Consecuencias de la guerra econ¨®mica
1. La guerra econ¨®mica de Irak no comenz¨® en la madrugada del pasado jueves, sino hace muchos meses. La incertidumbre, que es la principal caracter¨ªstica de la coyuntura, inhibe la inversi¨®n. Como consecuencia, se reduce el crecimiento, aumenta el paro, disminuyen los intercambios de bienes y servicios, las empresas pierden el apetito de ampliar sus mercados y cae la riqueza de los ciudadanos en los mercados burs¨¢tiles. En definitiva, se reduce el ritmo de la globalizaci¨®n. Si el conflicto es de corta duraci¨®n y se genera un ambiente de euforia posguerrera, si se vuelve a la normalidad, costar¨¢ muchos meses recuperar los ¨ªndices macroecon¨®micos del pasado. La preguerra ha sido muy dolorosa para el mundo de la econom¨ªa.
2. La Uni¨®n Europea (UE) ha celebrado su reuni¨®n de primavera el pasado fin de semana. De modo tradicional, la cumbre de finales de marzo del Consejo Europeo se dedicaba casi monogr¨¢ficamente a analizar los avances econ¨®micos. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s de testificar la amplitud de la divisi¨®n europea en materia de pol¨ªtica exterior y de seguridad, los jefes de Estado y de Gobierno han sido testigos de la escisi¨®n europea en dos clanes en lo que se refiere a la pol¨ªtica fiscal. La interpretaci¨®n del Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha roto tambi¨¦n a la eurozona en dos partes: los ortodoxos, pase lo que pase en la coyuntura, y los partidarios de una mayor flexibilidad y de una pol¨ªtica fiscal antic¨ªclica. En unos momentos en que las perspectivas de crecimiento econ¨®mico de la zona no superan el 1% de incremento medio del PIB, la pol¨ªtica presupuestaria debe acompa?ar a la monetaria.
Pero adem¨¢s de la divisi¨®n, hay un frenazo en la estrategia adoptada en Lisboa hace tres a?os para convertir a Europa en la econom¨ªa m¨¢s competitiva del mundo antes de que acabe la d¨¦cada. Conforme avanza el tiempo y la sociedad europea del conocimiento no pasa de la ret¨®rica, esa frontera del a?o 2010 para superar a EE UU no deja de ser un papel mojado que habr¨¢ que revisar. Lo ha dicho con mucha nitidez el comisario europeo Pedro Solbes: las debilidades de la econom¨ªa europea son, en esencia, las mismas que hace tres a?os. Incluso hay aspectos que han empeorado: la productividad, que mide la eficacia de las econom¨ªas, no s¨®lo no ha mejorado, sino que se ha deteriorado en algunos pa¨ªses. Como efecto de ello, la distancia entre la productividad europea y la americana ha aumentado en vez de reducirse. No ha disminuido la fuga de cerebros europea hacia EE UU. Hace tres a?os se dijo: hecho el euro, es hora de hacer Europa. S¨®lo una frase.
3. Como ni Europa ni Jap¨®n han tomado el relevo de EE UU como locomotora econ¨®mica mundial, las miradas vuelven sobre la econom¨ªa americana. ?sta contin¨²a confusa, sin que todav¨ªa se sepa cu¨¢l es su vector dominante. Lo que m¨¢s sorprendi¨® la pasada semana, cuando se reuni¨® la Reserva Federal (Fed), no fue que no tocase el precio del dinero -esa reuni¨®n coincidi¨® con el ultim¨¢tum de 48 horas dado por Bush a Sadam Husein-, sino que su presidente, Alan Greenspan, declinara dar su opini¨®n sobre el estado de la econom¨ªa por las "inusuales e importantes incertidumbres".
La pol¨¦mica se refiere tambi¨¦n a la pol¨ªtica fiscal, aunque en sentido contrario a Europa. El Congreso acaba de aprobar la reforma fiscal de George Bush, que supone una reducci¨®n de ingresos de 726.000 millones de d¨®lares (900.000 incluidos los intereses) en una coyuntura en que aumentan los gastos militares y ha hecho su aparici¨®n un gigantesco d¨¦ficit p¨²blico. El presidente Bush, que el pasado 1 de marzo puso en funcionamiento el gigantesco Departamento de Seguridad (el mayor cambio burocr¨¢tico en EE UU en los ¨²ltimos 50 a?os), pide al mismo tiempo a los congresistas esa reducci¨®n de impuestos y la dotaci¨®n de dinero para financiar los gastos del conflicto con Irak, evaluados en 100.000 millones de d¨®lares, sin contar con la carga de la larga ocupaci¨®n de ese pa¨ªs. Para hacer frente a la coyuntura, el Senado ha suavizado la rebaja fiscal en 100.000 millones de d¨®lares.
Este estado de la cuesti¨®n se concretar¨¢ a¨²n m¨¢s cuando se sepan los da?os que el conflicto ha producido en el mercado del petr¨®leo.
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