Im¨¢genes que vuelven del pasado
El Museo Mar¨¨s exhibe su colecci¨®n de fotograf¨ªa, representativa de la evoluci¨®n de la t¨¦cnica en sus primeros pasos
En el siglo XIX, Barcelona fue una ciudad extraordinariamente receptiva a todos los avances t¨¦cnicos. As¨ª es que el nacimiento de la fotograf¨ªa despert¨® de inmediato el inter¨¦s en la ciudad y ya en 1839, con el descubrimiento del daguerrotipo a¨²n caliente, se import¨® de Par¨ªs la primera c¨¢mara fotogr¨¢fica. La fotograf¨ªa fue uno de los m¨²ltiples objetos de inter¨¦s del escultor y coleccionista Frederic Mar¨¨s, que lleg¨® a recopilar cerca de 4.500 im¨¢genes. El museo barcelon¨¦s que lleva su nombre muestra ahora una selecci¨®n de lo mejor de esta colecci¨®n, representativa de los avances de la fotograf¨ªa desde sus primeros pasos en 1839 hasta el primer cuarto del siglo XX. La exposici¨®n, inaugurada ayer y cuyo comisario es Ricard Marco, podr¨¢ visitarse hasta el 29 de febrero de 2004.
Una ni?a muerta, vestida de blanco y con las mejillas coloreadas artificialmente es una de las im¨¢genes m¨¢s antiguas recopiladas por Mar¨¨s. Todas ellas forman parte del gabinete del coleccionista, de ese museo sentimental que el escultor fue conformando a lo largo de toda su vida, con compulsi¨®n y sin mesura (todas sus colecciones son muy extensas). Son piezas -entre ellas algunas c¨¢maras antiguas- expuestas habitualmente, pero como explica la directora del museo, Pilar V¨¦lez, pasan desapercibidas entre los miles de objetos de todo tipo con los que comparten dependencias. Su exhibici¨®n inaugura una nueva l¨ªnea expositiva, dedicada a ense?ar de forma monogr¨¢fica las distintas colecciones. Las fotograf¨ªas presentadas han pasado por un cuidadoso proceso de conservaci¨®n y catalogaci¨®n, del que todav¨ªa est¨¢n pendiente parte de las im¨¢genes no exhibidas al p¨²blico.
La imagen de la ni?a muerta -muestra del gusto por la fotograf¨ªa post mortem, simb¨®licamente la ¨²ltima imagen de una persona antes de que su alma se separara de su cuerpo- se obtuvo con la t¨¦cnica m¨¢s antigua, el daguerrotipo. Con un centenar de piezas en sus fondos, el Museo Mar¨¨s es la instituci¨®n p¨²blica espa?ola con una colecci¨®n m¨¢s importante de daguerrotipos y, curiosamente, en la exposici¨®n hay una sola pieza ajena al museo: aquella primera c¨¢mara de daguerrotipos que lleg¨® a Barcelona (y a Espa?a) v¨ªa Par¨ªs. Las fotograf¨ªas se muestran tal y como los autores las entregaban a sus clientes: los grandes marcos dorados, los ¨®valos de madera y los estuches cuidadosamente forrados de tela tienen valor por el objeto en s¨ª mismo adem¨¢s de por su poder de representaci¨®n. Ambrotipos, ferrotipos, cartas de visita e im¨¢genes esterosc¨®picas de la segunda d¨¦cada del siglo XX conviven en Retrat del passat en un recorrido no s¨®lo por la evoluci¨®n t¨¦cnica, sino tambi¨¦n de los usos y costumbres vinculados a ¨¦sta, modificados y corregidos paulatinamente: desde la voluntad de aparentar lo que uno no era de los primeros a?os (trabajadores que quer¨ªan mostrarse como burgueses, analfabetos con un libro en la mano) a las fotograf¨ªas m¨¢s espont¨¢neas que fijaban comidas familiares o excursiones colectivas.
Los retratos, preferentemente individuales, copan un amplio porcentaje de la colecci¨®n. En los a?os de mayor esplendor, Barcelona lleg¨® a tener varios cientos de estudios de fot¨®grafos, de los que el estudio de los fondos Mar¨¨s ha permitido identificar un centenar, en una relaci¨®n hasta ahora in¨¦dita. Tal era la competencia que al dorso de las tarjetas de visita retratos los fot¨®grafos promocionaban su establecimiento y daban todo tipo de instrucciones al posible cliente para que no lo identificara con el de alg¨²n colega ("no confundir con el estudio del lado", puede leerse en alguno de ellos).
El recorrido por la exposici¨®n, m¨¢s descriptivo y acad¨¦mico en el primer tramo, se vuelve l¨²dico en una segunda parte en la que se proyectan fotograf¨ªas estereosc¨®picas digitalizadas (se ceden unas gafas especiales al visitante para verlas en tres dimensiones) y se acaba en una sala en la que se ha recreado una c¨¢mara oscura que permite ver la vecina plaza Nova y que remite al principio b¨¢sico de la t¨¦cnica fotogr¨¢fica. Con motivo de la exposici¨®n, el museo ha elaborado un cat¨¢logo en el que se analiza la colecci¨®n y, al hilo de ¨¦sta, se desarrollan aspectos sociol¨®gicos de los primeros a?os de la fotograf¨ªa en Barcelona.
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