Los iraqu¨ªes asaltan la casa del hijo de Sadam y se llevan los coches de lujo
Cientos de autos son desmantelados por una turba deslumbrada por la opulencia de Uday
Familias enteras se echaron ayer a las calles de Bagdad para desvalijar organismos oficiales, palacios, algunas tiendas y hasta hospitales. Se pod¨ªa ver gente robando frigor¨ªficos, aspas de ventiladores, impresoras, ruedas de camiones, sillones giratorios, colchones, percheros, alfombras, bombillas, cunas, refrescos, balones de f¨²tbol, alpargatas... Era el d¨ªa en que se ve¨ªan ni?os con maletines de negocios y a gente cargada de aparatos sobre sus propias espaldas o en autom¨®viles, furgonetas, tractores, autobuses y carromatos arrastrados por burros.
Fue el d¨ªa en que los ni?os pobres iban con cochecitos a pedales de los ni?os ricos en plena autopista y el d¨ªa en que se pod¨ªa ver un Rolls Royce rosa echado sobre el borde de una carretera estrecha. El coche parec¨ªa decir ll¨¦vame contigo y los muchachos que pasaban por su vera parec¨ªan contestar s¨®lo me llevar¨¦ una rueda o una puerta. Conven¨ªa hacer un alto en el camino para contemplar aquello y hacerle una foto al Rolls. Pero el conductor, Abbas Salman al-Jafayi, un ingeniero de telecomunicaciones, casado con tres mujeres y padre de 11 hijos, aconsejaba: "No se detenga aqu¨ª, por favor, espere unos minutos m¨¢s, que esto no es nada. Estamos llegando a la casa de campo de Uday Husein, el hijo mayor de Sadam. Es donde tiene su colecci¨®n de coches. Lo que acaba de ver no es nada".
Y ten¨ªa raz¨®n, el Rolls Royce rosa en la carretera no era m¨¢s que un Rolls Royce. Dentro de los garajes de esa casa de campo de Uday hab¨ªa decenas de ellos. Y muchos Porches, Ferraris y Mercedes, y otros que parec¨ªan sacados de las pel¨ªculas de James Bond. Los chavales se los llevaban a piezas si no pod¨ªan llev¨¢rselo entero porque ya los hab¨ªan dejado sin motor. Se iban con una puerta, las ruedas o los sillones y dejaban el resto para el siguiente. Y sonre¨ªan y exclamaban "Sadam, no".
Son 11 garajes inmensos, todos repletos de coches de lujo. "Esto que ve no es nada comparado con lo que hab¨ªa ayer", comenta el ingeniero de telecomunicaciones. "Calculo que anoche, cuando empezamos a llev¨¢rnoslo todo, habr¨ªa aqu¨ª unos 1.200 o 1.300 veh¨ªculos. Y de lujo. Ahora quedan menos de 100. Yo mismo tengo cinco guardados en mi casa".
Y es cierto. Abbas Salman al-Jafayi no se sab¨ªa bien las marcas de esos veh¨ªculos, pero all¨ª los ten¨ªa todos en su casa. Hab¨ªa un Porche verde con los asientos de cuero verde y otro impresionante de color violeta. "?ste no s¨¦ qu¨¦ marca es... Vamos a ver... ?Ah!, s¨ª; mire, aqu¨ª lo pone: un Rolls Royce. ?Y este Mercedes est¨¢ blindado. ?Qu¨¦ es un 600? Mire, pero el mejor de todos es el que tengo aqu¨ª, al lado del refugio". Y all¨ª hab¨ªa un coche de marca o modelo Zimmer, con un ¨¢guila en la cabecera del cap¨® y unos cl¨¢xones y un dise?o espectacular. Uno de sus 11 hijos le dec¨ªa que quer¨ªa uno de los coches nuevos que hab¨ªa tra¨ªdo. Y Abbas Salman, que re¨ªa las gracias de su hijo, asegura que est¨¢ alegre porque han echado a Husein del poder, pero que si los estadounidenses deciden quedarse en su pa¨ªs ¨¦l mismo coger¨¢ sus viejos rifles alemanes para matarlos.
Pero volviendo atr¨¢s, a los 11 garajes del hijo de Sadam Husein... All¨ª la gente no ten¨ªa cara de estar haciendo nada malo. Al contrario, sonre¨ªan y posaban para las fotos. "En mi barrio, todos nos hemos llevado tres o cuatro", dec¨ªa Abbas Salman. Uno de los hangares se encontraba lleno de coches calcinados. En otro hab¨ªa un Mercedes pintado de purpurina. Enfrente, varias limusinas. M¨¢s all¨¢, el Porsche en el que ametrallaron hace tres a?os a Uday, con los impactos de bala en el cap¨® y en los asientos. En otro garaje, un Ferrari de dos puertas que se abren hacia arriba, un Fleetwood Brougham de los que s¨®lo se ven una o dos veces en la vida.
Saqueos con cierto orden
En el mismo barrio de lujo, entre palmeras, naranjos y eucaliptos, al lado del r¨ªo Tigris, pod¨ªan encontrarse tambi¨¦n las casas del hijo menor de Sadam y de su hija. Tambi¨¦n fueron desvalijadas sin que hubiese rastro de los militares estadounidenses. En uno de los chal¨¦s de los hijos de Sadam, frente a un lago artificial del tama?o de medio campo de f¨²tbol, muchachos y adultos arramplaban con el whisky, las vasijas, las ¨¢guilas de la pajarera, los libros del Cor¨¢n, las cunas blancas, los zapatos de tac¨®n de las mujeres, los botes de Nescaf¨¦, los lavabos, los retretes, las botellas de agua. Y todo se hac¨ªa en cierto orden. Los grupos se iban organizando ellos mismos.
En otro barrio, el saqueo se hac¨ªa ante el mismo rostro de los soldados estadounidenses sin que se inmutaran en absoluto. En la mayor parte de los sitios, todo transcurr¨ªa con aire festivo. Pero la plebe entr¨® tambi¨¦n a saco en el hospital Kamal Samaray y se llev¨® todo lo que encontr¨®. Y en el hospital Kindi, donde yace el ni?o Ali Smain, con sus dos brazos amputados, entr¨® la plebe y se llev¨® medicamentos y ambulancias.
Ayer se saquearon las embajadas de Eslovaquia y Alemania adem¨¢s del centro cultural franc¨¦s. En la cubana, los diplom¨¢ticos miraban con prism¨¢ticos desde la azotea intentando prevenir cualquier ataque. "Hoy nos saltaron dos aqu¨ª, pero los echamos sin tener que recurrir a la violencia. Cuando ven las casas habitadas, no suelen entrar". Jam¨¢s se vio una ciudad con tantas sillas de ruedas en medio de la calle. Todo Bagdad parec¨ªa de mudanza. Los que iban a desvalijar aparcaban sus coches con los cristales abiertos y la conciencia tranquila, de que no ser¨ªa su coche el que otros robar¨ªan. "Esto parece la cueva de Al¨ª Bab¨¢ y los 40 ladrones", coment¨® un compa?ero. "A lo mejor los 40 ladrones eran los que estaban antes aqu¨ª", le replic¨® otro.
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