T¨®picos
Debajo de los adoquines -ya no quedan adoquines en las calles- no hubo playa, hab¨ªa rebeld¨ªa; y detr¨¢s del muro, descubrimos, hab¨ªa muy poco que elogiar. Ya no se le ceder¨¢ el Parlamento vasco a la Asamblea del Pueblo Kurdo, ahora son aliados de los americanos; ni siquiera al subcomandante Marcos tras su despreciativa cr¨ªtica a ETA hace unos meses. Carrillo realiza una reflexiva apolog¨ªa del rey y Herrero de Mi?¨®n se ha convertido en el jurista de la autodeterminaci¨®n secesionista vasca. Curas en las listas electorales de los socialistas en el Pa¨ªs Vasco y veteranos izquierdistas en las del PP. Los amigos se echan innecesarias broncas. La guerra de Irak nos conduce a todo tipo de excesos; la que ten¨ªamos aqu¨ª antes, por el terrorismo, tambi¨¦n. Perturban la mente y nos conduce a la desmesura. "La guerra no tiene l¨ªmite", sentenciaba Clausewitz; es cierto, distorsiona la realidad y levanta infranqueables barreras entre los hombres.
"?Qu¨¦ pueblo m¨¢s emotivo que el espa?ol!", exclamaba Marx. T¨®pico, dec¨ªamos nosotros, racionalistas a base de los cardenales marcados por las porras y por ver muchos a?os el cielo azul a trav¨¦s de los barrotes. T¨®picos de los rom¨¢nticos, de Merim¨¦, de los existencialistas aventureros como Hemingway, el de Fiesta, el que escribi¨® lo de las campanas doblan por ti. Orgullo y pasi¨®n, antifrancesa, con Sof¨ªa Loren, Frank Sinatra y Gary Grant. T¨®pico, dec¨ªamos nosotros. Pero, c¨®mo se han levantado las pasiones por lo de la guerra de Irak.
Los que firmaron el convenio militar con Estados Unidos se quejan de que los aviones americanos pasan por arriba. Y la que era prudente derecha, con el ¨²nico deseo de que se olvidara su pasado, se excede con Aznar de la mano de Blair, brindis al mundo con sombrero vaquero, cita en las Azores a tres, como si en el Imperio de los Austrias no se hubiera puesto el sol en Flandes. Son pasiones que intercambian los papeles, las cosas no est¨¢n en su sitio, y lo peor es que nosotros, marionetas, no nos acabemos hablando. Hace tiempo que no sabemos si somos de los nuestros.
De repente, es como si aquel monumento a la racionalidad que fue la Transici¨®n no hubiera existido. Hemos perdido la prudencia, una virtud marcada a fuego por aquel enfrentamiento del 36. Es otra generaci¨®n, quiz¨¢s tengan derecho a imitar nuestra rebeld¨ªa, pero nosotros sabemos que ah¨ª debajo no hay playa.
Aznar se excede, Berlusconi, mas cauto, se embosc¨® en el ¨²ltimo momento. El PSOE coge todas las pancartas y, al excitarse tan moderado partido, empiezan a encresparse amplios sectores de la sociedad, sensibles y apasionados, movilizados por unas im¨¢genes de guerra que han desbancado a Hotel Glamour. Un maduro var¨®n atropella con su coche a unas jovencitas que se manifestaban y un polic¨ªa contesta con un porrazo cruel y descomunal a una manifestante que le ped¨ªa llamase a una ambulancia.. Un funcionario de Hacienda (estatal, quede claro) me manda volver cuatro d¨ªas despu¨¦s por un certificado (el "vuelva usted ma?ana", otro topicazo, multiplicado por cuatro) exhibiendo una gran pegatina de no a la guerra. Y eso que en vez de darle los buenos d¨ªas le espet¨¦ "salud, compa?ero", como corresponde a tiempos de revoluci¨®n. No nos hablaremos entre nosotros, correr¨¢n tiempos de revoluci¨®n, pero la maldici¨®n de Larra representada en un antibelicista funcionario, esa, siempre se mantendr¨¢.
En tiempos de mundanza, templanza, San Ignacio dixit. No superemos el exceso con mayores excesos. Espa?a, ten¨ªan raz¨®n, es un t¨®pico que, como todos ellos, se quiebra seg¨²n modas y momentos. Es tan quebradiza que una decisi¨®n de pol¨ªtica exterior, sin tropas en riesgo en ultramar, est¨¢ poniendo en riesgo la convivencia interna, situaciones que no se ven en ning¨²n otro pa¨ªs civilizado. Y, de nuevo, el t¨®pico, estas crisis siempre se han resuelto con el goyesco cainismo de matarse entre los otrora amigos.
Bordeamos el precipicio de la ruptura de la convivencia con im¨¢genes de reacciones exaltadas que s¨®lo las hab¨ªa visto en este topicazo de pa¨ªs que es Euskadi. A ver, si al final, Euskadi va a ser Espa?a.
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