?lvarez-Cascos y la caza

"Todas las organizaciones jerarquizadas est¨¢n integradas por personas que, generalmente, trabajan mucho, descansan razonablemente y duermen poco". No es un mal chiste en una reuni¨®n de ejecutivos, sino parte de una respuesta por escrito del ministro de Fomento, Francisco ?lvarez-Cascos, a un diputado socialista. Gerardo Torres Sahuquillo, elegido por Teruel, inquir¨ªa al ministro sobre sus "aptitudes como cazador" y la "posible colisi¨®n" de la pr¨¢ctica cineg¨¦tica "con los intereses p¨²blicos que representa". Osos, urogallos, el sue?o de los ministros, el Prestige, las retribuciones del Ejecutivo, el precio de una cacer¨ªa y otras muchas cosas han acabado mezcladas en un formidable galimat¨ªas, a partir de una pregunta del diputado del 14 de noviembre pasado.

En medio de la barah¨²nda de preguntas (una veintena), negativas de la Mesa del Congreso a admitirlas, recursos y contestaciones del ministro, reluce la joya de la literatura parlamentaria citada m¨¢s arriba, que fue publicada por el Bolet¨ªn Oficial del Congreso de los Diputados el pasado d¨ªa 17.

Todo empez¨® cuando Torres Sahuquillo pregunt¨® a Cascos en qu¨¦ espacios protegidos ha practicado la caza, qu¨¦ n¨²mero de piezas ha cobrado en cada uno y qu¨¦ precio ha pagado; si son de propiedad privada algunas fincas que mencionaba, por las que el ministro ha disparado su escopeta, y de qui¨¦n; si sabe si el oso es una especie protegida; si caz¨® un oso en Rumania y "qui¨¦n pag¨® los 9.000 euros que seg¨²n alg¨²n medio de comunicaci¨®n cuesta cazar dicho animal, sin contar viajes, estancias y otros gastos".

La Mesa rechaz¨® tramitar la pregunta con el siguiente razonamiento: "Por versar sobre materia ajena a la competencia del Gobierno, dado que el inquirir sobre una relaci¨®n entre sujetos privados como aquella a la que parece aludir en su literalidad la pregunta, s¨®lo ser¨ªa admisible si existiese vinculaci¨®n con la acci¨®n del Gobierno, como ser¨ªa el caso si en el hecho sobre el que se interrogase hubiera influido la condici¨®n del miembro del Gobierno lo que no se desprende del tenor de las citadas cuestiones". Dicho en castellano, la Mesa rechaza la pregunta por entender que afecta a relaciones privadas, sin vinculaci¨®n con la actividad p¨²blica de ?lvarez-Cascos.

Pero el diputado no se dio por vencido. Enhebr¨® una serie de recursos ante el ¨®rgano de direcci¨®n del Congreso e insisti¨® con nuevas preguntas, hasta conseguir que la Mesa admitiese algunas -s¨®lo la mitad- y el ministro las contestase.

Torres Sahuquillo se apoy¨® en informaciones de las revistas ?poca e Intervi¨², en las que se hac¨ªa referencia a la caza de un oso en Rumania por Cascos y a la supuesta entrada irregular en territorio espa?ol de dos urogallos que el ministro hab¨ªa abatido en aquel mismo pa¨ªs. En sus escritos, el diputado ha criticado la actitud de Fomento, que, a las preguntas de ?poca sobre las andanzas cineg¨¦ticas del ministro, respondi¨® que eran "una aut¨¦ntica impertinencia".

La peripecia parlamentaria se ha desarrollado entre la singular sintaxis de la Mesa del Congreso a la hora de razonar sus negativas, las respuestas que muy parcialmente consigui¨®, por fin, el diputado y la iron¨ªa que ¨¦ste ha ido desgranando en sus recursos.

Para apoyar uno de ellos, utiliz¨® una respuesta de Cascos a otro diputado socialista, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, en un pleno del Congreso: "Los ministros lo somos todos los d¨ªas del a?o y adem¨¢s en el Ministerio de Transportes e Infraestructuras [por Fomento] siete d¨ªas a la semana, porque la mayor parte de las obras funcionan a tres turnos y, adem¨¢s, 24 horas al d¨ªa".

Torres Sahuquillo aseguraba no entender por qu¨¦, si el propio ministro "se considera tal las 24 horas de los 365 d¨ªas del a?o (...), la Mesa le ha de disputar esta dedicaci¨®n", ni por qu¨¦ consideraba "la condici¨®n de sujeto privado del se?or ministro, cuando ni ¨¦l mismo se la reconoce". Para entonces, la marea negra del Prestige hab¨ªa anegado las playas de Galicia y las arenas del Gobierno. Y en plena marejada se supo que Cascos se hab¨ªa entregado alg¨²n fin de semana a su pasi¨®n cineg¨¦tica.

El diputado insisti¨® en sus preguntas. Refiri¨¦ndose a la crisis del Prestige, quiso saber si Cascos pudo ejercer "adecuadamente sus responsabilidades ministeriales en los d¨ªas lectivos (sic) anteriores y posteriores al 1 de mayo de 2002, si al parecer el lugar en el que se encontraba carec¨ªa de adecuada cobertura de telefon¨ªa m¨®vil". Y agregaba: "?C¨®mo cohonest¨® el ser ministro las 24 horas del d¨ªa, 365 d¨ªas al a?o, en estas circunstancias?" La respuesta del ministro, siempre por escrito, pone de momento un broche surrealista al combate dial¨¦ctico: "La cobertura de la telefon¨ªa m¨®vil no est¨¢ vinculada a ning¨²n tipo de responsabilidad ministerial".