Un juez investiga si vigilantes de Metro abandonaron a un usuario enfermo
"Sufr¨ª una hipoglucemia, no pod¨ªa hablar y me dejaron en la calle", dice el denunciante
Un juez de Madrid investiga otro posible caso de agresi¨®n y abandono en el metro, con tintes similares al que padeci¨® un hijo de la eurodiputada socialista Francisca Sauquillo y que concluy¨® con la condena de un jefe y dos vigilantes de seguridad del suburbano madrile?o por omisi¨®n del deber de socorro. Al hijo de Sauquillo -que se mare¨® en la estaci¨®n de Lista por una hipoglucemia ligada a la anorexia que padec¨ªa-, los vigilantes le confundieron con un drogadicto, le sacaron en volandas a la calle y le dejaron tirado en el suelo, insconciente. Falleci¨® horas despu¨¦s en un hospital.
Esta segunda v¨ªctima, seg¨²n la investigaci¨®n judicial, es un inmigrante marroqu¨ª de 37 a?os. Ahmed B. K., jefe de equipo de seguridad de una empresa de servicios, tambi¨¦n se sinti¨® indispuesto en el metro la noche del pasado 8 de febrero. Recuerda que iba sentado en un vag¨®n, sobre las dos de la madrugada, sin poder moverse ni articular palabra, y que se le acercaron tres vigilantes. "Uno de ellos me dijo: 'Venga, a la calle'. Yo no pod¨ªa moverme ni hablar; uno sac¨® la defensa [porra] y me golpe¨® muy fuerte en el hombro; los tres se re¨ªan", recuerda Ahmed.Ahmed tiene permiso de residencia en Espa?a, est¨¢ a punto de adquirir la nacionalidad, est¨¢ casado y es padre de tres hijos. "Despu¨¦s de golpearme, me qued¨¦ a¨²n m¨¢s noqueado si cabe", cuenta; "luego, me cogieron entre los tres y me sacaron hasta las escaleras de entrada al metro, y me dejaron all¨ª tirado...".
Lo pas¨® realmente mal postrado en las escaleras. Ser¨ªan las 2.30. Se arrastr¨® como pudo hasta lo alto de las escaleras, a pie de calle, y comenz¨® a pedir ayuda a los escasos transe¨²ntes que por all¨ª pasaban a esa hora. "Por favor, ay¨²denme", acert¨® a decir con voz baja y tr¨¦mula. Salvo una mujer que se compadeci¨® de ¨¦l al verle en el suelo, llorando, "las dem¨¢s personas pasaron de largo", a?ade. "Hac¨ªa mucho fr¨ªo en la calle; o, al menos, yo ten¨ªa esa sensaci¨®n, aunque quiz¨¢ fuese al contacto con la calle, porque yo sudaba mucho, era un sudor muy fr¨ªo...", recuerda. "La se?ora me vio llorar y me pregunt¨® qu¨¦ me ocurr¨ªa; yo le dije, 'por favor, ay¨²deme a telefonear a mi casa, tengo dinero'. Me sent¨ª algo mejor y, para no preocupar a mi familia, la mujer par¨® un taxi. Llegu¨¦ a casa y me acost¨¦. Al d¨ªa siguiente cog¨ª el coche para ir a trabajar a mi empresa, en Majadahonda; me sent¨ª tan indignado que distribu¨ª el trabajo entre mis compa?eros y me fui al m¨¦dico, pues a¨²n sent¨ªa un gran dolor en el hombro. Y me present¨¦ ante la Guardia Civil para denunciar lo ocurrido", agrega. La Guardia Civil, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n, ha remitido las pesquisas a sus colegas de Madrid, dado que los hechos se produjeron en la capital. Ahmed no recuerda con exactitud en qu¨¦ estaci¨®n le dejaron tirado, "aunque cree que fue en la de plaza El¨ªptica".
Aficionado al saxo
Afirma que en una ocasi¨®n anterior sufri¨® otra crisis de diabetes. Fue en un autob¨²s. "Trabajaba en la cafeter¨ªa Espejo, cerca del caf¨¦ Gij¨®n. Sobre las tres de la madrugada, cuando iba a casa en el b¨²ho me desmay¨¦; el conductor del autob¨²s no me dijo nada, pens¨® que iba dormido, o lo que fuese, y dio vueltas conmigo, y con otros viajeros, hasta casi las seis de la ma?ana. Fui al m¨¦dico y me descubrieron la diabetes".
Desde entonces est¨¢ en tratamiento, pero los s¨ªntomas, la primera y esta ¨²ltima vez, eran los mismos. "Yo soy muy aficionado al saxo y a veces me gusta ir al metro y tocar de forma desinteresada. Pero hay gente que se acerca y te deja dinero al lado. No digo nada porque tardas m¨¢s en explicar que se trata de un afici¨®n que de un negocio. El d¨ªa que me pas¨® eso con los vigilantes", a?ade, "sal¨ª de trabajar pronto, sobre las ocho de la noche, y me hab¨ªa llevado el saxo para ir a tocar un rato al metro. Estuve tocando unas dos horas en la estaci¨®n de Tribunal. Comenc¨¦ a sentirme mal y pens¨¦ que deb¨ªa irme a casa. Hice transbordo y cog¨ª la l¨ªnea 6. Empec¨¦ a ponerme peor y me mare¨¦; pasaba por estaciones sin saber cu¨¢les eran... Hasta que llegaron los vigilantes".
Ahmed asegura que, cuando se vio tendido en el suelo, sin poder moverse y casi sin poder hablar, sinti¨® una impotencia terrible. "No soy rencoroso, pero jam¨¢s olvidar¨¦ esto, no cejar¨¦ hasta ver de nuevo a esos vigilantes y decirles: 'Lo que hab¨¦is hecho no es justo, hay que ayudar a las personas'. Yo soy vigilante y no comprendo c¨®mo pudieron actuar as¨ª", destaca.
Un portavoz de Metro se?al¨® ayer que existe un parte de incidencias en el que los vigilantes se?alan que "sobre las 2.15" fueron "desalojados dos individuos en la estaci¨®n de Plaza El¨ªptica del ¨²ltimo tren". Seg¨²n Metro, era el ¨²ltimo convoy de esa noche y ambas personas "se negaban a bajarse". El parte no alude a ning¨²n tipo de violencia ni detalla c¨®mo fueron desalojadas esas personas. "Yo iba solo; no s¨¦, a lo mejor es que iba otra persona en otro vag¨®n; porque yo iba solo, bueno, con mi saxo", explica Ahmed.
Condenas
Precisamente el a?o pasado se celebr¨® en la Audiencia de Madrid un juicio contra un jefe de seguridad de Metro y dos vigilantes de Prosesa por omisi¨®n de socorro, es decir, por no atender a un muchacho que sufri¨® una hipoglucemia y que result¨® ser Francisco Javier Echeverr¨ªa-Torres Sauquillo, hijo de la eurodiputada Francisca Sauquillo. Fueron condenados a fuertes multas.
El joven se desmay¨® en la estaci¨®n de Lista y fue abandonado en la calle; muri¨® horas despu¨¦s. Los tres fueron condenados al pago de fuertes multas. Y subsidiariamente fueron condenadas la compa?¨ªa Metro y la firma de seguridad Prosesa, a la que pertenec¨ªan dos de los vigilantes, a indemnizar a la familia con 42.070 euros (siete millones de pesetas).
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