?Buen golpe de estatuto!
Estas ¨²ltimas semanas estamos asistiendo a la carrera de presentaciones de proyectos de bases de estatutos de autonom¨ªa por parte de las diversas fuerzas parlamentarias. Por una parte, las propuestas federalizantes del PSC-CpC; por otra, el soberanismo aprobado en Cardona por CiU, tambi¨¦n el posible proyecto de Estado libre de ERC y los elementos que prepara ICV. Hasta aqu¨ª todo parece leg¨ªtimo, m¨¢s si tenemos en cuenta que hace poco se ha constituido, por primera vez en 23 a?os de legislaturas catalanas, una ponencia espec¨ªficamente encargada de preparar la reforma del estatuto de autonom¨ªa vigente, el de 1979.
Sin embargo m¨¢s de uno ya ha comentado si no estamos entrando en una fase de lucha pol¨ªtica a golpe de estatuto. Y sobre esto intentar¨¦ situar cinco condiciones pol¨ªticas, a mi modesto entender indispensables en su mayor¨ªa si de verdad se pretende llegar a alg¨²n punto concreto de avance en el tema del autogobierno. Que quede claro que aqu¨ª no se entra en los contenidos pol¨ªtico-t¨¦cnico-jur¨ªdicos de los textos presentados. Sobre ello creo que ha sido estudiado y publicitado pr¨¢cticamente todo por aquellos expertos y quedan solamente las disyuntivas sobre algunos aspectos fundamentales, como son las v¨ªas de reforma, el uso o no de la disposici¨®n adicional primera de la Constituci¨®n espa?ola, la inclusi¨®n de un apartado de derechos y deberes, el r¨¦gimen fiscal y la exigencia, o no, de alguna f¨®rmula concertante, y la viabilidad de la presencia en la Uni¨®n Europea.
El estatuto avanzar¨¢ si se aborda desde un s¨®lido compromiso pol¨ªtico, si se busca el m¨¢s amplio consenso, si se cuenta con la colaboraci¨®n de la sociedad, si se comprueba el grado de apoyo popular y si se presenta Catalu?a con todo lo anterior, al un¨ªsono, ante la contraparte negociadora a nivel de Estado. Si no es as¨ª, o casi, se abrir¨¢n las puertas a un nuevo desenga?o o a planteamientos situados unos pasos m¨¢s all¨¢.
1. De antemano, para iniciar este periplo, se requerir¨ªa un firme compromiso pol¨ªtico. Ser¨ªa f¨¢cil descalificar todas aquellas presentaciones como fruto del electoralismo de las diversas fuerzas. Y quede claro que ser¨ªa leg¨ªtimo jugar a ello. Pero quiz¨¢, si s¨®lo fuese eso, ser¨ªa lamentable. Es algo de bajo vuelo echarse propuestas estatutarias por la cabeza. Alguno podr¨ªa pensar que as¨ª erosiona al adversario, o quiz¨¢ que se le arrebata su terreno, o que se le traslada a otro campo de juego donde menos se ven las debilidades de los otros. Yo no creo que, m¨¢s all¨¢ del debate esclarecedor sobre algunos puntos cruciales, ayude a la ciudadan¨ªa contemplar que cada uno va a las elecciones con su estatuto bajo el brazo.
2. Hablar de consenso es tocar un tema con cierta mala prensa, como m¨ªnimo entre portavoces oficiales. Uno de los posibles defectos de la etapa de autogobierno que se cerrar¨¢ en las pr¨®ximas elecciones es la escasa voluntad mostrada para alcanzar consensos en temas b¨¢sicos, especialmente en el que nos ocupa. Incluso se puede justificar que no se ha buscado el consenso porque se conoc¨ªa de antemano el anacr¨®nico espa?olismo de los partidos estatales. Pero con todo se ha trabajado con ellos cuando se trataba de asegurar mayor¨ªas parlamentarias.
Consenso no significa unanimidad. Participa en aqu¨¦l quien quiera, sin exclusiones. Y en una democracia madura todos los temas b¨¢sicos, como es en Catalu?a el r¨¦gimen ling¨¹¨ªstico o el autogobierno, se deber¨ªan enfocar desde la b¨²squeda del consenso. Hoy en el Parlament hay cuatro sobre cinco grupos parlamentarios, 123 diputados sobre 135, dispuestos a reformar el autogobierno. Ahora se deber¨ªa hacer lo imposible para que la campa?a electoral no lo estropease, se aprovechase el tiempo y, a ser posible, se reforzasen aquellas mayor¨ªas.
3. Algo con lo que hasta ahora casi nadie cuenta es la colaboraci¨®n de la sociedad. Al contrario, algunos dicen que el estatuto no importa a nadie. Y lo dicen a priori, sin explicar siquiera el enorme alcance social de una reforma estatutaria. Creo que esto puede girar 180 grados. Soy firme partidario de que en esta tarea y en el estadio actual se abran los canales disponibles, utilizados o no, para consultar el alcance de la propuesta, debatir las disyuntivas, recoger opiniones y dinamizar el proceso con las aportaciones de los diversos sectores de la ciudadan¨ªa. As¨ª se dar¨ªan m¨¢s argumentos al legislador, sin ning¨²n af¨¢n de sustituirlo. Y tambi¨¦n se preparar¨ªa el terreno para lo siguiente, la consulta popular.
4. Dadas las correlaciones de fuerzas de los ¨²ltimos tiempos, creo que con mayor motivo no se deber¨ªa excluir el recurso a la consulta popular previa a la discusi¨®n de los textos en las Cortes Generales. Es sabido que el estatuto de 1979 prev¨¦ un refer¨¦ndum posterior a la aprobaci¨®n de la ley org¨¢nica especial, que es el estatuto, en las Cortes Generales. Aqu¨ª me estoy refiriendo a una consulta previa. A menudo se argumenta que en Madrid no hay mayor¨ªa para hacer avanzar el autogobierno de Catalu?a. Y as¨ª se paraliza cualquier intento de plantear con fuerza propia aquel proceso. Ser¨ªa un factor dinamizador el hecho de proponer una consulta sobre el grado de apoyo que merece una propuesta de incremento del autogobierno de Catalu?a. Y se podr¨ªa consultar con preguntas de formulaci¨®n mucho m¨¢s sencillas de lo que se hizo en Quebec cuando se planteaba el grado de apoyo a los acuerdos del Lago Meech o en Puerto Rico con las tres opciones (51? Estado, libre asociado o independencia) a la vez. Estoy convencido de que un alto porcentaje del electorado avalar¨ªa la tarea de los legisladores a favor de la reforma.
5. Con todo lo anterior se podr¨ªa negociar ante las fuerzas presentes en las Cortes, y m¨¢s a¨²n, se podr¨ªa lanzar una campa?a de informaci¨®n pedag¨®gica en el resto del Estado espa?ol. En la negociaci¨®n pesar¨ªan los compromisos, el consenso, la colaboraci¨®n social y el apoyo popular. Y en cualquier hip¨®tesis se habr¨ªa avanzado lo suficiente como para contemplar con serenidad desde Catalu?a c¨®mo se relaciona lo anterior con el necesario proceso de reforma del Estado y de la Uni¨®n Europea.
Rafael Rib¨® es presidente del grupo de ICV en el Parlament.
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