Rossini, a todo tren
Despu¨¦s de las largas jornadas dedicadas a Wagner en las ¨²ltimas semanas, tocar Rossini tuvo que ser para la Sinf¨®nica de Madrid (y para el p¨²blico) como tomarse un almax despu¨¦s de una celebraci¨®n de boda. Y, efectivamente, tuvo un cierto aire de resaca cansina la interpretaci¨®n de la obertura de Tancredi, con que empez¨® la sesi¨®n, aunque bien es verdad que fue mucho m¨¢s briosa y espabilada la de La gazza ladra, al principio de la segunda parte. La atenci¨®n prioritaria estaba, en cualquier caso, en las voces, una atractiva combinaci¨®n de veteran¨ªa y juventud, de estilo e idea, de pr¨ªncipe y cenicienta. La vinculaci¨®n afectiva hacia Pesaro de los dos cantantes daba a la tarde un toque de brisa marina, algo muy apropiado para contrarrestar las tormentas de arena.
Concierto l¨ªrico Rossini
Con Rockwell Blake, tenor, y Mariola Cantarero, soprano. Coro y Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Director: Ottavio Dantone. Teatro Real, Madrid, 25 de marzo.
Rockwell Blake es un fen¨®meno. P¨®nganle las pegas que les d¨¦ la gana -que si tiene un timbre de voz sin cuerpo, que si los graves son vol¨¢tiles, que si es un cantante irreal, que si ya no est¨¢ en su mejor momento...-. Lo que quieran, pero es un fen¨®meno. La manera en que termin¨® la faena sobre la palabra libert¨¤ en el aria de Alberto de L'occasione fa il ladro fue de una pulcritud t¨¦cnica y art¨ªstica asombrosa, con una exhibici¨®n respiratoria a la par de una quintaesencia de ligereza rossiniana. La exhibici¨®n, de todos modos, se hizo m¨¢s palpable en la endemoniada Cessa di pi¨´ resistere, de El barbero de Sevilla, sacando notas de la nada a un ritmo fren¨¦tico en un juego pirot¨¦cnico de lo m¨¢s l¨²dico.
Abstracci¨®n teatral
Rossini es as¨ª y Blake lo tiene metido en vena. Sobreactu¨® quiz¨¢s en exceso en los d¨²os con Cantarero, llevando el discurso musical en alg¨²n momento al borde de la ?o?er¨ªa. Son los inconvenientes de querer suplantar el imprescindible complemento teatral y esc¨¦nico. La abstracci¨®n rossiniana ser¨¢ todo lo autosuficiente que sea, pero es una abstracci¨®n teatral. Aunque sea a veces de teatro del absurdo.
La joven soprano granadina Mariola Cantarero se ha formado, en parte, en la Academia de Pesaro. All¨ª debut¨® con El viaje a Reims, un t¨ªtulo emblem¨¢tico del rossinismo, que tambi¨¦n ha interpretado en el Liceo de Barcelona las ¨²ltimas semanas con gran ¨¦xito. A Cantarero tal vez le falte una mayor depuraci¨®n en el estilo rossiniano (tiene, por entendernos, una tendencia hacia la componente donizettiana), pero canta con un descaro, con un desparpajo y con un empuje extraordinarios. No es casual que el aspecto expresivo m¨¢s intenso de la noche viniese de su aria de Amenaide en Tancredi.
Comenz¨® Cantarero con Elisabetta un tanto atenazada, pero con instinto se fue haciendo con el control de las situaciones hasta redondear una noche altamente satisfactoria. Su voz empast¨® bien en los d¨²os con la del tenor. Con un hervor m¨¢s estar¨¢ en su punto. Esta chica tiene futuro. El p¨²blico, claro, se divirti¨®, lo cual est¨¢ muy bien en estos tiempos que corren.
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