La ficci¨®n y la verdad
Fernando Mar¨ªas es un buen contador de historias y su nueva novela, La mujer de las alas grises, vuelve a ser una prueba: la intriga es su punto fuerte, un argumento que alcanza al final el gran momento de suspense. El juego argumental resulta una condici¨®n b¨¢sica de esta novela polic¨ªaca en el fondo: una encuesta, una b¨²squeda de una vida de misterio y de verdad, de verdad relativa, en cualquier caso, porque ya nos encontramos en tiempos de la postmodernidad.
El juego entre ficci¨®n -ficci¨®n novelada creada entre los personajes- y lo que realmente sucedi¨® -en la ficci¨®n, est¨¢ claro, aunque pueda parecer un galimat¨ªas- da forma a la novela y hay que reconocer que el autor es un buen carpintero estructural. La obra puede leerse en busca de la soluci¨®n de un enigma o como un espejo barroco, donde las im¨¢genes son sombras de otras im¨¢genes, la ficci¨®n sombra de un enga?o anterior.
La mujer de las alas grises
Fernando Mar¨ªas
Destino. 322 p¨¢ginas, 15 euros.
Su t¨¦cnica es la de las cajas chinas: un lector lee una novela de un personaje que lee una novela, y de vez en cuando en esta segunda novela uno de los personajes escribe una narraci¨®n diferente. Esa forma de contar en distintos planos y distintas voces se?ala una de las caracter¨ªsticas de Mar¨ªas: varios narradores entrelazados. Lo cierto es que aqu¨ª uno de ellos es un falso narrador, leemos como verdad, lo que no es sino una novela.
Existen aqu¨ª otras claves que Fernando Mar¨ªas cultiva con mimo, y que resumen su calidad de narrador. Una es el juego con la historia: ?la narraci¨®n puede cambiar el signo de lo sucedido? La historia se escribe y se hace con mentiras. Los mismos d¨ªas en que leo la novela, leo que Rumsfeld, el secretario de Defensa norteamericano ha declarado: "Estamos en guerra, y como ustedes comprender¨¢n, vamos a mentir". Seg¨²n esa frase, la historia se hace por medio de la mentira. Si eso es as¨ª, no resulta extra?o que una novela mienta sobre la historia, la ficcione, la cambie. En la p¨¢gina 298 -un poco tarde, la verdad-, Mar¨ªas declara que "la duda veros¨ªmil sobre la veracidad hist¨®rica" puede servir como base para contar y montar una historia. Ese truco y ese juego sobre la "manipulaci¨®n", la "construcci¨®n" de una historia que no sucedi¨® puede servir para crear un mundo donde la ficci¨®n puede resultar convincente.
La segunda clave reside en su amor por el cine. Los protagonistas de esta obra filman, crean un mundo de ficci¨®n en las im¨¢genes. Pero, sobre todo, transpiran m¨¢s all¨¢ de la novela, que puede considerarse mejor gui¨®n que novela.
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