Hollywood consagra a Almod¨®var
'Chicago' y 'El pianista', triunfadoras en una ceremonia marcada por la sombra de la guerra
Los mejores presagios se cumplieron y Pedro Almod¨®var logr¨® el domingo (madrugada de ayer en Espa?a) su segundo Oscar. El primero en la historia para un gui¨®n escrito en espa?ol. Hable con ella, una pel¨ªcula sobre la amistad de dos hombres, la soledad, la incomunicaci¨®n y la convalecencia de las heridas provocadas por el amor, se alz¨® con el premio al mejor gui¨®n original de la 75? edici¨®n de los Oscar. Almod¨®var se lo dedic¨® a los suyos, a su productora (El Deseo), a su distribuidora en Estados Unidos (Sony Picture Classic), al cine espa?ol y "a todos los que alzan su voz a favor de la paz, los derechos humanos, la democracia y la legalidad internacional".
Fue una noche extra?a. Menos ¨¢gil que otras, m¨¢s seria, m¨¢s tensa, menos entregada a la fiesta y con la sombra de la guerra pesando en el ambiente. Gan¨® el musical Chicago (mejor pel¨ªcula), pero El pianista, de Roman Polanski, fue la verdadera triunfadora. El Oscar al mejor director, al mejor gui¨®n adaptado y al mejor actor (un irresistible Adrien Brody) convirtieron este filme sobre el terror de la guerra en el protagonista de la noche, y a su director (con un juicio pendiente en Estados Unidos por la supuesta violaci¨®n de una menor) en el gran ausente de la velada.
Nicole Kidman se llev¨® el Oscar a la mejor actriz por su interpretaci¨®n en Las horas, de la escritora Virginia Woolf. La actriz australiana se dirigi¨® entre sollozos a su madre y a su hija ("mam¨¢, toda mi vida he querido que estuvieras orgullosa de m¨ª, ahora quiero que mi hija tambi¨¦n lo est¨¦"), y apel¨® al valor del arte: "Estoy aqu¨ª porque el arte es importante, porque creo profundamente en lo que hago". "Profesional y personalmente", dijo m¨¢s tarde la actriz, "cada d¨ªa es un reto para m¨ª. Actuar me ha salvado la vida".
A Nicole Kidman, como al resto de los invitados, no se le escap¨® que la 75? edici¨®n de los Oscar se recordar¨¢ por algo m¨¢s que por su lista de premios. Adrien Brody dej¨® claro, con su beso de tornillo a Halle Berry, que es un hombre de instinto apasionado. La bell¨ªsima actriz le entreg¨® el Oscar y Brody, que agradeci¨® a su padre y a su madre (una fot¨®grafa y artista neoyorquina) una educaci¨®n enfocada hacia "la creatividad", la agarr¨® entre sus brazos. Pasada la lista de agradecimientos, el actor silenci¨® con rotundidad a la orquesta que le echaba del escenario: "He dicho que paren. Hay algo que no quiero dejar de decir. Si hay algo que he aprendido con esta pel¨ªcula es que la guerra s¨®lo sirve para deshumanizar a las personas. Da igual si es en nombre de Dios o de Al¨¢, recemos por encontrar soluciones pac¨ªficas".
Michael Moore logr¨® el Oscar al mejor documental por Bowling for Columbine. Moore rompi¨® el protocolo, se subi¨® al escenario del Kodak Theater con el resto de los candidatos (entre ellos el espa?ol Vicente Franco) y, ante un p¨²blico que le recibi¨® en pie, dijo: "Mis colegas directores de documentales se han subido aqu¨ª conmigo porque les gusta la realidad. Porque les gusta la realidad en estos tiempos de ficci¨®n. Porque vivimos en un tiempo de elecciones ficticias y con un presidente de ficci¨®n. Porque vivimos en un tiempo en el que un hombre nos env¨ªa a una guerra por motivos ficticios. Estamos contra esta guerra, se?or Bush. Verg¨¹enza para usted. Deber¨ªa saber que, con el Papa y las Dixies Chicks en su contra, se le ha acabado el tiempo".
Un sector del p¨²blico le abuche¨®. Otro le ovacion¨®. En la sala de prensa, este agitador nato explic¨®: "Soy americano. Y no abandono mi sentido c¨ªvico al entrar en este teatro. La grandeza de este pa¨ªs es que se puede decir lo que uno piensa. Yo he dicho lo que pienso aqu¨ª y en mi pel¨ªcula".
Moore, una especie de hombre orquesta de la provocaci¨®n, llev¨® al extremo algo que otros expresaron m¨¢s sutilmente. Susan Sarandon (de negro, como Nicole Kidman, Jennifer Connely, Julia Roberts y Barbra Streisand) entr¨® en el escenario con su mano mostrando el s¨ªmbolo de la paz. Dustin Hoffman present¨® El pianista poniendo un elocuente ¨¦nfasis en "las heridas de la guerra", y el actor mexicano Gael Garc¨ªa Bernal, con una tranquilidad pasmosa, se acod¨® en la tribuna del escenario, se agarr¨® a una frase de Frida Kahlo y se salt¨® con su cara de buen chico el gui¨®n. Fue el ¨²nico presentador que lo hizo. Recibido como una estrella, fue despedido con frialdad. Brody y su madre le aplaudieron emocionados; Ed Harris y Salma Hayek, tambi¨¦n. "Frida", dijo el joven actor, "no pintaba sus sue?os, pintaba su realidad. La necesidad de paz en el mundo no es un sue?o, es una realidad. Si Frida estuviera viva, estar¨ªa de nuestro lado. Con los que est¨¢n contra esta guerra".
Rodeada de unas medidas de seguridad sin precedentes, con m¨¢s polic¨ªas que invitados cercando el teatro y con la alfombra roja reducida a unos metros de entrada donde ning¨²n periodista tuvo acceso, la 75? edici¨®n de los Oscar ser¨¢ recordada por los s¨ªmbolos pacifistas en las solapas de Richard Gere, Meryl Streep, Geena Davis, Anjelica Huston, Chris Cooper, Brendan Fraser, Ethan Hawke, Martin Scorsese, Daniel Day-Lewis, Harvey Wenstein, Ben Kingsley, Rob Marshall, Salma Hayek y Pedro Almod¨®var, y por algo que Michael Moore manifest¨® a los periodistas: "Han sido dos horas de televisi¨®n en las que por primera vez en una semana el pueblo americano no ha sido inmunizado por generales retirados que ofrecen sus an¨¢lisis y comentarios. Hoy le pido a los militares que alejen a sus tropas de la CBS, de la NBC, de la ABC, de la FOX y de CNN. Por favor, ret¨ªrense de las ondas para que as¨ª podamos conocer la verdad".
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