El director Fr¨¹hbeck y la pianista Bashkirova

El encuentro de Fr¨¹hbeck con la Orquesta Nacional, de la que desde 1998 es director em¨¦rito, es siempre prometedor y garantiza resultados de un nivel art¨ªstico-t¨¦cnico muy elevado. Ahora han tenido el maestro burgal¨¦s y la Sinf¨®nica del Estado, la compa?¨ªa fascinante de una pianista, Elena Bashkirova, formada en Mosc¨² con su padre, nuestro admirado Dimitri. Correspondi¨® a tal solista la interpretaci¨®n de una obra no s¨®lo egregia, sino tambi¨¦n de muy honda afectividad, el Concierto n? 3, de B¨¦la Bartok. Cuando se conoci¨® en Madrid, de manos de Argenta y Javier Alfonso (7 de noviembre de 1952), no faltaron las protestas del p¨²blico. Hoy es p¨¢gina de triunfo seguro para una artista que hace de la elegancia sustantividad trascendente y de la creatividad sonora, invenci¨®n fluida e intensa. Fue, sin duda, el momento alto de la tarde, pues Fr¨¹hbeck, a pesar de las dificultades de la partitura, venci¨® y convenci¨®: es lo suyo.

No otra cosa sucedi¨® con la Sinfon¨ªa n¨²mero 9 (del Nuevo Mundo) de Dvorak, la m¨¢s completa, feliz e imaginativa de su autor, tocado en Am¨¦rica por la emoci¨®n de los cantos espirituales y de trabajo que recogiera uno de sus disc¨ªpulos estadounidenses: Henry T. Burleigh (1866-1949), a quien se debe la ¨²nica cita textual de la tradici¨®n negroamericana, Swing low, sweet chariot (Rueda ya, dulce carrito), tercera idea del primer movimiento. Fr¨¹hbeck y la ONE nos dieron una versi¨®n de gran poder evocador, flexible en matices, colores y tiempos, con aciertos como la retenci¨®n del tema de Burleigh y contrastada en su lirismo y cierto tono ¨¦pico.