"Los buenos proyectos hacen preguntas"
Alejandro Zaera Polo (Madrid, 1963) es otro desde que ha concluido la terminal de pasajeros del puerto de Yokohama. Un gran proyecto en el otro extremo del mundo, levantado sin m¨¢s experiencia constructiva que alguna peque?a reforma, cambiar¨ªa la vida de cualquier arquitecto. Para la Foreign Office Architecture (FOA), que dirige Zaera asociado a Farshid Moussavi, Yokohama marca un antes y un despu¨¦s, no s¨®lo en la vida del estudio, tambi¨¦n en la esperanza puesta en los concursos y, sobre todo, en la manera pr¨¢ctica de entender la arquitectura.
PREGUNTA. Con el proyecto de Yokohama todav¨ªa reciente, ?cu¨¢l es la diferencia entre proyectar y construir?
RESPUESTA. Hemos ganado experiencia de forma muy acelerada resolviendo problemas que no sab¨ªamos ni que exist¨ªan. Hemos conocido y sufrido otra magnitud y ahora casi todo nos parece f¨¢cil.
La posici¨®n de la generaci¨®n anterior era de cr¨ªtica constante, de oposici¨®n. La m¨ªa decidi¨® seguir la corriente, surfear
P. Ese conocimiento, ?hace proyectar distinto?
R. S¨ª. Antes nos preocupaban las circulaciones, los programas y la estructura. Ahora investigamos los materiales, los acabados, los encuentros y los detalles. Planteamos a la vez el esquema del proyecto y la escala del detalle. Nuestro enfoque es m¨¢s concreto, m¨¢s f¨ªsico y, desde el principio, lo abordamos desde distintas escalas.
P. ?Cuando afirma que necesita que sus edificios le sorprendan se refiere a no saber hacia d¨®nde conducir¨¢ el proceso de construcci¨®n?
R. Los arquitectos funcionamos o como visionarios, que dedican todo su esfuerzo para llegar a donde quieren llegar, o a partir de una idea, que es la ra¨ªz del proyecto, pero crece y evoluciona con ¨¦l. No me interesa ni ser fiel al origen ni tener el final muy claro. Prefiero trabajar y descubrir. Los buenos proyectos no est¨¢n nunca acabados. Siempre podr¨ªan haber seguido desarroll¨¢ndose. Hacen preguntas. Abren campos de investigaci¨®n.
P. ?Por ejemplo?
R. El edificio de Yokohama se pregunta c¨®mo hacer que una terminal de transporte, que normalmente es una estructura lineal de entrada y salida, se convierta en un espacio urbano en s¨ª mismo. Para m¨ª era importante sacar a la gente de esa ¨²nica l¨ªnea de uso, ampliar los recorridos de un espacio de paso.
P. ?Les pide a sus alumnos del Berlage Institute que hagan edificios que pregunten?
R. Les llevo a los arquitectos capaces de hacer preguntas para que aprendan de ellos. Hoy d¨ªa, creo que construir te da un conocimiento de las cosas que no se puede alcanzar desde la pura academia, en la que he estado muchos a?os. En la teor¨ªa es muy f¨¢cil perderse. Lo s¨¦ porque he estado al borde de esa situaci¨®n. No me arrepiento. Eso te da formaci¨®n, pero para llegar m¨¢s lejos necesitas moverte entre el plano especulativo y el pr¨¢ctico. La arquitectura es una profesi¨®n muy injusta. Conozco a gente muy brillante que no ha tenido posibilidad de acceder a esta situaci¨®n y se va quedando anquilosada. Se van encerrando en una torre de marfil puramente especulativa.
P. Ha defendido siempre la condici¨®n de extranjer¨ªa, ver el mundo con ojos extra?os. Con proyectos por medio mundo, ?qu¨¦ le sorprende hoy?
R. La profesi¨®n del arquitecto sorprende continuamente. En pocas horas tratas con un se?or que pone azulejos y con el comisario de la Tate Gallery de Londres. Constantemente das saltos. Pocas profesiones manejan ese registro tan amplio. Al trabajar en sitios distintos te das cuenta de que en cada lugar las cosas funcionan de una manera y, desde esa perspectiva, ser¨ªa absurdo tener ideas preconcebidas. Por eso no me interesa ni imponer unas ideas ni un estilo.
P. Lleva casi 10 a?os siendo la gran promesa de la arquitectura espa?ola. ?Qu¨¦ le interesa hacer hoy como arquitecto? ?Han variado sus ambiciones?
R. Me interesa construir, naturalmente. Por lo dem¨¢s, lo mismo de siempre, hacer preguntas, que yo creo que es lo que le interesa a cualquiera que desarrolla una profesi¨®n creativa.
P. Habr¨¢ arquitectos que consideren m¨¢s importante solucionar cosas que hacer preguntas.
R. S¨ª, pero es que solucionar cosas es tan sencillo... O¨ªza siempre dec¨ªa que la arquitectura era de regalo, un a?adido. A no ser que tengas clientes muy especiales, nadie te pide que hagas arquitectura.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® de trabajar en la Zona Cero?
R. Nos invitaron a participar en una exposici¨®n como algo m¨¢s cultural que real. Pensamos en no hacerlo porque nos daba apuro hurgar en el tema. Finalmente surgi¨® una idea: una estructura que por ser m¨¢s redundante que una convencional resulta m¨¢s vers¨¢til tanto estructuralmente como en t¨¦rminos de seguridad o programa.
P. ?Por qu¨¦ sigue viviendo en Londres?
R. Es un buen sitio desde el que moverse. Nadie ha valorado c¨®mo los modos de producci¨®n actuales tienen un resultado f¨ªsico casi reconocible, que es lo que genera la f¨¢brica de las ciudades. Los arquitectos de hoy podemos mover ideas, trasladarlas como los de antes no pod¨ªan. Eso produce situaciones interesantes desde el punto de vista arquitect¨®nico, pero tambi¨¦n desde el punto de vista social o urbano. El Movimiento Moderno plante¨® que hab¨ªa una arquitectura internacional y los grandes despachos llegaron a altos est¨¢ndares de calidad y t¨¦cnica que consideraban exportables a cualquier lugar del mundo. La arquitectura colonizaba y exportaba maneras de hacer, pero cuando vas a China te das cuenta de que los rascacielos de all¨ª son como los de San Francisco, pero no exactamente iguales. En esa peque?a diferencia existe un potencial por investigar que me interesa.
P. En Barcelona construye con Isozaki un edificio de oficinas mutable que ser¨¢ "variable como el propio mercado".
R. Soy parte de una generaci¨®n que ha sostenido que el mercado es una cosa positiva. Lo contrario de la generaci¨®n que ahora tiene 45 a?os, educada en un momento de compromiso pol¨ªtico en el que los promotores eran considerados especuladores y los pol¨ªticos, el diablo. Su posici¨®n era de cr¨ªtica constante, de oposici¨®n. Mi generaci¨®n decidi¨® seguir la corriente, surfear. Y eso tambi¨¦n tiene limitaciones. Hay que ser capaz de aprovechar las oportunidades que el mercado y la situaci¨®n pol¨ªtica ofrecen, pero con fines que est¨¢n m¨¢s all¨¢ del mercado y la situaci¨®n pol¨ªtica. En Barcelona, por ejemplo, construimos un edificio con profundidades de planta distintas que se redefine con las necesidades de cada cliente. Queremos que sea la demanda cambiante lo que constituya el factor de diferenciaci¨®n de la arquitectura. Por eso siempre hablamos de las ciudades mediterr¨¢neas, en las que si alguien necesitaba alzar un poco su vivienda lo hac¨ªa y esos saltos configuraban la silueta de la ciudad. La normativa urban¨ªstica no permite hoy esos juegos. En lugar de ser operativa es puramente formal y ah¨ª se hunde. Estamos tratando de desarrollar otro tipo de f¨¢brica urbana, con las cualidades de cohesi¨®n y diversificaci¨®n de las ciudades g¨®ticas y mediterr¨¢neas, pero moderna.
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