El halc¨®n malt¨¦s reemprende vuelo hacia Carabanchel
Una vistosa ceremonia recobra su tradici¨®n cetrera, iniciada en 1478 tras su elecci¨®n como sede de los halconeros del rey
Carabanchel recobr¨® ayer una tradici¨®n que hab¨ªa permanecido olvidada en un rinc¨®n de su memoria desde hace cinco siglos. Para ello, con la solemnidad que tal reencuentro exig¨ªa, el antiguo municipio doble hoy integrado en Madrid regres¨® por unas horas a las postrimer¨ªas de la Edad Media. Con una singular ceremonia desplegada en la plaza contigua del templo de San Sebasti¨¢n y en el interior de esa parroquia, Carabanchel Bajo brind¨® a sus vecinos una ocasi¨®n ¨²nica para reencontrarse con las ra¨ªces de su historia. Una historia llena de sorpresas, por cierto.
Una banda de 11 j¨®venes con sombreros emplumados, atav¨ªos de grana orlada en oro y guanteletes, anunci¨® con sus atambores el comienzo de la ceremonia desde el atrio al interior del templo. Eran las seis de la tarde y las palomas y golondrinas que surcaban la tarde azul no pod¨ªan imaginar lo que se perpetraba a sus pies. En ese mismo momento, siete halcones con sus cabezas cubiertas con caperuzas de brillante cuero entraban en la iglesia posados sobre los guanteletes de otras tantas personas, tres de ellas ni?os.
La Orden de Malta tributaba cada a?o a Carlos V una rapaz que se criaba en el Concejo madrile?o
Carlos Izquierdo, concejal del distrito, se adentraba tambi¨¦n al templo flanqueado por representantes de la Orden de San Juan del Santo Sepulcro y San Hermenegildo, jefes navales de uniforme, m¨¢s cuatro cofrad¨ªas carabancheleras (San Jos¨¦, El Carmen, Santiago y San Isidro), con sus estandartes desplegados, al igual que los de la Real Federaci¨®n Espa?ola de Caza y del Gremio de Halconeros, que cobra ahora nuevo ¨ªmpetu.
Numeroso p¨²blico asist¨ªa a la ceremonia, cuyo objeto era el de conmemorar, precisamente este 11 de abril, el 525? aniversario de la concesi¨®n a Carabanchel de un distinguido fuero. El documento, le¨ªdo ayer en la iglesia de San Sebasti¨¢n, asignaba al Concejo madrile?o el privilegio de asentar a los halconeros reales. A ellos el aragon¨¦s Fernando el Cat¨®lico, mejor rey de Castilla, singulariz¨® en el a?o de 1478 como depositarios del antiguo y para ¨¦l tan caro arte de la cetrer¨ªa: Carabanchel deb¨ªa abstenerse de proveer de granos, frutos y animales a otros estamentos y reservarlos para la crianza y adiestramiento de las altaneras aves cazadoras, halcones, ¨¢guilas, azores, gavilanes, alcotanes, secres y cern¨ªcalos. Tal era, a partir de entonces, la ¨²nica y m¨¢s alta funci¨®n p¨²blica de los habitantes de Carabanchel. A cambio, el monarca conced¨ªa a la villa ventajas fiscales con las cuales pudo adquirir una desenvoltura monetaria envidiada por municipios cercanos como Getafe, Legan¨¦s y Villaverde, que reclamaron al Rey, sin ¨¦xito, estatuto parecido.
La ceremonia de ayer fue definida por el p¨¢rroco de San Sebasti¨¢n, Hilario Pe?a, como una cita hist¨®rica. Olga Gonz¨¢lez, Luis P¨¦rez S¨¢ez y Manuel Pareja-Obreg¨®n juraron ayer sus patentes de nuevos halconeros agremiados.La historicidad del momento la evocaba, con m¨²sica medieval y renacentista, el grupo Ant¨ªfona, que inund¨® el templo con dulces sones de flauta, la¨²d y acompasado atambor. Tanto la ceremonia como su contenido han podido ser reconstruidos gracias al tes¨®n de un historiador, Antonio de Castro, de 41 a?os, maestro del arte de adiestrar aves, que ha rescatado legajos y otros testimonios probatorios de la tradici¨®n halconera vinculada a Carabanchel espigando en archivos toledanos. "Hace a?o y medio los hall¨® y ahora los ha hecho aflorar de manera que nosotros", dice el concejal Carlos Izquierdo, "los asumimos como parte de nuestra rica historia".
De su pesquisa, Antonio de Castro averigu¨® que una vez establecida la capital de sus cetreros en Carabanchel por Fernando de Arag¨®n, su nieto Carlos I dispuso entregar a la Orden de San Juan de Jerusal¨¦n la custodia de la isla de Malta, frente al litoral africano. A la saz¨®n, en 1530, corsarios turcos pirateaban el Mediterr¨¢neo y Carlos le puso all¨ª su caballeresca polic¨ªa. "Por recibir tal merced, la Orden jerosolimitana hab¨ªa de enviar anualmente al c¨¦sar Carlos una vistosa rapaz, que la leyenda acabar¨ªa denominando 'el halc¨®n malt¨¦s'. El ave era adiestrada en Carabanchel", explica. La tradici¨®n se prolong¨® hasta que Fernando VI, en 1748, decidi¨® cancelarla. Fue su halconero mayor, el conde de Fuensalida, el ¨²ltimo titulado con tal timbre. Su heredero, duque de Fr¨ªas, archiv¨® sus t¨ªtulos en sus mansiones de Toledo. De all¨ª fueron recobrados por Antonio de Castro, que concibi¨® resucitar esas tradiciones carabancheleras y devolverlas al lugar donde nacieran. El primer acto de tal entrega culmin¨® brillantemente ayer.
35 parejas de rapaces en Madrid
La cetrer¨ªa consiste en la crianza y el adiestramiento para la caza de halcones regios, denominados gerifaltes, y comunes, llamados peregrinos, as¨ª como secres, de color blanco y origen escandinavo, alcotanes, azores, gavilanes y cern¨ªcalos. Las hembras de halc¨®n pueden pesar unos 600 gramos y comen un 10% de su peso al d¨ªa.
El maestro halconero templa cuidadosamente la vista de la rapaz, a la que cubre con una caperuza; regula su apetito con estudiadas dietas y fortalece su vigor con ejercicios dispuestos de tal manera que vaya habitu¨¢ndose a obedecer a su ama o amo, sobre cuya mano izquierda enguantada en piel de becerro se desplazan a espacios abiertos, trenzados por cintas llamadas pihuelas y anillados. Una vez desprovistos de capirote y lazadas, emprenden vuelos de gran belleza contra se?uelos o aves menores.
El primer vestigio conocido de la cetrer¨ªa fue hallado en un bajorrelieve en el enclave persa de Korsabad; data del a?o 1400 antes de Cristo. Por cierto, hay quien sugiere que Carabanchel deriva de la palabra persa caravan (caravana). La cetrer¨ªa lleg¨® a Espa?a por el norte de la mano de los visigodos, y por el sur, con los musulmanes. La Edad Media conoci¨® su esplendor en varias cortes peninsulares. Tras languidecer en el siglo XIX y renacer en el XX, en los ¨²ltimos cuatro a?os, expertos espa?oles han conseguido obtener hasta 1.203 cr¨ªas de halcones en cautividad. De ellos, 35 parejas viven en la Comunidad de Madrid. "De momento, el peligro de que se extingan ha desaparecido", se?ala, satisfecho, Antonio de Castro, que considera infundadas las cr¨ªticas de algunos ecologistas: "El combate entre la rapaz y el ave menor se realiza al aire libre, en condiciones naturales de igualdad", subraya.
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