos incurrir en la interpretaci¨®n m¨¢s simple del problema, para la que la actuaci¨®n de Estados Unidos no busca otra cosa que el control directo sobre los yacimientos. Su explicaci¨®n es m¨¢s compleja: opina que, contemplada la secuencia hist¨®rica de los conflictos en la regi¨®n, el comportamiento de la econom¨ªa estadounidense ha sido en todos los casos similar. Por una parte, las guerras han reactivado el negocio del petr¨®leo y, en consecuencia, han maximizado los beneficios de las grandes compa?¨ªas; por otro, han fortalecido el papel del d¨®lar como divisa preferente del comercio internacional, atrayendo de paso los capitales hacia los mercados financieros de Nueva York.
Una segunda l¨ªnea de inda-
gaci¨®n acerca de los motivos para desencadenar la guerra tiene que ver con la personalidad del dictador iraqu¨ª. Hace apenas dos a?os, el escritor de origen palestino Sa?d Aburish public¨® una implacable biograf¨ªa de Sadam Husein -ahora aparecida en Espa?a-, en la l¨ªnea de un anterior trabajo sobre Arafat. El Saddam Hussein de Aburish tiene el inter¨¦s de presentar al personaje en su contexto, de manera que se comprendan las claves que han permitido el establecimiento en Irak de un Estado totalitario, inspirado, expresamente, en las pol¨ªticas de Stalin. Como conclusi¨®n, Aburish advierte contra los riesgos de que se intente imponer un gobierno clientelar en el enjambre iraqu¨ª, hasta ahora dominado por Sadam mediante la pr¨¢ctica del terror. Frente a esta aproximaci¨®n de Aburish se sit¨²a la de Con Coughlin, un texto aparecido hace tan s¨®lo unos meses y que, partiendo de las mismas premisas, no oculta, sin embargo, una abierta militancia en favor de la intervenci¨®n estadounidense y brit¨¢nica. Con este prop¨®sito siempre en la rec¨¢mara, Coughlin reconoce con Aburish la pasi¨®n del dictador iraqu¨ª por Stalin, pero desplaza sistem¨¢ticamente las comparaciones de su actuaci¨®n hacia Hitler y el nazismo. ?Quiz¨¢ para reforzar subrepticiamente la idea de que, en efecto, Sadam forma parte de un Eje que vendr¨ªa a ser como la continuaci¨®n del que oper¨® en la Segunda Guerra Mundial?
Los razonamientos de Con Coughlin dejan entrever con tan meridiana claridad el prop¨®sito ¨²ltimo de su trabajo que, en no pocas ocasiones, invita a preguntarse si la pulsi¨®n b¨¦lica que se vive no amenaza con borrar de una vez por todas la frontera entre el conocimiento y la propaganda. Una frontera que, por su parte, el ensayo Plan de guerra contra Irak tratar¨ªa de restablecer, seg¨²n apunta Milan Rai, su autor, en las primeras p¨¢ginas del pre¨¢mbulo: "Es una peque?a contribuci¨®n a la tarea de contrarrestar esa propaganda desvelando la realidad existente tras las distorsiones y mentiras oficiales y de los medios de comunicaci¨®n". Apoy¨¢ndose en voces como la de Comsky, Rai desgrana a partir de esta premisa hasta diez razones que, desde la ausencia de pruebas que vinculen a Sadam con Al Qaeda hasta los riesgos de recesi¨®n econ¨®mica mundial, desde la cat¨¢strofe humanitaria que provocar¨ªa la guerra hasta la oposici¨®n de un sector de la oficialidad brit¨¢nica y estadounidense, aconsejar¨ªan evitar el conflicto contra Irak. Su prop¨®sito es loable, aunque tal vez in¨²til: la sensaci¨®n que dejan los ¨²ltimos acontecimientos internacionales es la de que, sean cuales sean las razones, la decisi¨®n de atacar Irak, de convertir la guerra preventiva en la doctrina militar para el inmediato futuro, lleva ya largo tiempo adoptada.
![El presidente de Irak, Sadam Husein.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YIHEVI37YE6HPPUBGNZ6YD3NVQ.jpg?auth=c366069b04294ad752242e85d4ca10220e052db438faca8ecd7dca3b9a3ef2ef&width=414)
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