?Un 'marco propio' de pensiones?
Considera el autor que el plan de pensiones complementarias auspiciado por el consejero de Empleo se suma a la corriente que cuestiona el sistema p¨²blico de Seguridad Social.
El debate sobre las pensiones en Euskadi se ha centrado en exclusiva, hasta la fecha, en si es factible o no la transferencia de la Seguridad Social tal como la pretenden los partidos nacionalistas. Ahora el nacionalismo se ha retratado y, bajo la ideologizaci¨®n soberanista del "modelo propio de Seguridad Social", nos presenta por boca del consejero de Empleo y Seguridad Social, Joseba Azkarraga (EA), un plan para desarrollar las entidades de previsi¨®n social voluntaria de empresa (EPSVs), que sintonizan ideol¨®gicamente con las posiciones de la OCDE, el FMI, el Ecofin y, sobre todo, con las entidades financieras. Una vez m¨¢s, el marco legitima el contenido del cuadro.
En l¨ªnea con estas organizaciones econ¨®micas y financieras, el Gobierno vasco argumenta la no sostenibilidad y viabilidad del sistema p¨²blico actual, por lo que "una parte sustancial del mismo es necesario que sea gestionado por entidades privadas". El razonamiento clave es el envejecimiento de la poblaci¨®n. Los datos estad¨ªsticos y demogr¨¢ficos demuestran un incontrovertible incremento de la poblaci¨®n mayor y la reducci¨®n de las tasas de natalidad, que "har¨¢ m¨¢s oneroso en el futuro la financiaci¨®n de un gasto creciente". Esto hace inexcusables ciertas reformas en las pol¨ªticas sociales, que supongan una reducci¨®n del gasto social p¨²blico "insostenible" y un fomento de la previsi¨®n privada.
Con esta iniciativa el nacionalismo se propone ser el mejor agente comercial de las entidades financieras
En un sistema privado los riesgos de la prestaci¨®n los soporta individualmente el pensionista
Los economistas ortodoxos m¨¢s reputados vienen haciendo an¨¢lisis predictivos, cuya fecha emblem¨¢tica fue en un principio el a?o 2000, respecto de la evoluci¨®n demogr¨¢fica, del crecimiento econ¨®mico del empleo y de los salarios, siempre con el objetivo de legitimar una mayor incorporaci¨®n de la iniciativa privada en el negocio de pensiones. Como muestra de sus equivocadas predicciones, hay que recordar que el estudio de la Fundaci¨®n BBV daba un d¨¦ficit en la Seguridad Social para el a?o 2000 del 1,65% del PIB (1,7 billones de pesetas). Tambi¨¦n nos alarm¨® con otro estudio en el que predec¨ªa un d¨¦ficit para ese mismo a?os de nada menos que del 2,7% del PIB (pr¨¢cticamente 3 billones de d¨¦ficit). Pues bien, no ha habido d¨¦ficit alguno. En 1999, el super¨¢vit del sistema alcanz¨® unos 244.000 millones de pesetas; en 2000, los 609.000 millones de pesetas (0,6% del PIB), en 2001 en torno a los 800.000 millones de pesetas (0,74% del PIB) y en el 2002 el super¨¢vit ha sido de m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas.
La revista de la Asociaci¨®n Internacional de la Seguridad Social (AISS) public¨® un n¨²mero especial en relaci¨®n con el envejecimiento, de la que quiero destacar la aportaci¨®n del experto H. Schulz: "Uno de los mayores enga?os perpetrados hoy en el mundo industrializado es la proclama de la noci¨®n de que en todo el mundo el envejecimiento de la poblaci¨®n ha creado una crisis", afirma. Para este autor, m¨¢s importante que la tasa de dependencia -relaci¨®n entre el n¨²mero de personas en edad de trabajar y n¨²mero de personas mayores- es el crecimiento econ¨®mico, la productividad, ya que ¨¦sta determinar¨¢ el futuro de los sistemas de pensiones, sean p¨²blicas o privadas.
Al Gobierno vasco no le interesa analizar los cambios en el mercado de trabajo, la desaparici¨®n del trabajo estable como regla y la generalizaci¨®n de la precariedad, las nuevas formas de trabajo -autoempleo, subcontrataci¨®n, teletrabajo...- o la entrada tard¨ªa en el empleo, entre otras causas, que explican un dato muy significativo: las bases de cotizaci¨®n de los nuevos cotizantes son de media un 37,43% inferiores a las del conjunto del sistema y las de las nuevas contrataciones femeninas un 13,35% inferiores a las de los varones.
El Ejecutivo aut¨®nomo pretende que, mediante la negociaci¨®n colectiva y contando con el apoyo de los agentes sociales, se consiga que el 70% de los perceptores de rentas salariales y profesionales se adhieran a los sistemas privados de pensiones. Pero no le vale cualquier aportaci¨®n. Debe ser como m¨ªnimo el 6% del salario para poder cubrir el 20% de la pensi¨®n final. Esto resulta poco atractivo para los trabajadores, cuando con una cotizaci¨®n al sistema p¨²blico apenas superior en unas d¨¦cimas obtienen una pensi¨®n completa, sin hablar de otras prestaciones que cubre la Seguridad Social, como las sanitarias.
Soy partidario, tal y como lo ordena nuestra Constituci¨®n, de mantener un r¨¦gimen p¨²blico de pensiones, que se pueda complementar con fondos de capitalizaci¨®n, preferentemente de empleo o colectivos. Esto hay que acordarlo con los agentes sociales. Pero, ?y si no hay acuerdo? Se ha hablado de imposici¨®n. Pero, detraer una parte de las cotizaciones sociales obligatorias, de manera impositiva, para ingresarla en un fondo privado ser¨ªa claramente inconstitucional.
Para hacer su propuesta atractiva, el Gobierno vasco ofrece unas ventajas fiscales muy generosas. Plantea cambiar la deducci¨®n fiscal de las aportaciones a planes de pensiones y, en lugar de reducir la base imponible, se deducir¨ªa sobre la cuota ¨ªntegra y en unos porcentajes elevad¨ªsimos: entre el 30 y 35%. (?Las ha consensuado previamente con las Haciendas forales?). El cambio en la f¨®rmula de deducir quiz¨¢s sea la medida menos criticable, al ser aparentemente la m¨¢s justa. Sin embargo, una deducci¨®n fiscal tan elevada seguir¨ªa beneficiando a las rentas m¨¢s altas y supondr¨ªa un grave recorte de la recaudaci¨®n fiscal.
La financiaci¨®n del plan mediante subvenciones para su creaci¨®n y desarrollo, gastos de formaci¨®n y fondos que indemnicen a posibles v¨ªctimas de fraude suponen un gasto p¨²blico de m¨¢s de 54 millones de euros. Esto, socialmente, es muy preocupante. Y entrando en n¨²cleo de la propuesta, hay que clarificar que en los sistemas complementarios la prestaci¨®n futura resulta imprevisible y transfiere al trabajador el riesgo de inversiones en marcados financieros muy vol¨¢tiles. Tampoco son inmunes a los problemas demogr¨¢ficos, ya que si hay m¨¢s trabajadores pasivos que activos los valores que se pongan en venta se devaluar¨¢n por el simple efecto de una mayor oferta que demanda.
Los riesgos de inflaci¨®n y de mayor longevidad son soportados por el pensionista individualmente. Pero, sobre todo, se eliminan los elementos de solidaridad que tienen los sistemas p¨²blicos de reparto (por ejemplo, cotizaci¨®n en materia de desempleo, maternidad o enfermedad), adem¨¢s de avivar las diferencias de g¨¦nero. Es curioso que en los sistemas de pensi¨®n privados la mayor esperanza de vida de la mujer produce una discriminaci¨®n, ya que se le recorta la pensi¨®n.
Estoy convencido de que en breve va a haber una campa?a respecto del "modelo de los tres pilares", implantado en pa¨ªses como en Suecia y Alemania: el sistema p¨²blico, el complementario de car¨¢cter colectivo y la aportaci¨®n que procede del ahorro individual. No valen importaciones interesadas, de car¨¢cter parcial, sin contemplar los sistemas en su conjunto: el nacionalismo pol¨ªtico se ha desenmascarado y se propone convertirse en el mejor agente comercial de las entidades financieras.
Se ha olvidado de cuestiones tan importantes como los cambios en el mercado de trabajo, los cambios sociales de la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo, de la estructura familiar, de las nuevas formas de convivencia y sobre todo de las necesarias pol¨ªticas de empleo y de crecimiento econ¨®mico.
Carlos Trevilla es representante de UGT en el Consejo Econ¨®mico y Social (CES) del Pa¨ªs Vasco.
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