El Gobierno dice que los asaltantes del Banco Central eran pistoleros a sueldo de la ultraderecha
Seg¨²n fuentes oficiales, s¨®lo once personas (una result¨® muerta) compon¨ªan el comando terrorista
Fuentes del Gobierno afirmaron anoche que el comando terrorista que realiz¨® el asalto a la oficina principal del Banco Central de Barcelona es un grupo de pistoleros a sueldo de la ultraderecha, y negaron enf¨¢ticamente que hubiera ning¨²n guardia civil entre ellos. Esta informaci¨®n contradec¨ªa los datos facilitados el d¨ªa anterior por fuentes oficiales y testimonios de rehenes liberados que apuntaban la posibilidad de que entre los terroristas pudiera haber alg¨²n miembro de la Guardia Civil. Un muerto, Jos¨¦ S¨¢nchez Mart¨ªnez, de 38 a?os y con antecedentes penales, seg¨²n informaci¨®n oficial,' miembro del comando terrorista, es la ¨²nica v¨ªctima del asalto, realizado por los GEO 37 horas despu¨¦s de que comenzara el secuestro. La polic¨ªa detuvo a diez miembros que, junto al muerto y seg¨²n las fuentes oficiales, compon¨ªan la totalidad del comando terrorista. El s¨¢bado, las mismas fuentes oficiales y el testimonio de los rehenes establec¨ªa entre veinticuatro y veintisiete personas las participantes.en el acto terrorista. Fuentes gubernamentales se?alaron que los asaltantes celebraron d¨ªas antes del atraco una cena en Perpi?¨¢n (Francia), donde representantes de un grupo de extrema derecha espa?ol les ofrecieron seis millones de pesetas a cada uno.
Un asaltante result¨® muerto en el asalto efectuado por los GEO a la sede principal del Banco Central. A las diez de la noche, algunos de los asaltantes se hab¨ªan rendido, pero un n¨²mero indeterminado continuaba en el interior del banco.. El asalto dur¨®, al menos, dos horas. Se inici¨® a las 19.55 horas y concluy¨® sobre las 22.15 horas. A las 19.55 horas, fuerzas de los GEO situadas en la azotea del Banco de Vizcaya, separado del Banco Central por un peque?o callej¨®n, efectuaron varios disparos de intimidaci¨®n contra la azotea del edificio tomado por los asaltantes. Al parecer, algunos de los mismos pretend¨ªan huir. El asalto, seg¨²n todas las apariencias, fue decidido despu¨¦s de que surgieran discrepancias entre los secuestradores y cuando ya se daba como segura la rendici¨®n incondicional de los mismos. Por la?ma?ana, un comandante de los GEO hab¨ªa emitido un informe al grupo operativo que dirig¨ªa las acciones policiales, seg¨²n el cual era desaconsejable la toma del edificio excepto en dos casos. En las dos situaciones que aconsejaba el asalto era si se produc¨ªa un abandono del edificio por todos los rehenes y una resistencia por parte de los asaltantes o bien si ¨¦stos empezaban a asesinar a rehenes, tal y como hab¨ªan amenazado. Pese a que no se dio ninguna de estas circunstancias, y cuando ya se consideraba inminente la rendici¨®n, se procedi¨® al asalto, despu¨¦s de comprobar que un sector de los secuestradores estaba dispuesto a todo. El asalto comenz¨® a las 19.55 horas. de forma pr¨¢cticamente imprevista, cuando parec¨ªa que se podr¨ªa alcanzar a¨²n una soluci¨®n negociada. que s¨®lo pasaba por la rendici¨®n de los comandos asaltantes y la liberaci¨®n de los rehenes sin da?o alguno. Durante las horas anteriores, miembros de los GEO hab¨ªan ido tomando posiciones estrat¨¦qicas en torno al banco, tanto en su fachada principal como en la posterior y en el pasaje de Rivadeneyra, que separa al Banco Central del de Vizcaya, un pasaje sin salida, pero no exist¨ªa el ambiente propicio para el asalto. A las 19.55 horas comenzaron a sonar disparos desde el interior del edificio. que fueron inmediatamente repelidos por tiradores de elite. Los disparos, inicialmente fueron tiro a tiro. para convertirse en ocasiones espor¨¢dicas en tiro a r ¨¢ fa g- a s. De manera inmediata. sobre la azotea del Banco Central comenzaron a verse miembros de los GIEO, que a gritos conminaban a los asaltantes a entregar las armas salir ?con los brazos en alto?, al tiempo que abr¨ªan fuego hacia el interior del banco. Simult¨¢neamente, varios rehenes asomados a las ventanas de la planta baja del edificio gritaban desesperadamente que cesara el fuego. ?Queremos salir?, ?S¨¢quennos de aqu¨ª?, ?No disparen, que nos volar¨¢n?, ?No tiren por favor, no tiren?. El tr¨¢gico espect¨¢culo, retransmitido- en directo por los micr¨®fonos de las distintas emisoras COI. unidades m¨®viles destacadas en el lugar de los hechos. pudo ser conocido por todo el pa¨ªs. Los gritos de los rehenes daban a la situaci¨®n un dramatismo que, unido a la confusi¨®n del tiroteo, hizo pensar por unos momentos en que la acci¨®n concluir¨ªa en una matanza. Cuando hab¨ªan transcurrido unos quince minutos de iniciado el salto, las emisoras de radio fueron obligadas a silenciar la informaci¨®n, porque; efectivamente, la narraci¨®n que en directo hac¨ªan de los hechos podr¨ªa haber sido aprovechada por los asaltantes para defender su situaci¨®n. . Sobre las 20.30 horas, un grupo de unos treinta rehenes lograron forzar la puerta de verjas que da acceso a las Ramblas y abandonaron el banco en medio de un fuerte tiroteo y una vez restablecido el relato radiof¨®nico, de los hechos. Los rehenes, en su huida, se arrojaban al suelo y trataban de seguir las instrucciones para salvaguardar su integridad f¨ªsica que les daban los miembros de los GEO- apostados en los alrededores. En esos momentos, en la puerta principal del banco pudieron observarse miembros de este cuerpo especial que dirig¨ªan y controlaban la operaci¨®n de huida de los rehenes. A partir de entonces, y en intervalos de tiempo distintos, fueron liberados poco a poco los rehenes. Fundamentalmente, salieron por las ventanas m¨¢s bajas de la fachada que da a las Ramblas, para irse arrastrando, a trav¨¦s de la fuente de Canaletas, hasta alcanzar la boca del Metro, apoyados en ocasiones por el fuego de las armas de los GEO. -A las 20.45 horas se recrudeci¨® el intercambio de disparos, por lo que los periodistas fueron desalojados unos cincuenta metros m¨¢s lejos. Pese a ello, se o¨ªan gritos pat¨¦ticos de rehenes, con voces de ?Alto, alto, no sigan disparando?. El momento en que se produjo el mayor n¨²mero de rehenes liberado.A la vez fue a las 20.55 horas. Seis minutos m¨¢s tarde, los primeros cinco lograron alcanzar desde fuera la puerta principal del banco, pese a lo cual la operaci¨®n dur¨® m¨¢s de una hora.
Sorprende que desde entonces apenas se oyesen disparos, al tiempo que el proceso de liberaci¨®n de los rehenes fuese tan extenso. No fue necesaria la utilizaci¨®n de pr¨¢cticamente ninguna de las cincuenta ambulancias preparadas en bater¨ªa en el cruce de las calles de Pelayo y de Vergara Poco despu¨¦s de las nueve de la noche, la polic¨ªa, con meg¨¢fonos, recomend¨® a la poblaci¨®n que habita los alrededores de la plaza de Catalu?a que cerrara puertas y ventanas de sus viviendas, lo que hac¨ªa suponer un inminente asalto definitivo. En aquellos momentos se desconoc¨ªa si en el interior del banco permanec¨ªa a¨²n alg¨²n reh¨¦n. que de manera intermitente y por ventanas y puertas continuaban abandonando el edificio, protegidos por los GEO. Algunos secuestradores se cambiaron las ropas Tras un prolongado silencio, roto tan s¨®lo por el eco de alg¨²n disparo registrado en el interior del banco, a las 22.15 horas fue dada por finalizada la operaci¨®n de ?limpieza?. tal como lo calific¨® el ministro del Interior, al abandonar el palacio de la Moncloa. La salida de los asaltantes detenidos se produjo ordenadamente, protegidos cada uno de ellos por un miembro de los GEO que apuntaban a la cabeza. Algunos de los rehenes liberados por la polic¨ªa declararon a los periodistas que los asaltantes, al verse perdidos, les hab¨ªan obligado a cambiar sus ropas por las de ellos, e, incluso, les pusieron las capuchas a varios de los secuestrados. Una vez hecha esta operaci¨®n trataron de confundirse entre los rehenes liberados, que sal¨ªan en tropel, y salir todos mezclados. La polic¨ªa tuvo que ir detectando a los asaltantes por indicaciones de los mismos rehenes, y comprobaci¨®n de documentaciones, algunos de ellos incluso en el autob¨²s que les llevaba a la Jefatura Superior de Polic¨ªa. Uno de los secuestradores fue identificado y detenido en la misma puerta de' la Jefatura Superior, cuando ya los rehenes y asaltantes mezclados comenzaban a bajar del autob¨²s. Alrededor de 1.500 a 2.000 personas se encontraban concentradas junto a la Jefatura de Polic¨ªa; una parte de ellas creyeron que en el autob¨²s tra¨ªan s¨®lo a los detenidos y prorrumpieron en gritos de ?,asesinos, asesinos?, que se trocaron despu¨¦s en ovaciones y escenas de emoci¨®n al reconocer a familiares entre los rehenes.
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