Bailando por la paz
El cantante argelino Khaled actu¨® en la Fuente M¨¢gica
La noche era fr¨ªa y sobre todo h¨²meda. En la avenida de Maria Cristina esa humedad se intensificaba por las hileras de fuentes que la bordean. Nada presagiaba que fuera a ser una velada tan c¨¢lida como al final fue y mucho menos el reducido n¨²mero de asistentes que se arremolinaba ante el inmenso escenario a las 21.30, hora prevista para el inicio del concierto gratuito de Khaled. Hab¨ªa algunos centenares que, en la inmensidad de la avenida, parec¨ªan aun menos. Ni el lema Barcelona per la pau, ni la presencia de toda una figura como Khaled, con todas las connotaciones extramusicales que implicaba, parec¨ªan haber conmovido a los barceloneses, ni siquiera a una parte de ese medio mill¨®n que horas antes circulaban por la ciudad esgrimiendo el mismo lema. La mayor¨ªa de los presentes era magreb¨ªes alertados por el eficaz boca-oreja, ya que la publicidad del acto hab¨ªa quedado enmascarada entre una lluvia de actividades en la monta?a de Montju?c a lo largo del fin de semana.
Con 30 minutos de retraso el ¨ªdolo argelino apareci¨® sobre el escenario, tiempo suficiente para que la avenida adquiriera un aspecto m¨¢s saludable y m¨¢s de un millar de personas saludaran con una gran ovaci¨®n su presencia. Despu¨¦s, el p¨²blico, una amalgama de edades y procedencias, seguir¨ªa acudiendo en peque?as oleadas hasta conseguirse un magn¨ªfico aforo de unas 5.000 personas danzando por la paz.
Sea como fuere, Khaled pudo actuar por la paz ante un p¨²blico numeroso y entusiasta. La colonia magreb¨ª se mostr¨® en todo momento entusiasta bailando desaforadamente los ritmos cambiantes de la estrella argelina. Ritmos que part¨ªan siempre de las profundas ra¨ªces norteafricanas para aceptar sin sonrojo influencias latinas, poperas o reggae. Una mezcla explosiva, ll¨¢mesele rai o no.
Soberbio concierto el de Khaled con los cambios de la fuente m¨¢gica como tel¨®n de fondo de su escenario. Un espect¨¢culo magn¨ªfico. Acompa?ado por una banda potente y cohesionada (10 m¨²sicos franceses y magreb¨ªes con alg¨²n instrumento tradicional) abri¨® la velada con los soliloquios de El Marsem y pronto entr¨® en materia poniendo a bailar a todo el mundo. Hacia la mitad del concierto el popular N'ssi N'ssi encendi¨® los ¨¢nimos del personal que culminaron con una versi¨®n de otro de sus emblemas, Didi, coreado por la mayor¨ªa. Un coro magreb¨ª que sorprendi¨® al mismo Khaled cuando en el primero de sus tres bises, el tambi¨¦n popular A?cha, cantaron la canci¨®n de principio a fin.
Khaled se mostraba feliz en aquel entorno, pero no pronunci¨® ni una sola palabra durante todo el concierto. Justo antes del inicio Jordi Amen¨®s ya hab¨ªa hablado para dejar las cosas claras con un rotundo no a la guerra y la presentaci¨®n de Khaled como un palad¨ªn de la paz.
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